La Real Sociedad deshilacha al Espanyol

Golpe de autoridad del equipo donostiarra con goles de Vela e Illarramendi

Illarramendi celebra su gol ante el Espanyol.Alejandro García (EFE)

Se mira Quique Sánchez Flores en el espejo de la Real Sociedad. El técnico madrileño quiere contagiar sus sueños de grandeza y convertir a su Espanyol en un proyecto serio e interesante como el que construyó Eusebio en San Sebastián. Pero el conjunto blanquiazul se olvidó de la estrategia que lo animó a codearse con los puestos europeos y la Real, en cambio, enseñó sus credenciales en Cornellà. El cuadro vasco hizo lo que sabe, atacó; mientras que el Espanyol se deshilachó en defensa. Sin más armas que con la pelota en sus botas, la Real se impuso al Espanyol, en una noche marcada por los gola...

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Se mira Quique Sánchez Flores en el espejo de la Real Sociedad. El técnico madrileño quiere contagiar sus sueños de grandeza y convertir a su Espanyol en un proyecto serio e interesante como el que construyó Eusebio en San Sebastián. Pero el conjunto blanquiazul se olvidó de la estrategia que lo animó a codearse con los puestos europeos y la Real, en cambio, enseñó sus credenciales en Cornellà. El cuadro vasco hizo lo que sabe, atacó; mientras que el Espanyol se deshilachó en defensa. Sin más armas que con la pelota en sus botas, la Real se impuso al Espanyol, en una noche marcada por los golazos, Vela e Illarramendi vencieron a Diego López, y solo para las estadísticas personales quedará la genialidad de Hernán Pérez.

Sorprendió Sánchez Flores de arranque. Metió al extraviado Caicedo en el once inicial y recostó a José Reyes en el ala izquierda, hueco vacante ante la ausencia de su jugador estrella, Pablo Piatti, que sufrió una fisura en el cráneo en el último choque ante el Málaga. Vuelta a los orígenes para Quique, que dibujó un 4-4-2. El problema Sánchez Flores es que Reyes no tiene los pulmones de Piatti. Y la solución se volvió una condena, sobre todo para el 9 y para Aarón. Carlos Vela y el joven Odriozola se paseaban como Pedro por su casa por el franco derecho. Tenía dos guiones el duelo, o el balón la tenía la Real o no la tenía nadie, porque cuando no mandaban los de Eusebio el partido se convertía en una sucesión de luchas, en la que la pelota se movía cada vez más cerca de la casa de David López.

Tibio en defensa, el Espanyol se encerraba atrás, mientras Sánchez Flores se desesperaba y le pedía a sus muchachos que adelantaran las líneas. Estaba perdido con y sin el cuero el conjunto blanquiazul, una delicia para un equipo que la toca como la Real. Todo pasaba en el campo del Espanyol y al cuadro vasco solo le faltaba afinar el último pase. Hasta que el balón le cayó a Íñigo, duró para defender, fino para atacar. El central metió un pase genial para Carlos Vela que dejó plantados a los dos zagueros blanquiazules. Mano a mano frente a Diego López, el mexicano no tuvo problemas para colocar el balón con tranquilidad al palo derecho de Diego López.

Pero el Espanyol con poco hace mucho. Se avispó Caicedo y jugó una falta rápida para Reyes. En andaluz en posición de mediapunta, donde más cómodo se siente, sacó un pase perfecto para Hernán Pérez. Ante la desesperación de toda la hinchada blanquiazul, el paraguayo hizo todo lento. Pero todo bien. Amagó y dejó pasar a Yuri. Volvió a amargar y cayó Íñigo. Armó la derecha y sacó un bombazo al primer palo, imposible de frenar para Rulli.

Se animó el Espanyol tras el gol, con Reyes más metido en la medular, al que se le sumó el vértigo de Hernán Pérez. Pero los de Sánchez Flores se les cayó su bastión, la defensa. Se equivocó David López en la salida y Illarramendi no perdonó. Sacó un misil desde la luna el mediocentro de la Real, que dejó mudo a Diego López. Metió mano en el banquillo Sánchez Flores para recuperar la identidad perdida. Adentró Melendo y Álvaro Vázquez. Sin embargo, ya no había nada que hacer. La Real superó con autoridad al Espanyol y rompió el espejo en el que se mira Sánchez Flores.

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