Y Torres tocó el cielo

Goles como el que le hizo al Manchester City, partidos así, es lo que necesita para volar en primera a Brasil este verano

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Torres celebra el gol de la victoria ante el City.KERIM OKTEN (EFE)

Fernando Torres corría detrás de una pelota que parecía perdida, que tenían que controlar sin problemas Nastasic, el central del Manchester City, y Hart, el portero. Pero fútbol es fútbol: Hart salió más de la cuenta, se paró, arrancó, y cuando la pelota le votó a Nastasic, el defensa sentía ya en el cogote el aliento de Torres. Y el instinto le dijo que tenía que tocarla, que no podía darle a ese antiguo asesino la oportunidad de tocar la bola en ese sitio, en ese momento, en el penúltimo suspiro del partido que enfrentaba en Stamford Bridge a los dos grandes favoritos para llevarse la Premie...

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Fernando Torres corría detrás de una pelota que parecía perdida, que tenían que controlar sin problemas Nastasic, el central del Manchester City, y Hart, el portero. Pero fútbol es fútbol: Hart salió más de la cuenta, se paró, arrancó, y cuando la pelota le votó a Nastasic, el defensa sentía ya en el cogote el aliento de Torres. Y el instinto le dijo que tenía que tocarla, que no podía darle a ese antiguo asesino la oportunidad de tocar la bola en ese sitio, en ese momento, en el penúltimo suspiro del partido que enfrentaba en Stamford Bridge a los dos grandes favoritos para llevarse la Premier (Chelsea, 2; Manchester City, 1).

Y Nastasic dio un cabezazo. Un mal cabezazo. Un dolor de cabeza. No se sabe si despejaba la bola o se la pasaba a Hart. Pero el portero estaba en el limbo. Y la bola le pasó por encima. Y Torres siguió corriendo, y corriendo, y corriendo. Para llegar antes que Zabaleta. Para llegar antes de que se fuera por el fondo. Y llegó. Y la tocó. Lo justo para meterla, su gol más importante en mucho tiempo.

Era el primer partido de Torres como titular este año en la Premier. Falló un gol cantado al filo de la media hora, solo ante Hart. “Tendría que haber estado más tranquilo”, admitió. Pero un ratito después se pegó por la pelota cerca del área, casi como falso extremo. Y dribló como hacía tiempo. Y le hizo el pase de la muerte a Schürrle, el hombre que ayer dejó a Mata en el banquillo. Y entre los dos pusieron al Chelsea por delante.

Era el primer partido de Torres como titular este año en la Premier

En la segunda parte volvió el poderío del City, la zancada de Touré, la magia de Silva, la presencia mortal de Agüero. Y llegó el empate y la locura de siempre de la Premier, con los dos rivales frenéticos por ganar, el público cantando, los jugadores haciendo ese teatro que en Inglaterra dicen que no existe pero que sí existe, como en todas partes. Y entró Eto’o un ratito: qué pena verle de azul, de suplente, un poco torpe. Y luego ese pase largo. Y Torres corriendo. Y marcando. Y loco de alegría. Porque son goles así, partidos así, lo que necesita para volar a Brasil en primera este verano. En esa carrera quedaron enterradas muchas amarguras y chanzas de una grada que no olvida la burrada que pagaron por él. Ayer marcó su primer gol liguero del curso. Pero dio su asistencia número 13 con el Chelsea. Una más de las que dio en su heroica carrera en el Liverpool.

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