Arte sin violencia de Keres

Ocurre de vez en cuando, y suele dejar a los aficionados estupefactos: un ajedrecista de muy alto nivel hace una jugada de apariencia normal en una posición donde todo indica que aún hay mucha partida, y sentencia, por ejemplo: “Y las negras están estratégicamente perdidas”. Los aficionados miran y vuelven a mirar, incrédulos, pero poco a poco empiezan a entender que esa frase tan lapidaria tiene un sólido sustento lógico, porque la jugada en cuestión es un torpedo en la línea de flotación de un barco que ya hacía aguas antes de ese disparo.

Este vídeo es un ejemplo de eso. Y quien nos ...

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Ocurre de vez en cuando, y suele dejar a los aficionados estupefactos: un ajedrecista de muy alto nivel hace una jugada de apariencia normal en una posición donde todo indica que aún hay mucha partida, y sentencia, por ejemplo: “Y las negras están estratégicamente perdidas”. Los aficionados miran y vuelven a mirar, incrédulos, pero poco a poco empiezan a entender que esa frase tan lapidaria tiene un sólido sustento lógico, porque la jugada en cuestión es un torpedo en la línea de flotación de un barco que ya hacía aguas antes de ese disparo.

Este vídeo es un ejemplo de eso. Y quien nos envía ese mensaje implícito con su jugada 14 es nada menos que Paul Keres, el campeón sin corona por excelencia. Si se hiciera un escalafón de los muchos ajedrecistas muy perjudicados por la Segunda Guerra Mundial, el genial estonio ocuparía un lugar prioritario, por detrás, como es obvio, de quienes perdieron la vida trágicamente en ese periodo; por ejemplo, en campos de concentración. Esta partida, del torneo de Leningrado (hoy, San Petersburgo) de 1947, es una de las derrotas más aplastantes que sufrió el campeón del mundo Vasili Smyslov en toda su larga y brillante carrera.


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