El Sevilla crece desde el orden

Buen estreno del meta Sergio Rico, quien con una gran parada evitó el empate del Getafe, lastrado por un penalti de Guaita

Aleix Vidal celebra su gol, el segundo del Sevilla. CRISTINA QUICLER (AFP)

No fue un partido fino. Más bien áspero, entre dos equipos muy ordenados, a los que les falta un punto de calidad, en especial al Getafe. Emery está construyendo un Sevilla de mucha fuerza, que hace del esfuerzo y la solidaridad sus mayores virtudes. Un disfraz de equipo fuerte, sostenido por dos mediocentros de carácter defensivo, Iborra y Krychowiak, en donde todos trabajan y se echa en falta un poco de fútbol. Para esa tarea solo parece dispuesto Denis, al que la misión le viene todavía un poco grande. El mediapunta lo intenta siempre, pero casi nunca culmina la jugada. Eso sí, cuando le sa...

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No fue un partido fino. Más bien áspero, entre dos equipos muy ordenados, a los que les falta un punto de calidad, en especial al Getafe. Emery está construyendo un Sevilla de mucha fuerza, que hace del esfuerzo y la solidaridad sus mayores virtudes. Un disfraz de equipo fuerte, sostenido por dos mediocentros de carácter defensivo, Iborra y Krychowiak, en donde todos trabajan y se echa en falta un poco de fútbol. Para esa tarea solo parece dispuesto Denis, al que la misión le viene todavía un poco grande. El mediapunta lo intenta siempre, pero casi nunca culmina la jugada. Eso sí, cuando le sale un pase éste despide un olor maravilloso.

El Sevilla ganó porque es un equipo contundente, mejor que el Getafe. También porque el fútbol es muchas veces caprichoso. En el equipo de Emery debutaba Sergio Rico, portero del filial. El conjunto de Contra no le había tirado en todo el partido. Con 1-0 a favor, el guardameta, sobrio, de buena planta, le hizo un paradón a Hinestroza en el minuto 86. Rico respondió con reflejos a una portentosa chilena del colombiano. Estaba tapado y reaccionó a las mil maravillas.

SEVILLA, 2-GETAFE, 0

Sevilla: Sergio Rico; Coke (Diogo, m. 72), Pareja, Carriço, Tremoulinas; Iborra, Krychowiak; Aleix Vidal, Denis Suárez (Banega, m. 72), Vitolo; y Bacca (Aspas, m. 83). No utilizados: David Soria; Fernando Navarro, Reyes y Deulofeu.

Getafe: Guaita; Arroyo, Naldo, Alexis, Escudero; Juan Rodríguez (Lacen, m. 73), Míchel; Samir (Diego Castro, m. 57), Sarabia (Hinestroza, m. 57), Lafita; y Álvaro Vázquez. No utilizados: Jona, Velázquez, Roberto Lago y Valera y.

Goles: 1-0. M. 43. Bacca, de penalti. 2-0. M. 87. Aleix Vidal.

Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Arroyo, Krychowiak, Guaita, Carriço, Alexis, Míchel, Diego Castro e  Hinestroza.

Ramón Sánchez Pizjuán. Unos 30.000 espectadores.

A la jugada siguiente, el Sevilla, después de muchos minutos de sesteo, organizó un gran contragolpe que finalizó Aleix Vidal con el 2-0. El Getafe, que lo intentó siempre, venía tocado por un extraño penalti de Guaita a Krychowiak. El meta midió mal su salida en un córner y le dio un manotazo en la cara al polaco. Álvarez Izquierdo pitó penalti. Lo era, aunque nada habitual.

El Sevilla, al que le faltan muchos aspectos por mejorar, suma ya siete puntos. Es un ejército ordenado, a las órdenes de Emery, aunque acusa a veces falta de talento. El gol de penalti al filo del descanso le había dado ventaja en el marcador. Luego le costó mucho disfrutar del juego. Corre y corre, trabaja un montón, pero apenas tiene pausa.

Aleix Vidal, sin duda, es el jugador que más fielmente representa a este Sevilla de Emery. Incansable, está en todas, en un ejercicio de honradez envidiable. No obstante, ni su trabajo ni el de sus compañeros evitaron los minutos de zozobra en la segunda mitad, en los que el Sevilla se echa atrás y busca el contragolpe definitivo. Este no puede llegar cuando Banega no tiene físico o Vitolo permanece algo escondido. El Getafe tuvo su ocasión, pero surgió Sergio Rico. Respiró el Sevilla. Siete puntos le adornan ya en su casillero mientras se espera más aportación de sus jugadores más talentosos, caso de Denis, Banega o Bacca. Los de Contra, por muy bien que se mueva Álvaro Vázquez, no tienen gol. Su escasa pegada les puede condenar a toda una travesía en el desierto.

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