El Barça, tarde y mal en Estambul

El Fenerbahçe de Zeljko Obradovic, uno de los equipos más fuertes sobre el papel esta temporada en la Euroliga, le dejó las cosas muy claras al Barcelona, al que superó con algunos apuros finales por 75-70, tras haber dominado el partido de principio a fin. El Barcelona se pasó el encuentro buscando los ajustes, el acierto y la intensidad en el juego que solo surtieron efecto en dos fases muy puntuales. En la segunda, hacia el final del partido, estuvo a punto de lograr una insospechada remontada, tras haber llegado a acumular una desventaja de 16 puntos (64-48), poco antes del final del terce...

El Fenerbahçe de Zeljko Obradovic, uno de los equipos más fuertes sobre el papel esta temporada en la Euroliga, le dejó las cosas muy claras al Barcelona, al que superó con algunos apuros finales por 75-70, tras haber dominado el partido de principio a fin. El Barcelona se pasó el encuentro buscando los ajustes, el acierto y la intensidad en el juego que solo surtieron efecto en dos fases muy puntuales. En la segunda, hacia el final del partido, estuvo a punto de lograr una insospechada remontada, tras haber llegado a acumular una desventaja de 16 puntos (64-48), poco antes del final del tercer cuarto.

La defensa del Barcelona abrumó al Fenerbahçe en ese tramo final (9-18). Navarro, Lampe y Tomic, en cambio, aportaron los puntos que tanto le había costado conseguir a su equipo. Y el Barcelona, cuando menos se esperaba, tuvo la opción de ganar o, cuanto menos, de forzar la prórroga. Lampe estrechó la diferencia a solo dos puntos, 72-70, cuando faltaban 25 segundos. Pero en ese lapso, las decisiones en ataque del Barcelona fueron erróneas. Preldzic anotó un tiro libre y puso el 73-70 en el marcador. Marcelinho, en lugar de buscar el triple que necesitaba su equipo, le pasó el balón a Tomic dentro de la zona y el pívot croata, además, falló. Preldzic falló dos tiros libres en la siguiente acción pero, para colmo de males, el Barcelona no supo cerrar el rebote en defensa y perdió el balón que todavía le podía haber dado una última opción.

Más allá de las escaramuzas finales, el Barcelona no jugó bien. Se empeñó en resolver a base de triples, con un pobrísimo bagaje, 6 de 30, es decir, un 20% de acierto. Perdió 10 balones, el doble que el Fenerbahçe, se vio lastrado también por el pobre bagaje de Dorsey desde la línea de tiros libres, 1 de 4.

Al Barcelona le está costando responder a las expectativas que despertó cuando completó su plantilla para esta temporada. Le costó doblegar al Valencia, no gustó contra Partizán y acabó remontando a duras penas contra el FIATC Joventut, en un partido en el que jugó muy mal en los tres primeros cuartos. No se aprecia sintonía en su juego, tampoco decisiones individuales que pongan de manifiesto la calidad de sus jugadores. Más allá de Navarro y Marcelinho, el resto exhibe un comportamiento gregario excesivo.

Sea por ello, por los desajustes tácticos o por la simple falta de adaptación, muchos jugadores del equipo azulgrana pasan por los partidos sin pena ni gloria. Fue el caso de Papanikolaou o Nachbar, y en menor medida de Sada y Pullen, mientras que otros apenas aparecen un par de minutos, caso de Hezonja o Todorovic. Todo ello revierte en un equipo que suele actuar a remolque y, que pese a ser capaz de grandes acelerones, caso del parcial de 0-9 en el inicio de la segunda parte que puso el marcador en 46-44, o del acelerón del último cuarto (9-18), no logra alcanzar por ahora la consistencia, la regularidad y la calidad suficientes para hacer frente a los grandes europeos, caso del Madrid o del Fenerbahçe.