La bipolar Escocia salva su primera bola de partido

El ‘XV del Cardo’, obligado a ganarlo todo para superar a Japón, resuelve ante Samoa (34-0) en ocho minutos tras estar casi dos horas sin ensayar

El escocés Russell trata de evitar el placaje de Mulipola y Alaalatoa.Adam Pretty (Getty Images)

Fiel a su identidad bipolar, Escocia salvó este lunes en Kobe, en el estadio donde juega el Vissel Kobe de Andrés Iniesta, su primera bola de partido del Mundial. No hay otra selección capaz de encajar un 31-0 en media hora ante Inglaterra en Twickenham y protagonizar en marzo la mayor remontada del Seis Naciones para acabar empatando a 38. Pese a sus dos décadas sin ganar el clásico del norte, han probado su capacidad para tumbar a los grandes pero están a años luz de la consistencia. Ya sin margen de error, superaron a la agotadora Samoa en...

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Fiel a su identidad bipolar, Escocia salvó este lunes en Kobe, en el estadio donde juega el Vissel Kobe de Andrés Iniesta, su primera bola de partido del Mundial. No hay otra selección capaz de encajar un 31-0 en media hora ante Inglaterra en Twickenham y protagonizar en marzo la mayor remontada del Seis Naciones para acabar empatando a 38. Pese a sus dos décadas sin ganar el clásico del norte, han probado su capacidad para tumbar a los grandes pero están a años luz de la consistencia. Ya sin margen de error, superaron a la agotadora Samoa en un grupo A que saltó por los aires tras el triunfo de Japón ante Irlanda. El XV del Cardo tiene por delante una tarea hercúlea para llegar a cuartos.

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Mientras el mundo del rugby celebraba la campanada de la anfitriona, en Escocia caían lágrimas. La teoría citaba a escoceses y nipones en el último encuentro de la fase de grupos por un puesto en cuartos. La práctica mantiene la cita, pero al XV del Cardo podría no valerle cualquier victoria. Ante Samoa, hicieron su parte del trato sumando los cuatro puntos del triunfo y el quinto por anotar cuatro ensayos, pero siguen a uno de los irlandeses –inalcanzables si ganan a Rusia y Samoa– y a cuatro de los anfitriones.

El duelo tenía su historia. Samoa, con sus 200.000 habitantes, es una selección orgullosa con gusto por el placaje alto, una costumbre que la gobernanza mundial del rugby intenta eliminar para reducir lesiones. Rey Lee-Lo y Motu Matu'u vieron la amarilla –diez minutos sin jugar– en su triunfo ante Rusia. Durante el partido, el medio-melé Greig Laidlaw, el líder espiritual de los escoceses, opinó en Twitter: “¿Dónde están las tarjetas rojas?” Días después, el comité arbitral se hizo eco y les suspendió tres semanas.

Escocia, arrasada por Irlanda (27-3), no prevía un envite sencillo ante un rival al que superó por los pelos en el último Mundial (36-33) y al que había ganado por un total de 13 puntos en los últimos cuatro envites. El comienzo de los europeos fue caótico, con nueve errores de manos en los primeros 25 minutos. Acostumbrados a ser el verso libre, los escoceses debían vestirse de rima consonante ante una de las selecciones más anárquicas, sin aversión alguna al riesgo. Pero a Escocia le fallan dos aspectos claves para ser previsible: delanteros que ganen metros con el balón y disciplina con las faltas.

Luces y sombras de Russell

No hay mejor termómetro en el XV del Cardo que el guadianesco Finn Russell, tan excelso en su mejor versión como irrelevante en sus sombras. Ante las manos de mantequilla de sus compañeros –y las suyas propias– el apertura cambió el guión con una tensa patada a la retaguardia samoana que cazó atento Sean Maitland. El ala posó y, 110 minutos después, Escocia anotaba su primer ensayo del torneo.

De repente, la Escocia plomiza dio paso a la dinámica. Russell encadenó un par de pases brillantes y abrió una grieta solo apta para virtuosos. Allí entraría el antihéroe Laidlaw y los samoanos, en su afán por placarle, le regalaron el ensayo. Tim Nanai-Williams debió frenar al menudo medio-melé, pero le empujó hacia los postes. En plena efervescencia, Stuart Hogg, el otro playmaker escocés, anotó un drop y rompió el partido antes del descanso (20-0). Su equipo, que había anotado seis puntos en los primeros 110 minutos de Mundial, encadenaba 17 en apenas ocho.

Pese al agotador trabajo de su delantera, sufrió hasta el final Escocia para llevarse un imprescindible punto bonus. Los samoanos cometieron dos ensayos de castigo, ambos protagonizados por el ala Ed Fidow. Primero, rompió ilegalmente la plataforma escocesa entrando por el lateral. Después, se lanzó de forma imprudente ante Maitland, sin intención de placarle. Sería expulsado por doble amarilla, una baja más de los samoanos cuando se midan el sábado a Japón. Allí estará Escocia, tomando nota.

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