“Gracias por disfrutar del baloncesto con nosotros”

Unas 200 personas reciben entre aplausos a la selección española en Madrid

Los jugadores de la selección, en Callao.Foto: atlas | Vídeo: Claudio Álvarez

Ni el sol quiso perderse el recibimiento. Eso sí, quizás fue el único elemento del que trataron de escaparse las 200 personas que se congregaron en la plaza de Callao para recibir a la selección española de baloncesto, flamante campeona de Europa tras su victoria ayer ante Lituania. "¡No quiero sol! ¡Quiero sombra!", suplicaba entre lágrimas la pequeña Lía, de cinco años, mientras trataba de hacerse un hueco desde el que observar el escenario en el que poco después aparecerían sus hér...

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Ni el sol quiso perderse el recibimiento. Eso sí, quizás fue el único elemento del que trataron de escaparse las 200 personas que se congregaron en la plaza de Callao para recibir a la selección española de baloncesto, flamante campeona de Europa tras su victoria ayer ante Lituania. "¡No quiero sol! ¡Quiero sombra!", suplicaba entre lágrimas la pequeña Lía, de cinco años, mientras trataba de hacerse un hueco desde el que observar el escenario en el que poco después aparecerían sus héroes. “Si no estás a gusto, nos vamos”, le contestó su madre. Dos minutos después no había ni rastro de lágrimas, ni rechazo al sol. Ambas, junto a sus dos hermanos, sonreían y levantaban las manos mientras hacían su entrada, a eso de las 13.35, los jugadores españoles.

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¡Campeones, campeones!, gritaba entonces “la familia”, como los calificó Felipe Reyes, el primero en acercarse al micrófono entre gritos de "¡Felipe, Felipe!". “Sois muy grandes, gracias a todos por vuestros ánimos”, se arrancó el capitán de la selección española. “Vuestros mensajes de apoyo antes del partido ante Francia nos llenaron de energía, nunca nos falláis”, continúo el pívot del Real Madrid, a quién no le costó dar el testigo a uno de sus compañeros, como sobre la pista hizo en innumerables ocasiones. “¿Quién es el más grande?”, preguntó, ante una respuesta abrumadora. "¡Pau, Pau, MVP, MVP!”, contestó la muchedumbre. “Este es un equipo muy especial. Solo puedo daros las gracias por disfrutar por nuestro deporte, el baloncesto, igual que lo hacemos todos nosotros”, aseguró Gasol, ante el aplauso de todos sus compañeros.

“¿Vamos a cantar un poco, no? ¡Somos campeones de Europa!”, prosiguió Sergio Rodríguez, de pocas palabras pero de asistencia rápida, un reflejo de su comportamiento habitual. “¡Es la medalla que me faltaba!”, celebró el base canario. “Pocos contaban con nosotros pero lo hemos conseguido”, recogió el testigo Sergio Llull. “No quiero olvidarme de todos los que trabajan con nosotros cada día para que podamos saltar a la pista”, señaló el menorquín, mientras señalaba al cuerpo médico de la selección española. Los mismos para los que Rudy Fernández, que disputó todo el Eurobasket con problemas en la espalda, tuvo también una mención especial. “Gracias a ellos he podido estar bien”, se congratuló el mallorquín.

Gasol, Reyes y Rajoy, durante la recepción presidencial.D. Doyle (Getty)

“¿Lo teníais claro que íbamos a venir aquí no? Fijaos en mí, me aposté la cabeza y aquí estoy, que parezco una bola de billar”, bromeó Pau Ribas, que se presentó con la cabellera rapada. “Aunque esta fuera la última vez que vengo ha sido un placer”, aseguró. “Me habéis hecho sentir un español más”, aseguró Mirotic, ante el aplauso unánime de la plaza. “Hay medallas y medallas, ¡Y esta se ha conseguido a base de huevos!”, exclamó San Emeterio. “Ellos están más acostumbrados que yo a esto, pero ha sido un experiencia. ¡Somos campeones de Europa joder!”, se sumó Guillem Vives.

Y para rematar, Sergio Scariolo, quiso señalar las diferencias respecto a la anterior gesta en 2011. “Entonces empezamos pletóricos y esta ha sido más complicada. Estos jugadores nos han dado varias lecciones: que cuando uno se cae tiene que levantarse porque el partido sigue, que los obstáculos en grupo se superan mejor y ellos se lo merecen por cómo han trabajado desde el primer día”, concluyó el seleccionador español.

Tras los discursos, ni rastro de Lía, escondida entre la lluvia de confeti. Esa que se permitió esconder a los jugadores españoles, que hoy brillaron más que el sol, aunque de ellos nadie quiso escaparse.

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