Landa se ve aún capaz de triunfar en el ‘Juego de Tronos’ del Giro

El líder del Movistar se dice "muy optimista" aunque ve a Nibali como el más probable vencedor del 'dragón' Roglic

Landa, entre sus compañeros Carapaz, a la izquierda, y Sütterlin.LUK BENIES (AFP)

Es lunes, y como todos los lunes de Giro, en la mesa de desayuno del Movistar se habla de Juego de Tronos. Habla, sobre todos, el director del equipo, Txente García Acosta, cuyo reloj biológico le despierta todos los lunes a las seis de la mañana, la hora de la serie, que se pone a ver inmediatamente. Después, provoca, amenaza con spoilers fulminantes cuyo peligro llegó al paroxismo el día del capítulo final. Los ciclistas, que esperan a la noche para verlo, aguantan el tirón como pueden, y cuando Txente pronuncia palabras como dracarys a algunos les vuela la imagina...

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Es lunes, y como todos los lunes de Giro, en la mesa de desayuno del Movistar se habla de Juego de Tronos. Habla, sobre todos, el director del equipo, Txente García Acosta, cuyo reloj biológico le despierta todos los lunes a las seis de la mañana, la hora de la serie, que se pone a ver inmediatamente. Después, provoca, amenaza con spoilers fulminantes cuyo peligro llegó al paroxismo el día del capítulo final. Los ciclistas, que esperan a la noche para verlo, aguantan el tirón como pueden, y cuando Txente pronuncia palabras como dracarys a algunos les vuela la imaginación hacia Roglic, el devastador, al que colocan inmediatamente una llamarada en la boca, tan centrados están en el Giro que les consume las fuerzas y les satura la cabeza.

“Entonces, si Roglic es Daenerys y, digamos, Nibali es Jon Nieve, ¿Landa, quién sería?”, le preguntan, después, los periodistas ingenuamente a Txente. Y el técnico navarro empieza… “pues Landa es... Jaja, he estado a esto de decirlo, pero tendréis que ver el capítulo para saberlo…”

Nibali da una pista: “Roglic ha jugado hasta ahora en casa, en las contrarreloj. Vienen las montañas, donde a él ya le he visto lagunas que no sé si ha sabido colmar… En el pasado Tour, por ejemplo, él se había quedado cortado en el Alpe d’Huez, donde yo me caí, y él se puso a rueda mía todo el tiempo, sin darme un relevo, y eso que yo iba con un golpe tremendo en la espalda”.

El Giro del 19 ascenderá el jueves, etapas 12ª, en Piamonte, su primer puerto de primera. Será el inicio de una traca estruendosa que propondrá en sus últimas nueve etapas en línea nueve puertos de primera (categoría que en Italia equivale al hors catégorie del Tour) y nueve de segunda. Serán 281,5 kilómetros de ascensión para cubrir un desnivel de 19.053 metros al 6,8% de media, y cinco finales en alto.

“A Nibali le veo ganador, a mí se me ha puesto muy cuesta arriba”. Pese a que Rojas, su compañero de habitación, es el mayor fanático de la serie, Landa, el rey del Movistar, ni ve Juego de Tronos ni le interesan ni la trama, ni la intriga ni las armas de destrucción masiva. Ni siquiera la lucha por el poder dentro del equipo, que él asume más como una responsabilidad que como un lujo. “Claro que sería mucho más agradable ser un corredor sin responsabilidades, de los que solo se habla cuando lo hacen bien y el resto del tiempo despiertan indiferencia, pero sabía que este momento iba a llegar antes o después, y cuando tocan palos, los acepto”, dice el escalador Landa el día de descanso, que equivale a dos horas de culotte al sol por fin y unas cuantas más tumbado en la cama. “Llevo tiempo peleando, pidiendo el liderazgo y no me voy a quejar. Estoy un poco decepcionado de mi situación, peor de lo previsto [30º en la general, a 4m 52s de Roglic], pero soy muy optimista. Todos conocemos el Giro”.

No será su compañero también escalador Carapaz [20º, a 3m 16s del esloveno] quien le discuta la capitanía del Movistar. “Mikel aún no ha acabado de encontrarse pero se encontrará. Vienen dos semanas muy duras. Mikel sigue siendo el líder. Confiamos mucho en Mikel, que ya ha demostrado que ha hecho grandes cosas en las grandes, etapas, podio…”, dice el ecuatoriano al que los colombianos hacen suyo y encarna su esperanza. Dentro del Movistar es un Nairo en versión tranquila, de exigencias en voz baja. Un ciclista que espera. No reclama el trono que sabe que, vista su forma, exuberante, acabará siendo suyo.

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