Iceberg, posicionamientos y una ovación

Después de dieciséis días ininterrumpidos dedicado casi en cuerpo y alma al Mundial de baloncesto, disfruto de un día libre donde a pesar de las miradas de mi mujer, voy de la cama al sofá, del sofá al sillón, y en breve cerraré el círculo. Mientras doy un repaso a los medios en posición de cúbito supino, me pregunto si eso de estar viviendo la época dorada del deporte español sigue vigente o se nos está acabando el chollo. En este verano al que le quedan dos siestas, naufragamos en el Mundial futbolero, no hay noticias de Nadal, a Fernando Alonso parece que se le está acabando la paciencia de...

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15/9. Lunes.

Fernando Alonso, en el Gran Premio de SingapurTOSHIFUMI KITAMURA (AFP)

Después de dieciséis días ininterrumpidos dedicado casi en cuerpo y alma al Mundial de baloncesto, disfruto de un día libre donde a pesar de las miradas de mi mujer, voy de la cama al sofá, del sofá al sillón, y en breve cerraré el círculo. Mientras doy un repaso a los medios en posición de cúbito supino, me pregunto si eso de estar viviendo la época dorada del deporte español sigue vigente o se nos está acabando el chollo. En este verano al que le quedan dos siestas, naufragamos en el Mundial futbolero, no hay noticias de Nadal, a Fernando Alonso parece que se le está acabando la paciencia después de años viendo la matrícula a los Red Bull, Mercedes o Williams y en este fin de semana pasado la selección española de baloncesto ha tenido que ver su soñada final por la tele y hemos bajado a Segunda División en la Copa Davis. Vamos, que nuestros representantes más ilustres, esos que durante los últimos tiempos acaparaban portadas con sus triunfos, no viven sus mejores momentos.

Esta pregunta se superpone con otra duda. ¿Estos de los que tanto hablamos y alardeamos son EL DEPORTE ESPAÑOL? ¿El éxito en unas cuantas disciplinas, aunque sean las más mediáticas, resultan un fiel reflejo de la situación general? Viendo las enormes dificultades que atraviesan otros muchos deportistas, teniendo en cuenta las enormes carencias y dificultades que viven las especialidades menos glamurosas, lo poco repartido que está el dinero y la atención, pues me viene a la cabeza un iceberg. Sacamos pecho por lo que se ve más (una octava parte) mientras el resto, que es mayoría, anda bajo el agua.

16/9. Martes.

Orenga y Pau Gasol, durante el partido ante FranciaJESUS ALVAREZ (DIARIO AS)

Como todos los martes por la tarde, estoy en La Ventana de SER disfrutando de la brillantez humorística de gente como Toni Martínez, los Especialistas Secundarios o Coronas. Justo antes de comenzar mi sección aparece de repente Francisco José Delgado, universalmente conocido como Pacojó, y se interrumpen risas y sketchs para dar paso a la noticia de la dimisión de Orenga. Estaba cantada, pero después de las declaraciones en los días posteriores al desastre, no la esperaba tan pronto. Recuerdo lo dicho por Del Bosque después de lo ocurrido en Brasil. Más o menos, pues no me acuerdo de las palabras textuales, el Marqués de Salamanca vino a decir que primero tenía que volver a España para conocer cual era el ambiente general con respecto a su persona y que entonces decidiría sobre su continuidad.

Viendo el timing en el caso Orenga, no sería descartable que una vez salido de la burbuja donde se suelen instalar los equipos durante los campeonatos, Orenga haya comprobado que los gritos que escuchó en el Palacio no eran ni mucho menos un hecho aislado, y que si los aficionados habían señalado a alguien por el fracaso, ese era él. Y decidió apartarse antes incluso del periodo de reflexión anunciado. Sea así o por otros motivos que pueden ir desde la imposición hasta el deseo de terminar el calvario personal, después de las vueltas dadas y todo lo escrito sobre el tema, me da una enorme pereza volver al asunto. Sólo insistir en que si cuando España triunfaba, los entrenadores eran vistos por actores secundarios, no es de recibo que en el fracaso, el acompañante se convierta en el gran y único culpable.

17/9. Miércoles.

Carlos Moyà, el pasado día 7 en São Paulobosco martín (EFE)

Abro el periódico y en una entrevista a este periódico, Carlos Moyá anuncia que no seguirá como capitán del equipo español de la Copa Davis. La catarata de ausencias en el enfrentamiento ante Brasil ha dado con nuestros huesos en la Segunda División, o sea, que al menos hasta el 2016 no tendremos posibilidad de volver a disputar la ensaladera. No deja de resultar curioso lo que ocurre con las selecciones. Ya sabemos lo que pasa con los tenistas, que van y vienen, o con los ciclistas, donde Contador, por ejemplo, ha dicho que no al Mundial. También en baloncesto se asume que, sobre todo los NBA, haya veranos que se hagan a un lado. En fútbol pasa menos, seguramente por los cirios que se montan cada vez que se sospecha que alguno se borra. Pero digo lo de curioso porque según la ley, los deportistas están obligados a asistir a las selecciones. Reivindico, por supuesto, la libertad de los seleccionadores para elegir y los deportistas para decidir, por lo que no estaría de más que retirasen esa ley que además de que no se cumple, me remite a los tiempos de la mili, obligatoriedad de servir a la patria ya superada afortunadamente.

18/9. Jueves.

Pau y Marc Gasol durante una comida en la Cámara de Comercio de BarcelonaEFE

Mi hija se va a estudiar mañana a una universidad inglesa, y estoy algo confuso. Por un lado es motivo de alegría, pues afronta una etapa apasionante de su vida, donde va a madurar, aprender y disfrutar como corresponde a su envidiable edad. Y su alegría es mía también. Por otro, es una de esas cosas que te recuerdan que vas consumiendo etapas a una velocidad de vértigo, y donde ayer había una niña pequeña que te adoraba y necesitaba, ahora ha dado paso a un proyecto de mujer adulta e independiente. Risas y lloros, presencias y ausencias. La vida misma.

Hablando de asuntos familiares The Gasol Brothers participaron ayer en un acto empresarial donde además de ser lógicamente cuestionados por lo ocurrido en el Mundial, les pusieron el trapo con la cuestión catalana. Pau hizo mutis por el foro, pero Marc se posicionó a favor de la consulta, en la misma sintonía de otras declaraciones de gente como Piqué o Xavi. Lo ocurrido muestra las dos formas de comportamiento básico de los deportistas con relación a asuntos políticos o territoriales: Pau, desde siempre, ha preferido pasar de puntillas, temeroso (y con razón) que sus opiniones, a pesar de ser legítimas, sean manipuladas o levanten polvaredas. Marc, en cambio, ejercitó el derecho a tener una opinión y poder expresarla, como cualquier hijo de vecino. Entendiendo a Pau, me parece más sano y saludable lo de Marc.

Por cierto, ¡Antonio López ha terminado el cuadro de la familia Real! ¡Alabado sea el señor!

19/9. Viernes.

Peter LimROSLAN RAHMAN (AFP)

Estoy en Pontevedra por un bolo de La Ventana, y desde la oficina donde preparamos el programa se ve el Estadio de Pasarón. Pasarón, un nombre mítico que te remonta a tiempos lejanos donde el Pontevedra habitaba en primera división, por lo que en el carrusel se podía escuchar lo de “golllll en Pasarón”. Ahora el Pontevedra habita en las catacumbas de la tercera división, y seguramente no haría ascos a que alguien invirtiese en el equipo. Lo digo al hilo del culebrón de la compra del Valencia por parte de Peter Lim, que continúa. Ahora parece que se han enfadado por no sé qué de la deuda. No sé si alegrarme o no de los líos que están teniendo todos los equipos que se ponen en manos de millonetis, llámese Santander, Málaga o Valencia. Por un lado hablamos de clubes que debido a nefastas gestiones, están al borde de la quiebra, por lo que alguien llegue con dinero fresco, pues parece una buena noticia. Pero por otro lado, los salvadores son gente cuyo único motivo para acercarse a estos equipos es el olor a negocio, lo que le despoja de otras cuestiones más sentimentales, tan presentes y necesarias en el deporte. Pero bueno, también cuentan que el Santiago Bernabéu va a pasar a llamarse Abu Dabi Bernabéu. Buenos tiempos para los poderosos, malos tiempos para la lírica.

20/9. Sábado.

Doellman lanza a canasta ante TomicEUROPA PRESS

Vaya día llevo. Mi ordenador ha empezado a fallar más que nuestros tiradores en el España-Francia y lo he llevado a que le echen un vistazo. Ante la habitual tesitura de estos tiempos de consumo obligado, en la que cualquier reparación de cierta entidad es más cara que comprarte un aparato nuevo, finalmente, no me ha quedado más remedio que rascarme el bolsillo. Para colmo, cuando volvía a casa he pinchado. Afortunadamente he podido llegar, pues al disponerme a cambiar la rueda, no he encontrado la llave para quitar los tornillos, que supongo que se quedaría en la cuneta de la carretera de Burgos, allá por el kilómetro doscientos y pico, donde hace unos tres años, tuve un percance parecido.

Pero bueno, al Depor le ha ido peor. El Madrid le ha hecho un ocho en Riazor, y entre la consulta por la independencia y que cada vez que se produce un resultado de este pelo sale a colación la liga escocesa como ejemplo de competición donde la supremacía de dos equipos y falta de alternativas resulta contundente (Celtic y Glasgow Rangers se han repartido los últimos ¡29 campeonatos!) está claro que Escocia está de moda. La lógica económica dice que esto va a ir a peor, pues en algunos deportes como el fútbol y el baloncesto y salvo alguna excepción de duración incierta como el Atlético de Madrid, la Liga se divide en dos grupos: Los que tienen dinero, que suelen ser los dos de siempre (o uno, como en el balonmano) y los que lo necesitan, que son el resto. De esta forma, unos no paran de comprar y otros están siempre obligados a vender. ¿Qué ha hecho, por ejemplo, el Barcelona de baloncesto para reforzar su plantilla que dicho sea de paso, es la actual campeona liguera? Pues fichar al último MVP (Doellman) del Valencia, y a dos de los jóvenes más prometedores, Satoransky del Cajasol y Pleiss del Baskonia. No sólo se potencian ellos, sino que tres equipos quedan debilitados, por lo que lo más lógico es que la brecha se amplíe. ¿Respetable? Totalmente. ¿Positivo para la competición? No tanto.

21/9. Domingo.

Lampard saluda a la afición del Manchester CityPETER POWELL (EFE)

Una de las pocas rutinas que no me salto nunca es la de empezar el domingo peleándome con el sudoku killer del suplemento dominical. Últimamente me da la impresión que han subido su dificultad, aunque también podría ser que uno va perdiendo facultades. El de hoy lo llevaba muy bien , pero de repente me he encontrado con dos seises en la misma fila y todo se ha ido al carajo. Vamos, que si al principio me sentía como Florentino en su Asamblea de socios, tranquilo y confiado, he terminado como Fernando Alonso, frustrado por la aparición del safety car que le ha arruinado el pódium.

La última imagen sugerente de la semana ha llegado desde Manchester, donde se ha producido uno de esos momentos que parecen haber sido guionizado. Ver a Frank Lampard, jugador emblemático del Chelsea durante muchos años y desde hace poco en las filas del City, dirigirse a la grada ocupada por sus antiguos seguidores y recibir una enorme ovación pocos minutos después de haberles birlado una victoria por un gol suyo, ha resultado emocionante. Al contrario que su entrenador, cuyo único credo es el resultado, la afición del Chelsea ha demostrado que a veces, hay cosas más importantes que un triunfo de más o de menos. La pregunta es inevitable ¿Sería posible esta imagen aquí?

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