Talento europeo en el escaparate

Los españoles asumen su papel de “tapados” en la gran fiesta del atletismo continental.

El estadio Letzigrund de Zúrich, donde se celebran los Europeos de atletismo. RAINER JENSEN (EFE)

Rory McIlroy tiene ese talento, juega al golf con tal precisión y limpieza que lanzando una bola con una madera tres, por ejemplo, por el aire más de 250 metros y luego rodando parece que juega al billar, parece uno de esos maestros del snooker que llenan las horas muertas de las transmisiones televisivas sin fallar un solo golpe. Así es el talento y así es también, por ejemplo, y casi se extasían describiéndolo los sabios del atletismo, Pierre Ambroise Bosse, de Nantes como Julio Verne, que hace parecer senc...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Rory McIlroy tiene ese talento, juega al golf con tal precisión y limpieza que lanzando una bola con una madera tres, por ejemplo, por el aire más de 250 metros y luego rodando parece que juega al billar, parece uno de esos maestros del snooker que llenan las horas muertas de las transmisiones televisivas sin fallar un solo golpe. Así es el talento y así es también, por ejemplo, y casi se extasían describiéndolo los sabios del atletismo, Pierre Ambroise Bosse, de Nantes como Julio Verne, que hace parecer sencillo lo imposible. Va a ritmo de 37s los 300 metros y parece que va rodando, qué pie, qué tobillo. Y como de Bosse, el heredero francés de Sebastian Coe en los 800m, se podría hablar de Bohdan Bondarenko, que salta 2,42m y sobre el listón parece que flota, detenido en el aire, o de Renaud Lavillenie cuando deja la pértiga clavada y doblada caer al suelo, o de Miguel Ángel López, el swing de caderas y tobillos en marcha, o de Eusebio Cáceres cuando las mil lesiones le permiten un momento de magia en la arena. Si el ciclismo es un deporte de combate y el golf un juego, el atletismo es un deporte de gestos, y también se lucha y también se juega, y todo eso ocurrirá esta semana en Zúrich, donde no solo hay bancos con cajas repletas de euros sucios y tiendas caras, donde también hay un estadio de atletismo que se llenará para ver los Campeonatos de Europa.

Y a esta lista de grandes, a la que habría que sumar, si no fuera un enigma de enfermedades, lesiones y poca pista, a Mo Farah, el rey de los 5.000 y los 10.000, y a la que hay que añadir con total seguridad a una holandesa llamada Dafne Schippers, que esprinta como su compatriota, mito de la posguerra, Fanny Blankers-Koen, y a más franceses, a Pascal Martinot Lagarde, el mejor en 110 vallas este año, o a Mahiedine Mekhissi Benabbad, imbatible europeo de los 3.000 obstáculos, quien se las verá con Víctor García, de Rivas Vaciamadrid, y también con Olmedo, Bustos y Mechaal, los tres españoles del 1.500; o al inglés de 400, un chaval de 19 años llamado Matthew Hudson-Smith, que corre por debajo de 45s.

El talento viene de atletas como Bosse, Lavillenie, Bondarenko o Miguel Ángel López

La mayoría de los atletas europeos que despiertan la curiosidad admirativa de los aficionados y especialistas son nacidos en la década de los 90, la década que para España ha dado a Cáceres y a Ana Peleteiro, aún demasiado joven para un campeonato absoluto, o a Kevin López, que ya parece un veterano pues lleva cinco años en la elite mundial de los 800, o a Bustos o a Antonio Abadía y Roberto Alaiz, el joven obstaculista de Moscú que se estrenará en los 5.000m. El resto de España son la inoxidable y supercompetitiva Ruth Beitia, la esperanza de una pronta resurrección de Manuel Olmedo, la siempre sorprendente y revivida Nuria Fernández, especialista de 1.500 (fue campeona de Europa en 2010) que a los 38 años correrá los 5.000; la tradición del 3.000 obstáculos, cuya herencia asume sin miedo Victor García; la ilusión casi juvenil del veterano de los 5.000 Jesús España (el chico de Valdemoro que derrotó a Mo Farah en los Europeos de 2006, y los últimos días, aún en el achicharrante Madrid estaba ya nervioso, deseando que pasaran rápidas las horas para calzarse los clavos de una vez); la perennidad casi eterna de García Bragado, de casi 45 años y aún fijo en los 50 kilómetros marcha, y, por supuesto, el estallido del peso, con tres lanzadores grandes y maduros, los tres en torno a los 30 años, y poderosos, Borja Vivas, Carlos Tobalina y Yioser Toledo, que son los primeros en competir (su calificación es hoy a las 10.04: hora exacta y minutos, esto es Suiza; su final, a las 19.34. “Y esperamos estar los tres, lo que sería un hito”, dice Vivas, el único español capaz de lanzar más de 21m desde Manolo Martínez).

“Si otras veces íbamos de protagonistas, ahora vamos de tapados”, dice Jorge González Amo, el responsable del medio fondo español, habitual granero de medallas (64 en la historia de una competición nacida en 1958) en los Campeonatos de Europa. España aspira a 4-6 medallas, según su responsable técnico, Ramón Cid, una cifra similar a la de los minieuropeos de Helsinki 2012, pero inferior a las 15 de Múnich 2002, a las 11 de Gotemburgo 2006 y a las siete de Barcelona 2010. “Creo en Kevin López, que ha hecho muy buenos entrenamientos en Navacerrada, y en Olmedo, quien ha regresado unas semanas a Soria buscando la calma… No llegan con sus mejores marcas este año, pero puede ser esa su virtud, pues en otras competiciones siempre se ha criticado que llegaban pasados de forma. Ahora llegan a punto. O eso es lo que me dicen…”.

Sobre la firma

Archivado En