La gran limpia del Ineos

Justo cuando el Tour pasa su ecuador, el equipo de Thomas se ha quitado de en medio a los rivales que más temía

Albi -
Thibaut Pinot tira al frente de un grupo camino de Albi.JEFF PACHOUD (AFP)

Los hermanos franceses no eran siameses.

Alaphilippe colaboró en la trampa que atrapó a Pinot. Son amigos, pero corren en equipos diferentes. Son rivales. Pinot dijo "no tengo nada que decir"; Alaphilippe dijo que nada había cambiado, que no tomará el relevo como aspirante al Tour, que, aunque el Tour haya cambiado de cara en cinco horas, lo que había dicho por la mañana de que no pensaba en la general lo seguía diciendo por la tarde.

En Enric Mas, protegido por la magnífica sombra amarilla de su compañero líder, nadie se fija, y él, amante de volar por debajo de los rad...

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Los hermanos franceses no eran siameses.

Alaphilippe colaboró en la trampa que atrapó a Pinot. Son amigos, pero corren en equipos diferentes. Son rivales. Pinot dijo "no tengo nada que decir"; Alaphilippe dijo que nada había cambiado, que no tomará el relevo como aspirante al Tour, que, aunque el Tour haya cambiado de cara en cinco horas, lo que había dicho por la mañana de que no pensaba en la general lo seguía diciendo por la tarde.

En Enric Mas, protegido por la magnífica sombra amarilla de su compañero líder, nadie se fija, y él, amante de volar por debajo de los radares, lo disfruta.

A Landa no se le pasa rápido la furia y no encuentra razones para subir al podio junto a sus compañeros del Movistar, que reciben el premio a mejor equipo de la general. Con orgullo lo reciben los que dejaron el primer pelotón, Amador, Erviti y Oliveira, para retrasarse y hacer lo posible para que Landa no acabara en las catacumbas. Todos lucirán desde el miércoles un casco amarillo que no es algo que emocione, pero que al menos significa que mal no lo hacen. Y que ganar el Tour sigue siendo una posibilidad. Con Nairo de líder, claro, como Nairo fue el líder en 2013 cuando el que sufrió un enganchón en un abanico fue Valverde. Todos también saben, de todas maneras, que el gran beneficiario de la limpia de Albi fue el Ineos de Thomas y Bernal, segundo y tercero en la general. Antes incluso de llegar a la montaña, los grandes favoritos en Bruselas han perdido de vista a Pinot y Fuglsang, a quienes consideraban los rivales más peligrosos. Y a su favor jugará la contrarreloj de Pau del viernes.

"Estamos como siempre. El Tour parece que solo puede tomar este camino", dice Eusebio Unzue, el jefe del Movistar. "Pase lo que pase antes, llega siempre un día en el que todo se aclara para el Ineos, que ahora tendrá muchos menos rivales a los que vigilar. Y nosotros ya solo tendremos un líder, Nairo, claro, para el que Landa deberá trabajar".

Al ciclismo español, que no es solo el Movistar, le queda la esperanza de Mas, quien, como preveía, ha gozado en toda la primera mitad del Tour, el Tour mental, el de los nervios, el estrés y el desgaste del llano, de la protección de todo el Deceuninck, el mejor equipo del terreno. En un equipo en el que todos trabajan para todos, Mas ha estado exento de labores pesadas, como un niño mimado. No ha tenido que subir ni un botellín de agua. Es su corredor para la última semana.

Pasado el llano, el debutante mallorquín, de 24 años, llegará a su Tour, el Tour de las piernas, el de las montañas (el jueves, Pirineos: Peyresourde y Hourquette d'Ancizan), como sexto en la general, a 34s de Thomas, el corredor de referencia. Sus aspiraciones reales no las confiesa; su táctica ya la avanza: dar las menos pedaladas posibles, estar a la rueda de Ineos y Movistar y hasta que el cuerpo aguante.

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