El COI y el Gobierno japonés están de acuerdo: los Juegos de Tokio siguen adelante
“No es el momento de tomar decisiones drásticas”, proclama el COI. “Cualquier especulación ahora es contraproducente”
El Comité Olímpico Internacional (COI) pidió a las 33 federaciones internacionales de deportes olímpicos de verano que les digan a sus atletas que “se entrenen lo mejor que puedan” y que se preparen para competir dentro de cuatro meses en los Juegos de Tokio (24 de julio a 9 de agosto) pese a que el mundo en el que viven está asolado por una pandemia cuyo final nadie puede predecir, ni la amplitud de la crisis económica mundial que desatará.
Todas las grandes competiciones deportivas internacionales están paralizadas desde los últimos días sin fecha conocida de retorno a la actividad, i...
El Comité Olímpico Internacional (COI) pidió a las 33 federaciones internacionales de deportes olímpicos de verano que les digan a sus atletas que “se entrenen lo mejor que puedan” y que se preparen para competir dentro de cuatro meses en los Juegos de Tokio (24 de julio a 9 de agosto) pese a que el mundo en el que viven está asolado por una pandemia cuyo final nadie puede predecir, ni la amplitud de la crisis económica mundial que desatará.
Todas las grandes competiciones deportivas internacionales están paralizadas desde los últimos días sin fecha conocida de retorno a la actividad, incluida la Eurocopa de fútbol, prevista para los meses de junio y julio próximos, que ha sido aplazada un año, y los primeros mítines de la Diamond League de atletismo, programados para abril y mayo y anulados sin más. Roland Garros, que se jugaba en mayo, se ha aplazado a septiembre y el ciclismo ha pospuesto o anulado todas sus carreras de abril y mayo, incluidos los monumentos de Roubaix y Lieja, según anunció este martes ASO, su organizador.
Organizados por primera vez en 1896, en Atenas, y celebrados cada cuatro años, los Juegos Olímpicos de verano solo se han dejado de disputar en tres ocasiones (1916, 1940 y 1944) a causa de las guerras mundiales.
“La decisión de seguir adelante con los Juegos en las fechas previstas siempre no se basará en razones económicas”, precisó el organismo presidido por el alemán Thomas Bach en un comunicado apoyado unánimemente por su comité ejecutivo y por todas las federaciones internacionales, “pues tenemos cubierta cualquier contingencia financiera con pólizas de seguros, sino en lo que decida, con criterios puramente de salud, la comisión especial que hemos creado en febrero junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el comité organizador local, el gobierno japonés y las autoridades metropolitanas de Tokio”.
Unas horas antes de la reunión de Bach con todas las fuerzas deportivas mundiales por videoconferencia desde una Lausana desierta por las medidas de confinación del Gobierno suizo, el COI recibió el pleno apoyo del Gobierno japonés en boca de su primer ministro, Shinzo Abe, quien la víspera había solicitado y obtenido el apoyo del G7, los siete países más poderosos del mundo. “Quiero que los Juegos Olímpicos y Paralímpicos se desarrollen a la perfección, como prueba de que la raza humana derrotará al nuevo coronavirus”, dijo, bombásticamente, el jefe del gobierno nipón, apelando, quizás, a la memoria de los más viejos de su país, para quienes los anteriores Juegos de verano desarrollados en Japón, los de Tokio 64, fueron el símbolo del renacer de su país.
Después del amanecer de un sol rojo, rojo, el símbolo del país, uno de los primeros planos de la película oficial, hermosa, de Tokio 64, dirigida por Kon Ichikawa, narra el recorrido de un atleta con la antorcha a través del mínimo pasillo humano que le abren el 20 de septiembre de 1964 decenas de miles de ciudadanos en una inmensa plaza de la Hiroshima que aún muestra cicatrices de la bomba atómica caída 19 años antes. “Nunca tantos extranjeros visitaron Japón”, recuerda el comentarista en off de la película olímpica ante planos de atletas rubias de Checoslovaquia y corredores negros de Tanzania.
Recordando aquel momento, la antorcha encendida con un rayo de sol en Olimpia la semana pasada, “el faro de la esperanza”, anulados los relevos habituales en Grecia, iniciará su recorrido japonés el 26 de marzo en Fukushima, la provincia golpeada por un terremoto y un subsiguiente desastre nuclear en marzo de 2011. Sin embargo, las imágenes de las multitudes arropando a los relevistas no se reproducirán: las ceremonias y la marcha se harán sin público, que podrá seguir su recorrido por streaming.
Encuestas negativas
Pese a las ansias de Abe, la población japonesa parece tener otras ideas respecto a la organización de un evento que llevará a millones de personas del todo un mundo tocado por el coronavirus a su país. Sendas publicadas en sus medios los últimos días señalan que un 63% de los japoneses cree que los Juegos deberían ser aplazados, mientras que un 70% piensa qué Tokio no será capaz de organizarlos.
El comité organizador puso a la venta ocho millones de entradas: 5,5 millones para el público japonés y 2,5 millones para el extranjero.
Más de 11.000 atletas de 200 países, y otros tantos periodistas, se sumarán a las multitudes. Hasta el momento están clasificados para los Juegos el 57% de los 11.000 atletas previstos, entre ellos 167 españoles (los cálculos del COE, apuntan a una participación final de unos 300). El 43% restante, señaló el COI, obtendrá su plaza mediante novedosos sistemas de asignación (ránking histórico, clasificaciones mundiales cerradas hace unas semanas). Según un cálculo del New York Times, los 15 países más golpeados en este momento por el coronavirus sumaron 4.000 de los 11.000 deportistas en Río 2016.
Este detalle lo destacará el miércoles Alejandro Blanco, presidente del COE, en la telerreunión que mantendrá el máximo rector del COI, Thomas Bach, con los presidentes de los comités olímpicos nacionales y con representantes de los atletas. “Los atletas españoles y los de los países más golpeados acudirán con desventaja a los Juegos de Tokio, pues, debido a las restricciones sanitarias, no podrán entrenarse adecuadamente”, le dirá Blanco a Bach cuando este repita que cada uno se prepare lo mejor que pueda.
Algunos especialistas en epidemias quieren recordar que el tórrido calor del verano de Tokio acabará con el virus, pero todos les recuerdan que en esa época será invierno en el hemisferio sur, y que nadie garantiza que se podrá frenar la expansión del virus por esas regiones.