Felipe Reyes desmoraliza al Fuenlabrada

En tiempos de pragmatismo, este Madrid es eficiencia y dispersión. Una sístole y diástole medida para ganar sin quemar demasiado combustible. En Fuenlabrada, los de Laso apretaron en los cuartos impares y se relajaron en los pares en otra exhibición anotadora en la frontera de los 100 puntos que, al tiempo, concedió de nuevo más de 90 a su rival. Fue un partido marcado por el rigor competitivo de Felipe Reyes y la distensión episódica de un grupo al que se sumaron los canteranos Yusta y Doncic aprovechando la baja de Rudy. En 28 minutos en pista, el capitán madridista volvió a protagonizar otr...

En tiempos de pragmatismo, este Madrid es eficiencia y dispersión. Una sístole y diástole medida para ganar sin quemar demasiado combustible. En Fuenlabrada, los de Laso apretaron en los cuartos impares y se relajaron en los pares en otra exhibición anotadora en la frontera de los 100 puntos que, al tiempo, concedió de nuevo más de 90 a su rival. Fue un partido marcado por el rigor competitivo de Felipe Reyes y la distensión episódica de un grupo al que se sumaron los canteranos Yusta y Doncic aprovechando la baja de Rudy. En 28 minutos en pista, el capitán madridista volvió a protagonizar otro ejercicio de precisión y entrega para, con 22 puntos y 10 rebotes, amarrar el triunfo ante el ímpetu del cuadro local, agarrado siempre al baqueteado expediente de Panko y al más novel de Clark, las referencia de todas las flechas de Casimiro (41 puntos entre ambos).

De inicio el Madrid creció por dentro, pero perdió fuelle desde el perímetro con un pésimo porcentaje desde el 6,75 (1 de 10 en triples en los primeros 20 minutos). En cuanto Miso enfocó para secundar a Panko el Fuenlabrada aprovechó la circunstancia y equilibró la contienda en un santiamén tras el primer estirón de los blancos (31-31, m. 13). Laso leyó la cartilla a los suyos en busca del orden perdido. “¡Os vais a poner a defender algo! ¡Miso y Panko están corriendo como si esto fuéramos una broma!”, clamó el técnico vitoriano ante el silencio de la tropa. La charla no tuvo efecto inmediato para los blancos porque al desembarco de Bourousis en el partido (8 puntos y 9 rebotes en la primera mitad) le siguió el de Diagne (9 puntos y 6 rebotes en ese tramo). El pulso en la pintura concluyó tan parejo como el marcador (45-45, m. 20).

Fue el paso por la caseta el que recompuso la figura del Madrid. De nuevo con Felipe al mando, los blancos apretaron en defensa y corrieron en ataque hasta destartalar al conjunto local con un parcial de 2-11 (49-58, m. 23) que encarriló el partido para los visitantes. Felipe era el termómetro. Su viaje al banquillo en el segundo cuarto destensó al subcampeón y su efervescente aparición en el tercer acto enmendó el sesteo. Con nueve puntos más, otros cinco rebotes y una colección interminable de faltas recibidas en ese periodo, el capitán madridista impulsó a los suyos hasta los 34 puntos en 10 minutos en otra demostración anotadora, que además estuvo acompañada de un reparto de grilletes que dejó al Fuenlabrada en 13 puntos (58-79, m. 30). “En la primera mitad estuvimos muy flojos atrás, pero en el tercer cuarto encontramos la mentalización y la dureza defensiva que necesitábamos”, resumió Felipe.

No sucumbió el Fuenlabrada al chaparrón y supo levantarse la lona cuando parecía estar grogui. Le ayudó otra desconexión del Madrid que creyó tener la faena rematada y se olvidó del descabello. Un parcial de 11-0 protagonizado por Clark y Baron reenganchó a los locales (74-81, m. 35). Volvió Felipe para poner orden y Sergio Rodríguez se encargó de gestionar la renta a golpe de asistencias (8), pero en una conmovedora carga final el Fuenlabrada estiró su resistencia hasta el último minuto con canastas inverosímiles de Moungoro hasta el 94-96 final.