Tony y Tony se exhiben de nuevo

Se puede decir que Tony Gallopin ganó la etapa en solitario, aunque la foto de su victoria pueda inducir a error cuando parece que gana al esprint

Tony Gallopin celebra su victoria al cruzar la línea de meta.REUTERS

Tony y Tony, o Les Tonys como les llamé el otro día, continúan de actuación en actuación por Francia. Se han tomado el día de descanso como una oportunidad para refrescar fuerzas e ideas, y han vuelto a protagonizar otra actuación estelar. Mejor o peor que la del otro día es algo subjetivo; lo que es objetivo es el botín conseguido, en este caso la victoria de Tony Gallopin —...

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Tony y Tony, o Les Tonys como les llamé el otro día, continúan de actuación en actuación por Francia. Se han tomado el día de descanso como una oportunidad para refrescar fuerzas e ideas, y han vuelto a protagonizar otra actuación estelar. Mejor o peor que la del otro día es algo subjetivo; lo que es objetivo es el botín conseguido, en este caso la victoria de Tony Gallopin —el otro día le tocó a Tony Martin—. Victoria que no hubiese llegado sin el trabajo realizado indirectamente —no en su favor, sino en favor de Kwiatkoswki— por el otro Tony, Tony Martin.

Se puede decir que Tony Gallopin ganó la etapa en solitario, aunque la foto de su victoria pueda inducir a error cuando parece que gana al sprint. Pero no, tuvo margen para celebrar su éxito y que los miuras viniesen por detrás con un Degenkolb martilleando con la cabeza sobre su bicicleta, y su victoria nunca corrió peligro.

Tony Martin comandó la bajada arriesgando al máximo en cada una de las curvas

El movimiento crucial de Tony Martin llegó en la bajada de la Cóte d'Échallon, a 19 kms de la meta de Oyonnax. La escapada del día había sido anulada y allí circulaba Roche en solitario con poco más que una decena de segundos de ventaja tras un fuerte ataque en la subida. El terreno por el que transitaban, "territorio comanche" como se conoce en el pelotón, no daba opción al descanso. Subidas, bajadas, curvas cerradas, y todo aderezado con el calor canicular que —esta vez sí, ya era hora— acompañaba a la carrera.

Tony Martin comandó la bajada arriesgando al máximo en cada una de las curvas, y no dio opción ni a que el escapado soñase, ni a que los pocos hombres rápidos que quedaban en el grupo tuviesen oportunidad de recuperar de cara a la llegada.

Las cotas puntuables ya se habían superado, pero el perfil indicaba que una pequeña cota no puntuable a la altura del lago Genin, tenía mucho que decir en la resolución de la etapa. Allí se le acabaron las baterías a uno de los tonys (Martin), que se abrió presenciado el destrozo que había provocado, y allí salió valiente el otro Tony (Gallopin), interpretando la carrera a la vieja usanza, pues no en vano proviene de familia de gran tradición ciclista: cuando más te duelan las piernas, entonces es el momento de atacar.

Fenomenal Gallopin, fenomenal Martin y fenomenal el recorrido de la etapa en sus últimos kilómetros

De Marchi, compañero de Sagan y único acompañante de Tony Martin el día de su exhibición en Mulhouse, asume la persecución puesto que el hombre que porta el maillot verde porta también la estela de gran favorito para ésta —y otras tantas— etapas. Y en la bajada tres corredores (Sagan, Kwiatkowski y Rogers) se marchan de avanzadilla y forman un cuarteto al alcanzar a Tony Gallopin. El francés, sabiendo la inutilidad de colaborar con Peter Sagan de cara a la victoria, vuelve a atacar faltando menos de tres kilómetros para la llegada, y Sagan ve una vez más cómo su aureola de favorito vuelve a pesar en su contra. Se marcha en solitario, los otros tres se paran, y el parón da opción a que el grupo de unos 40 corredores que habían sobrevivido a Tony Martin alcance a tres de los valientes. Pero Gallopin circula ya demasiado lejos, demasiado cerca de meta como para que alguien pueda ya arrebatarle la victoria.

Fenomenal Gallopin, fenomenal Martin y fenomenal el recorrido de la etapa en sus últimos kilómetros. De Peter Sagan se podría decir lo mismo porque igual de fenomenal es su actitud, pero está pagando caro el precio de haber ganado con tanta suficiencia en otras ocasiones; nadie está dispuesto a regalarle nada. Y fenomenal también Talansky, que hizo visible eso de que todos los que consiguen cruzar la meta han de sentirse ganadores, al igual que Tiago Machado el otro día.

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