Toni Kroos, capitán general

Con las bajas de Casemiro y Modric, el centrocampista alemán, el mejor pasador de la Liga, se convierte en el jefe del juego del Madrid

Toni Kroos, el martes, contra Ginter y Sokratis, del Borussia. Martin Meissner (AP)

Toni Kroos parece que nunca sufre. No suda. No se mancha ni se despeina. Juega con camiseta de manga larga con 28 grados y lleva mangas cortas cuando los demás tiritan. Fue uno de los últimos en incorporarse a la pretemporada del Madrid (Alemania llegó hasta las semifinales de la Eurocopa) y, sin embargo, es uno de los jugadores —junto a Lucas Vázquez, Morata y Carvajal— al que se le ve más en forma. Con las bajas de Casemiro y ...

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Toni Kroos parece que nunca sufre. No suda. No se mancha ni se despeina. Juega con camiseta de manga larga con 28 grados y lleva mangas cortas cuando los demás tiritan. Fue uno de los últimos en incorporarse a la pretemporada del Madrid (Alemania llegó hasta las semifinales de la Eurocopa) y, sin embargo, es uno de los jugadores —junto a Lucas Vázquez, Morata y Carvajal— al que se le ve más en forma. Con las bajas de Casemiro y Luka Modric, el alemán se convierte ahora en el jefe del centro del campo del Madrid.

Personalidad tiene, aunque no lo parezca y aunque no se le haya visto pegar un grito. El lunes, en la sala de prensa del Signal Iduna Park, dio buena muestra de ello. Entiende y se expresa bien en castellano, pero en público prefiere hablar en su idioma. “Entiendo las preguntas muy bien, pero si las hacéis un poco más lentas, sería mejor”, pidió amablemente. Como si nada. “¡Gracias por hablar despacio!”, soltó irónico a la tercera pregunta que iba a la velocidad de la luz.

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En la plantilla llama la atención su sentido del humor. Dicen que en el vestuario no hay nadie que tire dardos con la ironía con la que lo hace él. Perfeccionista y metódico, tiene su hoja de entrenamiento siempre bien estudiada. En lo que va de temporada, apenas ha descansado. Se perdió la final de la Supercopa contra el Sevilla porque llevaba menos de una semana de entrenamientos y el día elegido por Zidane para que rotara, tuvo que quitarse el chándal a toda prisa para sustituir, en Cornellà, al lesionado Casemiro.

“Míster”, le dijo Kroos a Zidane la semana pasada, “no tengo miedo de jugar cada tres días, estoy acostumbrado”. Con la baja del centrocampista brasileño y la de última hora de Modric, a Kroos no le queda otra. “Es muy profesional, físicamente está fuerte y además se recupera muy rápido. Por eso está tan en forma. Sabe jugar muy bien con el balón, es una suerte tener a un jugador de su talento”, le alababa ayer Zidane. Con Kroos, igual que con Modric, siempre le entra la duda: dar instrucciones o dejarles hacer. “Lo único que le pido es hacer jugar a los demás, que es lo que sabe hacer muy bien. Y luego claro, cierta implicación defensiva, porque su posición es diferente cuando no está Casemiro”, explica el técnico.

Sin escoltas

Kroos es el mejor pasador de la Liga con un porcentaje de acierto en los pases de 93,6%. De los 425 que ha dado, 398 han sido buenos. Le siguen Arda Turan (93,5%; 204 buenos de 218), Busquets (92,5%, 323 buenos de 349) y Roque Mesa (91,9%, 329 buenos de 358). Mientras que con Casemiro no pasa de las 2-3 recuperaciones por partido, sin el brasileño el número de veces que recupera la pelota sube a entre 5 y 8.

Ante la baja del brasileño (al que le quedan dos semanas de recuperación), Zidane optó por colocar a Kroos junto a Modric en el doble pivote y adelantar al tercer centrocampista (James o Kovacic) en un 4-2-1-3. La implicación defensiva de ambos ha aumentado. Pero mientras Modric —como se vio en Las Palmas y Dortmund— retrocedió unos metros su posición, Kroos ha ido descolgándose.

“Casemiro es fundamental porque nos da algo que no teníamos antes. Pero para mí no cambia mucho si está o no. Puede jugarse el partido cinco metros más para adelante o para atrás, pero mi tarea no cambia: yo buscaré siempre entrar en contacto con el balón”, explicaba Kroos en Dortmund. Ahora, sin sus dos escoltas tras la lesión de Modric, el alemán tendrá que dar otro paso al frente. Sin gritar, como acostumbra, pero ejerciendo de jefe.

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