Llull corrige a tiempo el desenfoque

Una canasta del base sobre la bocina da la victoria a los de Laso frente al Unics Kazán (75-76) tras un partido lleno de desatinos

Madrid -
Ayón y White pugnan por el balónROMAN KRUCHININ (AFP)

Recordó a la final de la Copa por el protagonista, por la resolución y casi por el resultado. Una canasta sobre la bocina de Sergio Llull, réplica de la que les dio el título en Málaga ante el Barça, otorgó al Madrid su segunda victoria en la Euroliga tras un partido marcado por el desenfoque del conjunto de Laso. En aquella ocasión el resultado fue 76-77, en esta 75-76. El subcampeón de Europa apuró hasta la foto finish tras firmar un pobre 25 de 71 en tiros de campo frente al Unics Kazán. Les salvó a los blancos su dominio en el rebote ofensivo (9-16, siete de ellos de Felipe Reyes)...

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Recordó a la final de la Copa por el protagonista, por la resolución y casi por el resultado. Una canasta sobre la bocina de Sergio Llull, réplica de la que les dio el título en Málaga ante el Barça, otorgó al Madrid su segunda victoria en la Euroliga tras un partido marcado por el desenfoque del conjunto de Laso. En aquella ocasión el resultado fue 76-77, en esta 75-76. El subcampeón de Europa apuró hasta la foto finish tras firmar un pobre 25 de 71 en tiros de campo frente al Unics Kazán. Les salvó a los blancos su dominio en el rebote ofensivo (9-16, siete de ellos de Felipe Reyes), la bravura de Gustavo Ayón (8 de sus 10 puntos en los últimos cuatro minutos del partido) y la puntería de Llull, que se apuntó otro tiro de gracia.

Sin deslumbrar, por instantes al trantrán, mezclando secuencias meritorias con dispersiones episódicas, midiendo las fuerzas y calibrando el calendario, el Madrid avanza con pragmatismo. Los blancos, que recorrerán 12.000 kilómetros en cuatro días, sumando los desplazamientos a Kazán y Tenerife, y cerca de 30.000 en esta primera fase de la Euroliga, se amparan en su profunda rotación para aguantar hasta el descabello. Slaughter se quedó fuera de la lista, Campazzo no jugó ni un minuto, Mejri apenas 10 y tan sólo Rudy (30) y Llull (23) acumularon más de 20 minutos en pista. Fue suficiente para triunfar en el alambre.

Unics Kazán, 75-R. Madrid, 76

Unics Kazán: Jerrells (7), Langford (23), White (13), Sokolov (4), Kaimakoglu (9) --cinco inicial--; Zisis (7), Bykov, Likhodey, Panin, Sanikidze (6), Fischer (6).

Real Madrid: Llull (7), Rudy Fernández (10), Maciulis (7), Nocioni (9), Bourousis (9) --cinco inicial--; Rivers (2), Reyes (6), Sergio Rodríguez (6), Ayón (10), Carroll (2), Mejri (8).

Parciales: 16-19, 15-16, 25-20, 19-21.

Árbitros: Lamonica (ITA), Biricik (TUR), Petek (SLO). Sin eliminados por faltas.

Basket Hall Kazan. 5.000 espectadores.

El Madrid se presentó decidido a marcar territorio, pero le costó arrancar por sus pobres porcentajes de tiro: 5 de 13 en tiros de dos y 3 de 9 en triples en el primer cuarto (16-19, m. 10). Los de Laso, que en ese tramo fallaron lanzamientos claros, tuvieron sin embargo la virtud de agigantarse bajo los aros para afianzarse en el parquet. A ello contribuyeron decisivamente los puntos de Mejri y los rebotes de Felipe Reyes. El tunecino reemplazó a un destemplado Bourousis y descubrió con determinación las costuras del juego interior de los rusos. Ni Kaimakoglu y Sokolov de inicio, ni Sanikidze y D’or Fisher al frente de la segunda unidad lograron equilibrar el baile con los pívots madridistas y por ahí comenzó a romperse el partido.

Felipe Reyes reeditó su catálogo de productividad concentrada y, en apenas nueve minutos, firmó seis puntos, cuatro rebotes (todos en ataque) y dos asistencias que cimentaron un parcial de 4-12 en el comienzo del segundo acto con el que los blancos estiraron el marcador hasta su máxima renta (20-31, m. 15). El dominio del rebote ofensivo permitía a los visitantes remendar con segundas opciones su desatino en el lanzamiento exterior (3 de 13 en triples al descanso). El Unics no encontraba los puntos de Jerrells ni de Langford, el máximo anotador de la pasada Euroliga. Los dos fichajes más rutilantes de Pedoulakis, ambos procedentes del Armani Milán, tardaron en romper a sudar, pero la pareja formada por White y Zisis minimizó los daños y dejó la diferencia al descanso en proporciones abarcables para los locales (31-35, m. 20).

A la vuelta de la caseta se desató el duelo de pistoleros entre Langford y Rudy, que con su mano a mano elevaron las prestaciones de sus equipos, la media anotadora y las revoluciones del partido. El Unics siguió acumulando pérdidas y el Madrid rebotes, pero incapaces de corregir su punto de mira, los de Laso se complicaron la tarde. Fluía más el ataque de los locales que, punto a punto, fueron recuperando la desventaja hasta culminar la remontada coincidiendo con el bocinazo que cerraba el tercer cuarto (56-55, m. 30). El pulso se prolongó hasta que Langford (máximo anotador con 23 puntos) pareció sentenciarlo (70-65, m. 38), pero la furiosa reacción de Ayón sostuvo al Madrid. Ocho puntos del mexicano y un triple de Nocioni empataron el partido a 54 segundos del final. Después, Llull y Maciulis con un par de tiros libres dieron ventaja al Madrid en la recta de meta y White se postuló a héroe con su primer triple en el partido (75-74, a falta de 7 segundos). Pero fue Llull el que cantó bingo en la capital de la República de Tartaristán.

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