De repente, una ‘cenicienta’

Sin figuras ni éxito alguno en su palmarés, el acceso de Bélgica a la final de la Copa Davis (del 27 al 29 de noviembre, frente a Gran Bretaña) constata la devaluación del torneo

Darcis es felicitado por Goffin y Bemelmans.YVES HERMAN (REUTERS)

Cuna del pavés y fábrica de clasicómanos, la tierra de Spa-Francorchamps y de una selección de fútbol emergente, en Bélgica llama ahora a la puerta el tenis. Sin grandes iconos históricos, más allá de Justine Henin y Kim Klijsters, el país celebra un éxito inesperado. Su equipo de la Copa Davis alcanzó el pasado domingo la final del torneo después de batir a Argentina en las semifinales y se jugará el cetro (del 27 al 29 de noviembre) frente a la Gran Bretaña de Andy Murray. ...

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Cuna del pavés y fábrica de clasicómanos, la tierra de Spa-Francorchamps y de una selección de fútbol emergente, en Bélgica llama ahora a la puerta el tenis. Sin grandes iconos históricos, más allá de Justine Henin y Kim Klijsters, el país celebra un éxito inesperado. Su equipo de la Copa Davis alcanzó el pasado domingo la final del torneo después de batir a Argentina en las semifinales y se jugará el cetro (del 27 al 29 de noviembre) frente a la Gran Bretaña de Andy Murray. Lo hará 111 años después de su última y única final, precisamente contra el mismo campeón de ese 1904.

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La irrupción de Bélgica, una cenicienta, ha pillado a muchos con el paso cambiado. No cuenta con triunfos relevantes y para encontrar su logro más reciente hay que rebobinar hasta 1999, cuando alcanzó las semifinales. Su equipo, exento de grandes nombres, está liderado por un hombre que no consigue acceder al top-10 (David Goffin, 24 años, 15º del mundo), acompañado de un veterano sin laureles (Steve Darcis, 31 años, 59º) y de Ruben Bemelmans (85º) y Kimmer Coppejans (132º).

No obstante, por derecho propio y con todo el mérito—es cuarta en el ránking de selecciones—, Bélgica se ha ganado un hueco en la final de este 2015. Un hecho que, de nuevo, invita a la reflexión en torno a una competición devaluada con el paso del tiempo, sin un formato atractivo y que entorpece los calendarios individuales de los mejores tenistas. España y la desafección de sus referentes es una buena muestra de ello.

Murray, durante su duelo contra Tomic.Scott Heppell (AP)

Hoy día, sin embargo, hay una excepción. Guiada por el escocés Andy Murray, 37 años después de su noveno título, Gran Bretaña volverá a luchará por la Ensaladera. Y para el chico de Dunblane, la Davis es ahora su gran fijación en la recta final del curso. Tanto es así que baraja seriamente renunciar a la Copa de Maestros (del 15 al 22 de noviembre) para evitar desgastarse en el O2 de Londres.

En unas declaraciones a BBC Radio 5, el escocés deslizó que, de jugarse la final de la Copa Davis sobre tierra batida, renunciará a la cita de la capital inglesa. Todo apunta a que el Flanders Expo Arena de Gante acogerá el pulso final, por lo que Murray entiende que necesitaría entrenamientos para readaptarse a la arena. "Si alcanzo la final del Masters, jugando cinco partidos seguidos, solo tendría dos partidos de preparación sobre tierra y no sería suficiente luego para mi", expone.

Si Bélgica decide que la final sea sobre tierra batida, Murray baraja renunciar a la Copa de Maestros

Se agarra además al precedente de Roger Federer el año pasado. El suizo, clasificado con Suiza para la final, en Lille y ante Francia, renunció a última hora a Londres. "Lo vimos el pasado año con Roger. Los partidos en el O2 son muy duros y exigentes físicamente. Si alcanzas la final y juegas el domingo necesitas descansar luego. No se puede jugar cinco partidos contra los mejores del mundo y luego no tener unos días de descanso", agregó Murray.

Él es de momento, junto a Federer, Novak Djokovic y Stanislas Wawrinka, el único que cuenta con un billete para el torneo que sellará la temporada individual.

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