El pase frena al campeón

El Atlético, cansado por la Supercopa, sufrió ante un Rayo que le dominó desde el riesgo.

El técnico rojiblanco Diego Simeone. PEDRO ARMESTRE (AFP)

En sus análisis de los partidos, Diego Pablo Simeone es minucioso en el control del tiempo. Es una herramienta que suele utilizar en sus respuestas cuando intuye, por las preguntas, que la sensación entre la prensa es que su equipo ha sido inferior al rival. A veces, Simeone es capaz de memorizar con exactitud el minuto en el que su equipo ha empezado o ha dejado de controlar el juego para segmentar los encuentros. “El partido dura 90 minutos, no se jugaron solo 45. Yo miro el partido entero”, sentenció c...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

En sus análisis de los partidos, Diego Pablo Simeone es minucioso en el control del tiempo. Es una herramienta que suele utilizar en sus respuestas cuando intuye, por las preguntas, que la sensación entre la prensa es que su equipo ha sido inferior al rival. A veces, Simeone es capaz de memorizar con exactitud el minuto en el que su equipo ha empezado o ha dejado de controlar el juego para segmentar los encuentros. “El partido dura 90 minutos, no se jugaron solo 45. Yo miro el partido entero”, sentenció cuando escuchó en la sala de prensa de Vallecas que el Rayo había sido superior a su equipo. Desde la cabina de prensa en la que fue ubicado, la lectura de Simeone, como la del mismo Jémez, coincidió en describir un partido con un tiempo para cada uno. La falta de gol en el primer acto y el estilo tocado del Rayo en el segundo frenaron al campeón en su estreno liguero.

Enfrentados dos estilos opuestos, Paco Jémez pudo imponer el suyo en la reanudación. “Sabíamos que teníamos que hacer correr al Atlético. Si queríamos que les aflorara el cansancio por los dos partidos de la Supercopa, había que moverlos y que corrieran hasta hacerlos sentirse incómodos. Lo logramos en el segundo tiempo, con nuestra manera de jugar, por querer siempre el balón, por tener líneas de pase, por arriesgar, porque donde otros le pegan para arriba nosotros nos jugamos el bigote”, expone Paco Jémez. “Cuando apretamos bien somos un equipo complicado, pero cuando llegas tarde a la presión ante un equipo que toca bien y lleva el balón de lado a lado es difícil”, analiza Saúl, que el curso pasado conoció de cerca la querencia por la pelota del Rayo. “Tampoco podemos poner excusas, llegamos más cansados por la Supercopa, pero ellos han movido muy rápido el balón”, abunda.

“Nos jugamos el bigote. Teníamos que hacerles correr”, dice Paco Jémez

“Lo de sufrir”, matiza el meta Moya, “es relativo”. “Desde atrás he visto un equipo uniforme”. “Si hacemos el balance con ocasiones de gol, hemos sido superiores”.

Desde el juego en las áreas, el empate también aflora. Necesitar pocos goles para ganar los partidos es una de las señas de identidad más enraizadas en este Atlético. Con una estructura defensiva eficaz y muy consolidada, un gol puede bastarle. “En el primer tiempo jugamos bien y tuvimos tres ocasiones. Nos faltó ser concretos en la primera parte”, abundó el técnico rojiblanco, seguro de que con un gol de ventaja el desarrollo del encuentro no hubiera sido el mismo y. también, de que el desgaste por la Supercopa terminó apareciendo. Las estadísticas en la diferencia numérica de los pases refuerzan el diagnóstico de los técnicos. En la primera mitad el Atlético dio 143 pases (124 buenos para un 43 % de posesión) y en la segunda, ya con las piernas más pesadas, perdió volumen de juego con 90 pases (76 buenos, 34% de posesión). El Rayo, por su parte, dio 223 (197 buenos, 57%) y 196 (175 buenos, 66%). “Cuando no podíamos hacer triangulaciones en los tres cuartos de campo, lo hacíamos de media cancha hacia atrás. Nuestros centrales siempre estaban en la línea de pase. Trashorras es muy importante para nosotros, tiene mucho criterio y se equivoca poco. Bueno apareció en el segundo tiempo entrelíneas y les hizo mucho daño. En las bandas, Kakuta y Aquino también les desequilibraron”, relata Jémez, que diseñó un plan para mermar el juego por los costados del campeón: “Los estudiamos bien y sabíamos que meten hasta cuatro jugadores para generar superioridad en las bandas. La única manera de contrarrestarlos es igualarles o superarles en número. Llegamos a meter a un lateral, a un interior, a un mediocentro, a un mediapunta y al delantero”.

Sobre la firma

Archivado En