Contador y un canario amarillo llamado ‘Yellow’

Todo es amarillo en Utrecht, donde Mondrian nunca usó el verde y donde Rietveld, su arquitecto, fue muy cuidadoso, casi tacaño, a la hora de usar el color del Tour. Todo es amarillo, la alfombra que antes era roja, por la que se entra al lobby del Carlton, donde duermen Contador y Nibali, y también el canario enjaulado que unos periodistas holandeses le regalan al chico de Pinto para darle suerte, recordándole que de más joven criaba pájaros, dejaba para ellos alpiste en su balcón. “Mi perro se llama Tour, y no sé cómo voy a llamar al canario”, dice el sorprendido ciclista, antes de que alguie...

Todo es amarillo en Utrecht, donde Mondrian nunca usó el verde y donde Rietveld, su arquitecto, fue muy cuidadoso, casi tacaño, a la hora de usar el color del Tour. Todo es amarillo, la alfombra que antes era roja, por la que se entra al lobby del Carlton, donde duermen Contador y Nibali, y también el canario enjaulado que unos periodistas holandeses le regalan al chico de Pinto para darle suerte, recordándole que de más joven criaba pájaros, dejaba para ellos alpiste en su balcón. “Mi perro se llama Tour, y no sé cómo voy a llamar al canario”, dice el sorprendido ciclista, antes de que alguien le soplara un nombre que se caía por su peso. “Ah, ‘Yellow’, perfecto, el canario Yellow”. Yellow y no Jaune, como el maillot, porque hasta que el Tour, que empieza el sábado en Holanda, no entre en Bélgica, el lunes, el inglés es su idioma oficial.

El pajarito enjaulado, no pió ni un triste trino mientras lo mantuvieron en la mesa de la conferencia de prensa, no debía de estar menos abrumado por el peso de su responsabilidad que el propio Contador, quien, al menos, lo aparentaba proclamándose dubitativo ante el cierto escepticismo expectante de los periodistas. “Estoy contento de mi condición ahora”, dijo, “pero si pudiera me gustaría estar como estaba el año pasado antes del Tour, pues había hecho una preparación exhaustiva, y no tenía el miedo a la fatiga ni dudaba sobre mi capacidad de recuperación como dudo ahora. Tengo más dudas que el año pasado porque este, encadenar victorias en Giro y Tour, es un desafío nuevo para mí”.

Y luego Contador, al peso del Giro vencido, añadió más cargas para dormir mal: la panoplia de participantes con ambiciones, un verdadero gotha: no solo serán los ya bautizados como cuatro fantásticos (Froome, Nibali, Quintana y el propi Contador), serán también los ganadores de los últimos Giros y Tours, los podios completos de los tres últimos Tours, salvo Wiggins; ganadores de Vuelta. Son 198 corredores, un arcá de Noé en el que no falta ni una especie. Y todos, en forma. Y las etapas. “No solo será el Tour más montañoso de los que conozco”, dice Contador, ya ganador en 2007 y 2009. “Sino que seis de las nueve primeras etapas en llano son complicadísimas: contrarreloj individual, contrarreloj por equipos, viento, muros de Huy y Bretaña, pavés…”

“Empecé a pensar en doblar Giro y Tour antes de comenzar la última Vuelta, pues dudaba de mi forma, no me había preparado bien por la caída en el Tour, y me dije que si ganaba la Vuelta me plantearía ir a por las dos siguientes”. Y, visto así, el doblete Giro-Tour (ya conseguido por Coppi, Anquetil, Merckx, Hinault, Roche, Indurain y Pantani) se convierte, de repente, en el grand slam del ciclismo: la victoria en las tres grandes. Si ningún ciclista ha logrado lo que en golf y tenis se llama el slam del calendario, las tres en el mismo año, varios, entre ellos Contador, sí han ganado las tres en diferentes temporadas: pero solo con el nombre de dos se ha podido responder en un momento determinado del año a la pregunta: ¿quién es el ciclista que ha ganado las tres últimas ediciones de Giro, Tour y Vuelta? Merckx lo hizo hace más de 40 años (Tour 72, Vuelta y Giro 73); Hinault lo repitió 10 años más tarde (Giro y Tour del 82, Vuelta del 83). Entonces la Vuelta se corría antes del Giro, abría la temporada. Contador, si gana el Tour del 15 después de la Vuelta del 14 y el último Giro añadiría su nombre al de los dos.