El Chelsea culmina su regreso y gana su sexta liga inglesa

El técnico Antonio Conte se convierte en el cuarto italiano que gana la Premier en los últimos ocho años

Gol de Batshuayi que sirvió para derrotar al West Bromwich Albion y dar el título de la Premier League al Chelsea.Carl Recine (REUTERS)

Un triunfo más, en esta ocasión en casa del West Bromwich Albion (0-1, con gol de Batshuayi a nueve minutos del final), el número 28 en 36 jornadas, le sirvió al Chelsea para ganar su quinta Premier League desde la llegada hace catorce años de Roman Abrahamovic a un club que hasta entonces solo había ganado una Liga en el ya lejano 1955. Es el triunfo del equipo que más goles marca, el que es capaz de llevar a la red uno de cada cinco disparos y el que menos concede a sus rivales, apenas una media de 2,7 tiros por partid...

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Un triunfo más, en esta ocasión en casa del West Bromwich Albion (0-1, con gol de Batshuayi a nueve minutos del final), el número 28 en 36 jornadas, le sirvió al Chelsea para ganar su quinta Premier League desde la llegada hace catorce años de Roman Abrahamovic a un club que hasta entonces solo había ganado una Liga en el ya lejano 1955. Es el triunfo del equipo que más goles marca, el que es capaz de llevar a la red uno de cada cinco disparos y el que menos concede a sus rivales, apenas una media de 2,7 tiros por partido en dirección a Courtois. Ganó el equipo más sólido, “frío como el hielo”, según describe Jürgen Klopp, técnico del Liverpool, un combo en el que once jugadores han disfrutado del 70% de los minutos. “Han tenido suerte con la lesiones”, dice Klopp. “No jugaron en Europa”, rebaja Arsène Wenger, desde el Arsenal. Pero el Chelsea, campeón hace dos años con la base que al siguiente ejercicio acabó décimo, ha vuelto. “Estamos construyendo una buena base en un momento de transición”, concluye el técnico Antonio Conte. Cuatro de las últimas Premier League las han ganado equipos bajo la dirección de técnicos italianos.

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Hace año y medio el Chelsea parecía albergar a un grupo de futbolistas acabado, décimosexto en la tabla, con Mourinho despedido y la sensación de que debería afrontar una importante renovación en su plantel. En verano gastó algo más de 130 millones en reforzarse con apenas cuatro hombres. El más caro de ellos, el delantero belga Michy Batshuayi (39 millones), apenas ha jugado y nunca ha sido titular en el campeonato, pero marcó el gol que dio el título. También llegaron Kanté, David Luiz y Marcos Alonso, que se consolidaron en un once tipo al que también se agregó el recuperado Victor Moses, que tras sendas anodinas cesiones a Stoke y West Ham se ha convertido en pieza esencial para el campeón. Todo lo demás ya estaba en Stamford Bridge: la seguridad de Courtois, la solvencia defensiva de Azpilicueta, que no se ha perdido ni un minuto, o el indómito olfato goleador de Diego Costa. Pero si hay que señalar dos retornos estelares a su mejor versión ahí están Hazard y Pedro.

Con todo, el cambio del Chelsea se empieza a visualizar desde Moses y Marcos Alonso, carrileros que abren el campo en un dibujo cuya asunción resultó balsámica para el equipo. Conte había ganado sus tres primeros partidos en Inglaterra, pero firmó un septiembre negro con un empate en Swansea, una derrota en casa ante el Liverpool y una goleada encajada en campo del Arsenal. “A pesar de aquellas victorias del inicio no estaba muy tranquilo”, rememora el entrenador. Lo que pasó después fue extraordinario: en los seis siguientes partidos no encajó gol y marcó 17, sumó trece triunfos consecutivos para igualar la racha del Arsenal quince años antes. “No me dijo nada especial, simplemente me puso allí”, relata Moses cuando recuerda lo que ocurrió antes del partido contra el Hull el 1 de octubre, cuando pasó de ser un extremo más a convertirse en un excelente lateral derecho. Conte ya había cambiado el sistema en el final del partido en el Emirates, pasó a jugar con tres centrales y dos jugadores de banda con un largo recorrido.

Los jugadores del Chelsea mantean tras el triunfo a su capitán John Terry, que se despide del equipo.Laurence Griffiths (Getty Images)

Había sido remiso a emplear el mismo dibujo que le había llevado al éxito con la Juventus y la selección italiana. En sus albores como técnico, Conte ascendió a la Serie A a Bari y Siena con equipos conformados por cuatro zagueros y un doble pivote. “Mi sistema preferido es el que me permite ganar”, explica. El cambio sacrificó a una gloria del club como Ivanovic, que en invierno se marchó al Zenit ruso, y a Cesc Fàbregas, que se convirtió en un decisivo jugador número doce tras aceptar y ganar el desafío de convertirse en importante para un entrenador que no le consideraba básico. Hace tres jornadas, en un partido que se complicaba en Goodison Park frente al Arsenal, el centrocampista catalán, apenas doce veces titular este año en la Premier, salió una vez más del banquillo para marcar diferencias. Tras el partido se dieron un sonoro abrazo sobre el césped. En los dos últimos Fàbregas partió de inicio para ejercer de faro del equipo. “Mi trabajo no es tener a los jugadores felices sino trabajar duro, ganar y mantener esa mentalidad. Quiero futbolistas listos para luchar y tratar de que ganemos juntos, si son infelices no me importa, pero venían de ser décimos y ahora pelean por la Liga y la Copa”, explica Conte sobre la gestión de egos en el vestuario. No ha tenido aparentes problemas en un equipo en el que bastantes suplentes apenas han tenido opción. “Conmigo fue honesto desde el primer día”, dice el capitán John Terry, casi inédito en su última temporada en el club.

El Chelsea ha vuelto, pero Conte debe completar su trabajo y necesitará refuerzos porque atender a más frentes requerirá una mayor profundidad de banquillo. Además ha abierto un debate sobre sus emolumentos, a mitad de camino respecto a la nómina de Guardiola, Mourinho, Klopp o Wenger. “El dinero no es lo más importante, pero da a entender el valor de las personas”, explica antes de dejar claro que su voluntad es seguir en Londres, donde firmó el pasado verano un contrato por tres años. Apenas uno le ha bastado para ganar su cuarta liga como entrenador después de las tres que logró con la Juventus. En esas cuatro campañas solo ha perdido doce de los 150 partidos que ha dirigido.

Desde 1992 no es campeón un equipo dirigido por un técnico inglés

Antonio Conte es el cuarto entrenador italiano que gana el título de liga en Inglaterra. Ocho de los últimos campeones los vencieron equipos dirigidos por técnicos transalpinos: Ancelotti, Mancini, Ranieri y ahora el técnico de este inabordable Chelsea. Desde 1992, justo en la última campaña antes de la creación de la Premier League, no triunfa un equipo con un entrenador inglés al mando. El último fue Howard Wilkinson con el Leeds United.

Estos son los últimos ocho entrenadores campeones de la Premier League:

2009-10: Carlo Ancelotti (Italia. Chelsea)

2010-11: Alex Ferguson (Escocia. Manchester United)

2011-12: Roberto Mancini (Italia. Manchester City)

2012-13: Alex Ferguson (Escocia. Manchester United)

2013-14: Manuel Pellegrini (Chile. Manchester City)

2014-15: Jose Mourinho (Portugal. Chelsea)

2015-16: Claudio Ranieri (Italia. Leicester)

2016-17: Antonio Conte (Italia. Chelsea)

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