El Athletic se clasifica a trompicones

Los rojiblancos superan al Sassuolo a balón parado y consigue el pase matemático para las eliminatorias de la Liga Europa

Lekue celebra el tercer gol.Miguel Toña (EFE)

Como en los spaghetti western, cuando al sheriff se le veía el reloj de pulsera. Así empezó el Athletic su película frente al Sassuolo. Y eso que se jugaba el Oscar de la clasificación europea ante un rival low cost.En unos segundos se conjuraron todos los espíritus para que Laporte le diese el balón a un rival caído, doliente, que se marchó con su chocolatina como alma que lleva el diablo. A Defrel ya nada le dolía, menos cuando le dejó la pelota a Ragusa cuyo disparo lo despejó Herrerín. Y menos le dolía aún cuando Balenziaga remató a gol contra su portería. Un anuncio inme...

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Como en los spaghetti western, cuando al sheriff se le veía el reloj de pulsera. Así empezó el Athletic su película frente al Sassuolo. Y eso que se jugaba el Oscar de la clasificación europea ante un rival low cost.En unos segundos se conjuraron todos los espíritus para que Laporte le diese el balón a un rival caído, doliente, que se marchó con su chocolatina como alma que lleva el diablo. A Defrel ya nada le dolía, menos cuando le dejó la pelota a Ragusa cuyo disparo lo despejó Herrerín. Y menos le dolía aún cuando Balenziaga remató a gol contra su portería. Un anuncio inmediato de que el partido, más que un enredo, iba a ser una enciclopedia de malentendidos: que si Yeray cabecea contra su compañero Lekue y deja solo a Defrel para que se luzca Herrerín; que si Herrerín saca de portería y golpea en la espalda de Yeray y a San Mamés se le para el corazón, que si vas tú que si ya voy yo, que vamos los dos y nos chocamos... Y sin embargo, con el reloj a la vista, con las vergüenzas al aire, el Athletic le dio la vuelta a un guion tan confuso que nadie parecía entender.

Cuando los enredos se enredan demasiado, cuando el rival es más ágil, se despliega mejor y presiona como si no hubiera un mañana, al Athletic le queda su arma más pública, nada secreta: el saque de esquina. Y eso que Beñat solo sacó dos bien, pero ambos sirvieron para que a los nueve minutos Raúl García empatara rematando con la coronilla y, ya en la segunda mitad, Aduriz aprovechase otro, tras peinar Yeray la pelota. Aduriz que había vivido congelado, aburrido, olvidado, sin víveres en el área, superviviente ante el frío, encontró su balón y lo mandó a su sitio.

Y todo con el Sassuolo siendo globalmente mejor, generando peligro a través de Ragusa y de su mayor compenetración ante la atolondrada defensa rojiblanca. Pero el fútbol está lleno de detalles y de borrones. Y Consigia, el portero italiano, echó uno bien gordo cuando Aduriz asistió a Lekue y tardó más en salir que Madonna a un concierto. La verdad es que, además, Lekue remató con exactitud de delineante.

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Todo parecía concluido, pero en otro desajuste (iban varios salvados in extremis por Herrerín), Ragusa envió la pelota a la red para que los últimos minutos tuvieran aire de thriller. Y los tuvieron: enganchones, oportunidades, agobios, pelotazos, agarrones hasta que el árbitro mandó parar.

La victoria ante el Sassuolo y la del Genk ante el Rapid, clasifican al Athletic y a los belgas para la siguiente fase, ya eliminatoria. El primer puesto se dilucidará en la última jornada. Y eso con el reloj de pulsera a la vista

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