Brasil crece, Argentina sufre

Correa mete el 0-1 definitivo en Marruecos en un partido arruinado por el viento y Gabriel Jesús destaca con dos goles en Praga al frente del próximo anfitrión de la Copa América

Gabriel Jesús se desmarca en Praga.JOE KLAMAR (AFP)

El viento del Estrecho barrió el estadio de Tánger con ráfagas huracanadas. Los banderines de córner se doblaban, las redes de las porterías se sacudían con violencia, las banderas de plástico volaban por el aire y el balón se comportaba de manera impredecible. Si lo colocaban en el suelo en un tiro libre, el torbellino lo hacía rodar. Si un futbolista daba un pase, se frenaba o se aceleraba. Nadie conectaba con nadie. Los balones centrados cambiaban de dirección burlando las botas de los rematadores. Todo era imprecisión en el partido amistoso que midió a Marruecos con Argentina este martes, ...

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El viento del Estrecho barrió el estadio de Tánger con ráfagas huracanadas. Los banderines de córner se doblaban, las redes de las porterías se sacudían con violencia, las banderas de plástico volaban por el aire y el balón se comportaba de manera impredecible. Si lo colocaban en el suelo en un tiro libre, el torbellino lo hacía rodar. Si un futbolista daba un pase, se frenaba o se aceleraba. Nadie conectaba con nadie. Los balones centrados cambiaban de dirección burlando las botas de los rematadores. Todo era imprecisión en el partido amistoso que midió a Marruecos con Argentina este martes, un bodrio sin siquiera disparos a portería que destempló a los jugadores, que acabaron fuera de sitio, dándose patadas, enganchados en trifulcas ante la impotencia de los árbitros, que no querían expulsar a nadie para no arruinar todavía más el espectáculo. Esta vez los hinchas argentinos no podrán culpar a Messi del mal juego ofrecido por su selección. Nunca se sabrá por qué ocurrieron las cosas en este partido extraño, de tanta distorsión que provocó la ventolera.

Cuando la noche parecía cerrarse sin fruto, en el minuto 83, Ángel Correa aprovechó un error de la defensa marroquí para ajustar un tiro cruzado. El gol tuvo carácter excepcional. Servirá para aliviar mínimamente la penuria argentina, que ganó pero no se sabe cómo jugó.

A Brasil le va mucho mejor. Sin Neymar en Praga, la selección de Tite se batió en una velada fría que calentó progresivamente. Comenzó adelantándose Pavelka para los checos en el minuto 37. Empató Firmino a la vuelta del descanso y cuando entraron Arthur, Neres y Gabriel Jesús en la segunda mitad acabaron dándole la vuelta al partido por completo. Gabriel Jesús metió los dos goles definitivos. Brasil acabó ganando con holgura (1-3). Pero, sobre todo, ofreció una impresión de equipo firme camino de la Copa América de la que será anfitrión.

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