El snowboard cross, para valientes

Los tres riders, última esperanza española para luchar por una medalla, solo han probado una vez la pista de Sochi

Sochi -
Lucas Eguibar, antes de viajar a Sochi. ALBERT GEA (REUTERS)

El snowboard cross es una de esas disciplinas que uno no acaba de asociar con los Juegos Olímpicos, tal vez porque solo está en el programa olímpico desde 2006. Es uno de esos deportes extremos, facturados en la factoría de la ESPN por los X Games, que arrastran multitudes y a los que ha abierto la puerta el Comité Olímpico Español en busca de nuevas y jóvenes audiencias.

Seis riders sobre una tabla descienden a toda velocidad por una senda de 1.200 metros de recorrido helado, con sus giros y sus baches, y con un solo objetivo: entrar el primero en meta. Solo tres pasarán a la siguiente...

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El snowboard cross es una de esas disciplinas que uno no acaba de asociar con los Juegos Olímpicos, tal vez porque solo está en el programa olímpico desde 2006. Es uno de esos deportes extremos, facturados en la factoría de la ESPN por los X Games, que arrastran multitudes y a los que ha abierto la puerta el Comité Olímpico Español en busca de nuevas y jóvenes audiencias.

Seis riders sobre una tabla descienden a toda velocidad por una senda de 1.200 metros de recorrido helado, con sus giros y sus baches, y con un solo objetivo: entrar el primero en meta. Solo tres pasarán a la siguiente ronda y así, ronda tras ronda, hasta que gane uno.

“Tiene lo mejor de los saltos y lo mejor de la velocidad”, vende su deporte Israel Planas, responsable del equipo español desde hace tres temporadas. Es una prueba trepidante porque abundan las caídas y los saltos elevan a los riders varios metros sobre la nieve y porque la acción apenas se detiene, como se pudo ver ayer en el Extreme Park de Rosa Khutor cuando salieron las chicas (las grandes favoritas se fueron al suelo y ganó la checa Samkova, que no se lo creía).

Hasta Sochi han llegado tres especialistas españoles, que apuran las últimas esperanzas del equipo de arañar una medalla, y que solo han podido probar la pista del Extreme Park de Rosa Khutor, rapidísima y llena de trucos según los participantes, una sola vez. “Teníamos dos días de entrenamiento oficial y solo hemos llegado a uno”, se queja el entrenador después de salir ayer a practicar en otra zona de la montaña.

La escasez de entrenamientos no ha sido el único contratiempo del equipo español de snowboard cross antes de jugárselo todo hoy. Lucas Eguibar, el más joven de los tres con 20 años cumplidos en Sochi, el quinto del ranking mundial, campeón del mundo junior el año pasado y plata en una prueba de la Copa del Mundo en enero, con la confianza que da eso, se cayó en su única bajada y se lastimó el talón derecho. “Tiene un moratón y una pequeña fisura muscular, pero el tío es duro, es un jabato”, dice, confiando, el entrenador.

Eguibar, la gran baza, se lesionó en un pie. “Pero es un jabato”, dice su técnico

El alumno admite que el dolor le obliga a cojear y ayer le impidió probar los saltos. Pero conoce el circuito porque compitió en él el año pasado y le gusta —“va bien con mis características”, decía antes de llegar a Sochi— y confía en que la niebla que cubría ayer las montañas de Krasnaya Polyana tras una semana de sol y hasta calor persista hoy, lo que ablandaría la nieve y la haría más amable para el pie dañado. Y ha puesto su tobillo en manos de los fisioterapeutas.

Dicen que Eguibar tiene muchas cualidades como competidor. La primera es que tiene una salida muy buena, lo que le permite colocarse bien en una prueba en la que, como todos los corredores, busca la línea más rápida y son frecuentes los contactos y las caídas. Su entrenador añade que “es muy mental y enseguida saca la garra”, lo que también es importante porque, aunque parezca velocidad pura, el snowboard cross es una disciplina muy táctica.

“Sí, estoy tranquilo en la tabla, trabajo para mantener la cabeza fría y esperar a los momentos buenos. Tienes que tener confianza y el punto de locura para saber cuándo meterte en los huecos”, dice Eguibar, que es de San Sebastián y seguidor de la Real.

Para Eguibar, al que sus padres llevaban de niño a la nieve y por eso empezó con el snowboard, estos son sus primeros Juegos Olímpicos, pero Regino Hernández, que también fue campeón mundial junior pero en 2011, estuvo en Vancouver (31º). Ha sido después, sin embargo, cuando ha hecho sus mejores resultados tras superar una grave lesión de rodilla. El tercero en Sochi, y el de historial más modesto, es Laro Herrero.

En España no hay ninguna instalación específica de snowboard cross, aunque La Molina (Girona) ha hecho sus pruebas, explica el entrenador. Cada uno se entrena en una punta de España —Eguibar, que cuando está en San Sebastián practica skate y surf, tiene su base en Candanchú; Hernández, en Málaga, y Herrero, en Alto Campoo— y este año solo pudieron hacer 24 días de pretemporada, 12 en Fuerteventura, donde trabajaron la parte física, y otros 12 de nieve en Austria. “Es lo que hay”, dice el entrenador. “Lo importante es que seamos un equipo".

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