El Girona se agarra a Europa

Los de Machín se mantienen en la pelea por alcanzar la Europa League después de imponerse al Alavés (1-2) en un duelo alborotado

Los jugadores del Girona celebran el primer gol.L. RICO (EL PAÍS)

Si hace exactamente una vuelta les hubiesen anunciado a Alavés y Girona que el primero viviría la primavera con la tranquilidad del que se sabe salvado y el segundo afrontaría el tramo final del campeonato agarrado al tren de Europa, probablemente ninguno de los dos se lo hubiese terminado de creer. El desahogo hubiera sido la reacción más lógica en Vitoria, donde en invierno visitaban Montilivi como colistas, con el agua al cuello y haciendo frente a una creciente inestabilidad institucional que había desembocado ya en la contratación del tercer entrenador de la temporada y a la postre artífi...

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Si hace exactamente una vuelta les hubiesen anunciado a Alavés y Girona que el primero viviría la primavera con la tranquilidad del que se sabe salvado y el segundo afrontaría el tramo final del campeonato agarrado al tren de Europa, probablemente ninguno de los dos se lo hubiese terminado de creer. El desahogo hubiera sido la reacción más lógica en Vitoria, donde en invierno visitaban Montilivi como colistas, con el agua al cuello y haciendo frente a una creciente inestabilidad institucional que había desembocado ya en la contratación del tercer entrenador de la temporada y a la postre artífice de la hazaña, el Pitu Abelardo. Algo aproximado a la estupefacción hubiese provocado en Girona, donde entonces, solo unos meses después de aterrizar en la cumbre por primera vez en su historia, hablar de Europa sonaba a ficción. Ayer, después de asaltar Mendizorroza (1-2) gracias a los goles de Aleix García y Stuani en un duelo alborotado y polémico, con dos tantos anulados al Alavés y un penalti a favor de los catalanes, el sueño continental permanece más vivo que nunca, a solo un punto de distancia.

Mucho antes de anoche, tras ese primer careo entre ambos, era el Alavés el que tenía una urgencia inmediata. Aquel objetivo de la salvación, por entonces una quimera, lo terminaron certificando los muchachos de Abelardo incluso antes de lo esperado. Y ya con esa tranquilidad del deber cumplido se presentaron anoche ante un Girona que aterrizó en Vitoria con las mencionadas cuentas abiertas por Europa. Pero sobre el tapete no parecía este el guion prestablecido. La caraja inicial de los de Machín dejó pista abierta a un Alavés en el que trataba de gustarse con cierta ansia Burgui, uno de los no habituales a los que dio carrete Abelardo. A la voluntad del extremo le acompañaron las ocasiones Guidetti y Munir. No atinó ninguno de los puntas. El sueco sucumbió ante Bono en un mano a mano nada más comenzar y el canterano culé no dirigió bien un testarazo que lamió el larguero del arco de su compatriota.

A todo esto seguía ausente el Girona, tratando de rescatar ese estilo e intensidad que le metieron de lleno entre los candidatos por Europa. Después de cuatro pinchazos consecutivos que le bajaron de la nube, le costó encontrar su fórmula en Mendizorroza, donde también tiró de rotaciones Machín, que dio bola a hombres como Alcalá, Aleix García, Olunga o Lozano. Precisamente en la cabeza del hondureño tuvieron la más clara ocasión en la primera mitad. Sin oposición, el ex del Barcelona remató a las manos de Pacheco.

Poca más miga que ese par de llegadas de uno y de otro tenía un partido con escaso rastro de fútbol y que se encargó de agitar Aleix García a falta de de media hora. Ni tres minutos después de que el colegiado anulase por fuera de juego un tanto de Sobrino, el talentoso volante cedido por el Manchester City encontró la colaboración de Pacheco en una falta lateral que se paseó en el área y botó en la cara del petrificado guardameta antes de colarse su arco.

El gol fue un premio excesivo para un Girona que poco después de librarse del empate en otra jugada invalidada por el colegiado se encontró con la sentencia. Un codazo de Ely a Juanpe desembocó en el 18º tanto de Stuani, que no falló desde los once metros. Ni el susto final de Pina con una precisa volea, ni otra jugada de alboroto en el descuento, cortaron el sueño de un Girona que se empeña en agarrarse a la lucha por Europa.

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