Alivio para el Getafe, que logra ante el Mallorca su primera victoria en Liga

El equipo madrileño golea, no sin sufrimiento, al conjunto balear

Cucurella, futbolista del Getafe, disputa la pelota a Sastre y KuboEnrique de la Fuente (GTRES)

Enfrascado como está en la exigencia de los partidos entre semana, al Getafe le empezaba a apretar el zapato de la Liga, competición en la que no conocía el triunfo y acumulaba empates. Se alivió este domingo en un duelo que durante algo más de una hora llevó la firma del equipo de Bordalás, superior al Mallorca en conceptos que son su seña de identidad.

Apretó, empujó, bregó y embocó el Getafe, esforzado como marca su libreto, sin espacio para ...

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Enfrascado como está en la exigencia de los partidos entre semana, al Getafe le empezaba a apretar el zapato de la Liga, competición en la que no conocía el triunfo y acumulaba empates. Se alivió este domingo en un duelo que durante algo más de una hora llevó la firma del equipo de Bordalás, superior al Mallorca en conceptos que son su seña de identidad.

Apretó, empujó, bregó y embocó el Getafe, esforzado como marca su libreto, sin espacio para veleidades, pragmático y concreto hasta que, de pronto, tres arriba como estaba, dos goles mostraron grietas en su pétrea figura. Apretados los dientes de nuevo, resolvió (4-2) sin necesidad de cocinar en exceso la sentencia. El Getafe es carne cruda. Tres puntos después ve la vida de otra manera si se considera que hasta el próximo parón, dentro de quince días, llegan consecutivas citas contra Valencia, Barcelona, Krasnodar y Real Sociedad.

Al Mallorca le salió peor todo lo que podía salir mal. De principio a fin, hasta el último golpe cuando soñaba con la heroica. En las horas previas al partido perdió a Raíllo, su líder defensivo, por molestias en las cervicales. Y a los seis minutos de partido se metió un gol en propia meta justo después de haber podido abrir el marcador en una llegada de Dani Rodríguez que repelió Nyom casi bajo palos. Baba se hizo un gol a la salida de un córner con tráfico en el primer palo. No fue el único desastre. A los 18 minutos tuvo que sustituir a dos hombres, Abdul y Salva Sevilla, lesionados. A la media hora Sastre arriesgó en exceso en un forcejeó con Mata y los árbitros vieron un penalti que anotó Jorge Molina. Ocurrió de nuevo, después de un saque de esquina.

En medio de esa sucesión de catástrofes, el fútbol del Mallorca se diluyó. En realidad se fue por el desagüe aquel partido que había arrancado vibrante, más por las transiciones que por fútbol, vistoso en todo caso. Aquel inicio sin riendas se atemperó con tantos acontecimientos que volcaron la situación para que el Getafe jugase a favor de obra. Y pocos más profesionales para hacerlo que los chicos que adiestra Bordalás, que buscaron y merecieron más porque Cucurella ejerció de puñal por la izquierda. Dos veces llegó a la línea de fondo para que su pase atrás lo marrasen Jason, antes del descanso, y Molina nada más regresar.

El Mallorca salió del partido, incomodado por tantas tribulaciones, por un rival que llevó el partido hacia el parón y la fricción y lo convirtió en una colección de instantáneas. Por eso en la suma total su triunfo es incontestable: se jugó a lo que quiso el Getafe. Jason remató al palo justo antes de que, tras una deriva rocambolesca, en el área Nyom machacase con el tercero. Otra vez después de un córner. “Bordalás te quiero”, coreó entonces el graderío. La situación invitaba al festejo y la dosificación, pero el Mallorca descontó en una acción que mostró al Getafe los demonios del relajo. No apretó a Kubo, que centró sin oposición para que Budimir cabecease a la red. Todo ocurrió mientras el central Cabrera se cosía una ceja sangrante en la banda, mal momento para perder la concentración.

Con la constancia como mayor argumento, el Mallorca volvió a marcar con sutil taconazo de Budimir y lo que parecía finiquitado comenzó de nuevo. Acarició el empate, más por sensaciones que por ocasiones, el equipo de Vicente Moreno. Pero regresó el Getafe, como si se hubiese ausentado para ir al excusado. Se juntó, volvió a subir un punto la presión y Ángel firmó la sentencia.

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