El Mallorca mete en apuros al Eibar
El equipo isleño suma su primera victoria a domicilio gracias a su organizada defensa
La victoria del Mallorca en Eibar acabó en trifulca, apaciguada en última instancia por aquellos que todavía conservaban la cabeza fría. Son los nervios de una temporada avanzada y dos equipos en apuros. El de casa porque perdió, el de fuera porque ganó, ambos tenían la sensibilidad a flor de piel, sobre todo desde que Bigas acortó diferencias en el descuento y medio equipo eibarrés se lanzó a quitarle a Manolo Reina la pelota de las manos. Puede ser que el portero no estuviera exquisitamente deportivo en el lance, pero después de un gol, el balón pertenece al equipo que lo ha recibido, así qu...
La victoria del Mallorca en Eibar acabó en trifulca, apaciguada en última instancia por aquellos que todavía conservaban la cabeza fría. Son los nervios de una temporada avanzada y dos equipos en apuros. El de casa porque perdió, el de fuera porque ganó, ambos tenían la sensibilidad a flor de piel, sobre todo desde que Bigas acortó diferencias en el descuento y medio equipo eibarrés se lanzó a quitarle a Manolo Reina la pelota de las manos. Puede ser que el portero no estuviera exquisitamente deportivo en el lance, pero después de un gol, el balón pertenece al equipo que lo ha recibido, así que los eibarreses no tenían derecho a quitárselo.
Pero son cosas que en pleno fragor no se miden demasiado. Por la clasificación, por lo que se jugaban. Por un Eibar frustrado ante el planteamiento de Vicente Moreno, que desactivó el habitualmente dinámico proceder de los azulgrana de Mendilibar. El equipo armero se estrelló contra un muro de cemento armado. Como si en vez de estar jugando en Ipurua lo estuvieran haciendo unos centenares de metros más allá, en el histórico frontón Astelena eibarrés, la catedral de la pelota vasca. Los delanteros eibarreses se sintieron pelotaris por un día. Cada disparo a puerta rebotaba en el frontis, así hasta la desesperación, hasta la exasperación, que culmina en episodios como el del final del partido, desagradable pero inevitable a veces cuando la clasificación en la zona baja de la tabla se aprieta tanto.
El Mallorca supo a qué jugaba desde el principio. Se trataba de desactivar el juego del Eibar y encomendarse a la inspiración de Take Kubo, siempre una pesadilla cuando tenía la pelota en sus pies. De todas formas, el marcador no se desequilibró hasta que en una falta junto al vértice del área, Dani Rodríguez quiso poner la pelota en el área pequeña y su centro con rosca despistó a defensas, delanteros y a Dmitrovic, que se la tragó. Entró directo en la portería y adelantó al Mallorca. Estaba agonizando la primera parte y el equipo visitante tenía gran parte del trabajo hecho.
Un Eibar maniatado no había sido capaz de encontrar los espacios, con las bandas bien tapadas por un Mallorca que se multiplicó de medio campo hacia atrás. Los hombres de Mendilibar apretaron fuerte mediada la segunda parte, acosaron el área isleña y empezaron a llover centros sobre la portería de Reina, que tampoco tuvo demasiado trabajo, porque las acometidas se estrellaban en el rompeolas defensivo. Además, en el minuto 77, el Mallorca encontró de nuevo la portería de Dmitrovic. Orellana perdió en medio campo, Pozo avanzó hacia el área y allí combinó con Take Kubo, que desde la frontal ajustó su disparo al palo para hacer el segundo.
El Eibar lo siguió intentando y acortó el marcador en los instantes finales. Luego se montó la tremolina, un asunto de nervios a flor de piel, en la que hasta el árbitro se sintió desbordado. El Mallorca da un paso de gigante en Eibar, se jugaba mucho y además su trayectoria fuera de Son Moix no invitaba demasiado al optimismo para su hinchada, así que se aplicó como nunca. Una derrota le mostraba el abismo bajo sus pies, pero sacó el examen con nota. Para el equipo de Mendilibar, las cosas se complican.