La cantera de la selección es inagotable

Una factoría inagotable de talento... y de triunfos. Así podría definirse a las categorías inferiores de la selección española de futbol, que este verano han vuelto a traerse un botín más que copioso de sus aventuras internacionales. Al Europeo sub-21 ganado en Italia hace poco menos de un mes hay que añadir ahora el Campeonato de Europa sub-19 celebrado en Armenia, un torneo en el que, desde su creación en 2002, La Roja domina con una tremenda autoridad: de las 18 ediciones disputadas se ha impuesto en ocho, más del doble que Francia, su inmediato perseguidor con tres.

El equipo de San...

Una factoría inagotable de talento... y de triunfos. Así podría definirse a las categorías inferiores de la selección española de futbol, que este verano han vuelto a traerse un botín más que copioso de sus aventuras internacionales. Al Europeo sub-21 ganado en Italia hace poco menos de un mes hay que añadir ahora el Campeonato de Europa sub-19 celebrado en Armenia, un torneo en el que, desde su creación en 2002, La Roja domina con una tremenda autoridad: de las 18 ediciones disputadas se ha impuesto en ocho, más del doble que Francia, su inmediato perseguidor con tres.

El equipo de Santi Denia pasó por encima de Portugal, campeona hace un año, y selló un nuevo triunfo para la generación del 2000, que hace dos veranos ya había salido victoriosa del Europeo sub-17. Tras asomarse al abismo en las semifinales ante Francia por pecar de un excesivo conservadurismo, España aprendió la lección y saltó al campo decidida a mover rápido el balón y no contemporizar en busca de la victoria. Tenían muy claro el camino los españoles, que descaradamente buscaban la espalda de los laterales portugueses para profundizar por banda. Tanto Miranda (Barcelona) como Víctor Gómez (Espanyol se desdoblaban continuamente y generaban superioridades asociándose con Bryan (Sevilla) y Ferran (Valencia), que se erigieron como las auténticas pesadillas de los defensas lusos durante toda la noche.

Precisamente fueron ellos los protagonistas del tanto que abrió el marcador. El escurridizo extremo del Sevilla desbordó por la izquierda y puso un balón que, tras ser desviado por la zaga portuguesa, Ferran remató de primeras, haciendo inútil la estirada de Biai. Un gol no hizo más que constatar la superioridad que España había demostrado durante la primera media hora de juego, y que obligó a Portugal a abrirse en busca del tanto del empate.

España aceptó la invitación y, con espacios, disfrutó de los mejores minutos de juego de todo el torneo. Sin resignarse a conservar el marcador, la selección volvió a dar otro paso al frente y no tardó mucho en sentenciar el choque. Pudieron hacerlo Abel Ruiz o Sergio Gómez, pero fue de nuevo Ferran, líder natural de esta generación, el que aprovechó tras la reanudación una jugada casi calcada a la del primer gol para poner el segundo y confirmar un nuevo triunfo de una cantera que parece inagotable.