Alaphilippe gana su pequeño Mundial en La Unión

El francés se impone a Supermán López y Carapaz al final de una etapa durísima, en la que Froome perdió más de media hora

Alaphilippe, triunfador en La Unión.Anderson Bonilla (Tour Colombia 2.1)

Los ciclistas europeos que ya son más colombianos que europeos, tantos años llevan en el altiplano, como Óscar Sevilla, describen las sensaciones que provoca en el cuerpo correr en altura y parece que describen los instantes previos a un ataque al corazón. Habla, y arruga el gesto para transmitir lo desagradable de las sensaciones, el corazón en la boca latiendo descontrolado, el frío, el dolor en los brazos, y el oxígeno que pena para llegar al cerebro. Y tan exagerada es la descripción que hacía el manchego, aún ciclista de nivel a sus casi 43 años, del circuito de La Unión, 177 kilómetros q...

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Los ciclistas europeos que ya son más colombianos que europeos, tantos años llevan en el altiplano, como Óscar Sevilla, describen las sensaciones que provoca en el cuerpo correr en altura y parece que describen los instantes previos a un ataque al corazón. Habla, y arruga el gesto para transmitir lo desagradable de las sensaciones, el corazón en la boca latiendo descontrolado, el frío, el dolor en los brazos, y el oxígeno que pena para llegar al cerebro. Y tan exagerada es la descripción que hacía el manchego, aún ciclista de nivel a sus casi 43 años, del circuito de La Unión, 177 kilómetros que valdrían para un Mundial o para una pequeña Lieja disputada a casi 2.500 metros de altura, donde el oxígeno ni pesa.

Seguramente Julian Alaphilippe estaría de acuerdo con ambas afirmaciones, y diría ok mientras intenta recuperar el pulso, el aliento, la vida casi después de un sprint matador y victorioso. Está feliz y cubierto de los papeles que en triunfo le ha lanzado la afición al cruzar que de lejos simulan pétalos de hortensia blancas, verdes, rosas, los colores de la bandera del lugar. Levanta la vista durante la conferencia de prensa en el ayuntamiento de La Unión, y admira con un silbido sordo el patio en que se celebra, sus arcadas y balconadas, sus hortensias inevitables, siglo XVII manchego-español en la línea del Ecuador. Le rodean frescos de artistas locales que más incluso que Cien años de soledad explican a los visitantes qué es Colombia y qué es el realismo mágico. Uno de ellos representa una laguna en la que deidades en bikini golpean los bongos para solaz de unos niños que chapotean y una diosa desnuda toca el saxofón. En frente, la santísima trinidad: Jesucristo con el libertador Simón Bolívar a su izquierda y el pensador y ensayista local Félix María Restrepo, un agnóstico que se dejó crecer pelo y barba mediado el siglo pasado para protestar contra el ostracismo al que le sometió la sociedad biempensante y amante de la obscuridad.

Alaphilippe, y su perilla de D’Artagnan y su sonrisa radiante y rey de la montaña del último Tour, es un francés que ama Colombia y ama ganar en Colombia. Lo hizo el año pasado en el Tambo, lo hace en 2019 en la altura de La Unión, donde estuvo en fuga loca todo el día y remató al final, con ciencia y piernas, una victoria rodeado de lo mejor del ciclismo colombiano (y ecuatoriano), o sea, de lo mejor del mundo. El Tour Colombia no es la Lieja ni es un Mundial duro ni la Amstel ni el Giro de Lombardía, pero en la clasificación final de cualquiera de las cuatro clásicas no desentonaría que los primeros puestos los ocuparan nombres como Supermán López, Richard Carapaz, Dani Martínez o Egan Bernal. O el del mismo Alaphilippe, ganador de la última Flecha Valona y líder francés en un Mundial en el que se rindió ante Alejandro Valverde, a quien se podría definir como un Alaphilippe en viejo. Ninguno de ellos pasa de los 25 años; alguno acaba de cumplir 20. Todos estuvieron cerca de Alaphilippe y algunos le pelearon la victoria, que logró por delante de sus últimos cuatro compañeros de fuga, los amigos López y Carapaz, que cuando se entrenan pescan truchas juntos en el lago de Tota, en Boyacá, a 3.000 metros de altura, para relajarse, y los más jóvenes Martínez y Sosa.

Alaphilippe es también el líder del Tour, con 8s sobre Martínez, 23s sobre López, 29s sobre Sosa, 53s sobre su compañero Jungels y 55s sobre Carapaz. No apuesta, sin embargo por su victoria final porque considera imposible para él la última etapa, que termina con la subida de Las Palmas, 16 kilómetros entre Medellín y el aeropuerto. No lo ve tan difícil como lo podría ver Chris Froome, pero casi. El inglés corre con un plátano entero, que asoma por su bolsillo, porque, como dice Nairo, otro del plátano, si lo lleva cortado y envuelto en aluminio, como lo llevaba antes, el plátano se negrea y se ablanda y cuando iba a cogerlo para comerlo metía el dedo en la papilla y se pringaba todo. El potasio de la fruta de piel resbaladiza no le protegió, sin embargo, ni le ayudó. El ganador de cuatro Tours y un Giro y una Vuelta no ganará el Tour Colombia: se quedó cortado al comienzo de la etapa, atrapado detrás de una caída, y perdió más de media hora.

Si no hablan de Froome más que los taxistas que le han visto intentar subir el alto de Palmas sus días de entrenamiento, sudoroso y resoplando para absorber el máximo del oxígeno esquivo de las alturas, de Supermán López todos hablan. Camino de La Unión fue el único capaz de saltar del pelotón de persecución, ante la misma cara de Egan, Nairo y Rigo, que lo intentaron y no pudieron. Exuberante de forma, a él, a López, Boyacense de Pesca, campesiono, es a quien se espera el domingo para ser proclamado campeón.

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