El Getafe es demasiado hueso para el Espanyol

Tercera derrota consecutiva de los de Rubi, que apenas aparecieron en el partido

Los jugadores del Getafe celebran un gol.FERNANDO ALVARADO (EFE)

Transitaba el partido plomizo, contagiado por el frío que se vivía en Getafe. Se aburría todo el mundo en el Coliseum porque ni el equipo local ni el Espanyol generaban el más mínimo peligro. Lo más entretenido sucedió al principio de la segunda parte cuando se fue la iluminación de una de las torres. Se apagó la luz —o parte de ella— y se encendió el Getafe. Nada más reanudarse el partido, tras los pocos minutos que se necesitaron para solventar el problema, apareció Jorge Molina para hacer de Jorge Molina. El delantero tiró un pequeño desmarqu...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Transitaba el partido plomizo, contagiado por el frío que se vivía en Getafe. Se aburría todo el mundo en el Coliseum porque ni el equipo local ni el Espanyol generaban el más mínimo peligro. Lo más entretenido sucedió al principio de la segunda parte cuando se fue la iluminación de una de las torres. Se apagó la luz —o parte de ella— y se encendió el Getafe. Nada más reanudarse el partido, tras los pocos minutos que se necesitaron para solventar el problema, apareció Jorge Molina para hacer de Jorge Molina. El delantero tiró un pequeño desmarque en busca de un balón largo, puso a dormir el cuero con un sutil control en carrera y realizó un magnífico reverso antes de mandar la pelota a la red. Golazo de ariete puro.

En un equipo de currantes, Molina tiene claro cuál es su oficio. Él es el delantero centro, el que baja los numerosos balones largos que basan el juego del Getafe. Siempre cumple eficientemente en esa función y, a veces, como ayer, también marca goles.

El Getafe sigue a lo suyo en esta Liga, sólido como el pedernal. En cambio, el Espanyol se deshace como el talco. Ya es la tercera derrota consecutiva de los de Rubi, que en el Coliseum no dejaron nada para el recuerdo. Granero y Darder fueron anulados por el fiero mediocampo azulón, Mario Hermoso acumuló fallos en defensa y Borja Iglesias apenas ganó una vez en su pulso con Djené.

El Getafe arrasó en la segunda parte porque no se relajó tras el gol. Siguió apretando, y así llegó el segundo. Arambarri achuchó a Hermoso y salió triunfador en una pugna que le dejó vía libre hacia la portería de Diego López. El uruguayo fue generoso y cedió para que Jaime Mata marcase a placer. Para entonces el Getafe jugaba ya sin rival. Los de Bordalás defendían y atacaban con comodidad y hasta el lateral Antunes se permitió marcar con un chut lejano que rebotó en Javi López. Lo mejor del Espanyol apareció ya al final, con un par de ocasiones claras que poco significaron.

Sobre la firma

Más información

Archivado En