El Celta gana al Sporting de rebote

Un afortunado gol de Nolito castiga al conjunto asturiano, que mereció más

Lora y Orellana disputan un balón.MIGUEL RIOPA (AFP)

El azar también gana partidos. El Celta venció, literalmente, de rebote un partido que no mereció, dominado por el Sporting, al que castigó la desgracia en una jugada sobre el final del partido en la que su portero despejó el balón sobre el cuerpo de Nolito. Estaba fuera del área el internacional, pero el esférico tras golpearle se fue mansamente hacia la red. Fue una acción de fortuna, sí, pero en ella Iago Aspas, que había comenzado el partido en el banquillo, compró bastantes boletos para que le favoreciera la lotería con un magnífico pase al espacio que puso en liza a Cuéllar contra Nolito...

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El azar también gana partidos. El Celta venció, literalmente, de rebote un partido que no mereció, dominado por el Sporting, al que castigó la desgracia en una jugada sobre el final del partido en la que su portero despejó el balón sobre el cuerpo de Nolito. Estaba fuera del área el internacional, pero el esférico tras golpearle se fue mansamente hacia la red. Fue una acción de fortuna, sí, pero en ella Iago Aspas, que había comenzado el partido en el banquillo, compró bastantes boletos para que le favoreciera la lotería con un magnífico pase al espacio que puso en liza a Cuéllar contra Nolito. Cayó el Sporting en eso que se denomina digna derrota. Ya lleva unas cuantas.

El Celta se adelantó en el marcador cuando el partido aún no había levantado el vuelo. Había comenzado perezoso, con una cierta frialdad, pero un fogonazo de talento lo abrió. Marcó Orellana tras dejada de Bongonda, pero el que inició la jugada fue el siempre inevitable Nolito, que buscó ese desplazamiento en diagonal del que el Barcelona ha hecho casi señal de identidad. Ahora que no cesa de relacionarse al sanluqueño con la casa blaugrana no deja de tener su aquel. Nolito demostró que también domina esa suerte y el partido viró para ambos contendientes. Al Celta le ayudó a estabilizarse, al Sporting a vencer su inicial timidez.

Celta, 2 - Sporting, 1

Celta: Sergio Álvarez; Hugo Mallo, Sergi Gómez, Cabral, Planas; Augusto, Pablo Hernandez; Bongonda (Wass, m. 64), Orellana (Señé, m. 90), Nolito; y Guidetti (Iago Aspas, m. 78). No utilizados: Rubén Blanco, Diego Alende, Madinda y Drazic.

Sporting: Cuéllar; Lora, Luis Hernández, Bernardo, Isma López; Nacho Cases, Mascarell; Halilovic, Ndi (Pablo Pérez, m. 70), Jony (Juan Muñiz, m. 79); y Sanabria (Carlos Castro, m. 64). No utilizados: Alberto, Jorge Meré, Álex Menéndez y Rachid.

Árbitro: Jaime Latre. Amonestó a Sergi Gómez, Cabral y Hernández.

Goles: 1-0. m. 14. Orellana; 1-1, m. 65, Carlos Castro; 2-1, m. 83, Nolito.

Balaídos. 18.039 espectadores

Berizzo había introducido cuatro cambios en el once respecto al equipo que cayó en el derbi gallego de Riazor. Dos de ellos en defensa estaban obligados por la lesión de Fontàs y la sanción a Jonny, los otros dos no y enviaron a Wass y Iago Aspas al banquillo. Lo fácil sería caer en la tentación de apuntar sus nombres como señalados, pero escarbando un poco en la realidad del Celta las variaciones tienen más que ver con una necesidad que con un reproche. En un equipo que se abrocha a partir de su vocación por la presión y el ritmo parece casi imperativo no solo que haya hombres que decaigan sino también integrar en la dinámica competitiva a cuantos más mejor. Bongonda y Guidetti, con las carencias que llevan encima de la falta de minutos, mostraron a Berizzo que puede contar con ellos. Suyos fueron sus intentos más notables de aumentar la ventaja en los minutos posteriores al gol de Orellana. Bongonda le dio además un perfil vertical en las contras que incomodó al Sporting.

Con los asturianos no hay dudas: siempre entregan todo lo que tienen. Y es bastante más de lo que muchos sospechan. Cuando se vieron por detrás en el marcador no dudaron en dar un paso adelante y anclarse a la categoría de Halilovic, que lo dio atrás para entrar en contacto con el balón y construir fútbol. Pero hasta el descanso hubo por parte de todos más intenciones que soluciones, más intentos que llegadas, apenas un gol anulado a Isma López por fuera de juego previo de Sanabria. Tras el receso fue otra cosa. El Sporting acabó de hacerse con la pelota, obligó al Celta a guardarse, que no es poca cosa, y puso el partido en una única dirección, la de la meta defendida por Sergio Álvarez.

El Celta se dejó hacer, pero su incapacidad durante largos minutos para hacerse con el control de la situación, su querencia a deshilacharse y separar líneas, alerta sobre su momento, que no es el mejor. Persiguió, sufrió y falló para conceder el empate que se había trabajado el Sporting, no tanto por ocasiones como por insistencia. Marcó Carlos Castro, un cazagoles que mandó a la red el primer balón que tocó, y el Celta no dejó de palidecer por más que en una acción episódica Luis Hernández tocase el balón con la mano en su área, el penalti se fuese al limbo y con él quien sabe si una nueva ventaja en el marcador. No la mereció el equipo de Berizzo, que siempre remiso en los cambios no le dio cancha a Iago Aspashasta el minuto 78. A la postre fue quien prendió la luz. Para entonces el partido ya era del Sporting, que atisbó el triunfo y se encontró la derrota de un partido que ganó el Celta sin querer.

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