El Villarreal se cuela entre los elegidos

El grupo de Marcelino sigue en lo alto tras vencer (2-1) con madurez y oficio a un Espanyol competitivo hasta el final

Hernán Pérez trata de escapar de ThievyDomenech Castelló (EFE)

Varios registros maneja el Villarreal actual, que ataca y defiende con solvencia por igual, capaz de dominar el esférico y el espacio, de combinar pausa y rapidez. Y de arremangarse y defender un resultado favorable con uñas y dientes. El equipo de Marcelino sabe disfrutar y sufrir. Lo aprendió en su paso por Segunda. De regreso a la élite todas las cualidades adquiridas con Marcelino en el banquillo se han amplificado. Y le sirvieron para regalarse su victoria 200 en su partido 500 en Primera. Le valieron los escasos momentos de gozo que le dejó un gran Espanyol, que prácticamente salió al te...

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Varios registros maneja el Villarreal actual, que ataca y defiende con solvencia por igual, capaz de dominar el esférico y el espacio, de combinar pausa y rapidez. Y de arremangarse y defender un resultado favorable con uñas y dientes. El equipo de Marcelino sabe disfrutar y sufrir. Lo aprendió en su paso por Segunda. De regreso a la élite todas las cualidades adquiridas con Marcelino en el banquillo se han amplificado. Y le sirvieron para regalarse su victoria 200 en su partido 500 en Primera. Le valieron los escasos momentos de gozo que le dejó un gran Espanyol, que prácticamente salió al terreno de juego con un gol en contra, y que cuestionó de principio a fin la victoria de un Villarreal que ha regresado con fuerza para estar entre los elegidos.

VILLARREAL, 2 - ESPANYOL, 1

Villarreal: Asenjo; Mario, Musacchio, Pablo Íñiguez, Jaume Costa; Hernán Pérez (Aquino, m. 62), Pina (Manu Trigueros, m. , Bruno, Cani; Giovani y Perbet (Jonathan Pereira, m. 62). No utilizados: Juan Carlos; Pantic, Dorado, Manu Trigueros y Uche.

Espanyol: Casilla; Mattioni, Sidnei, Héctor Moreno, Clerc (Capdevila, m.68); Raúl Rodríguez, Alex (Víctor Sánchez, m 46); Thievy, Abraham, Lanzarote (Stuani, m. 56); y Sergio García. No utilizados: Germán; Colotto, Torje y Pizzi.

Goles: 1-0. M. 1. Perbet. 2-0. M. 67. Jonathan Pereira. 2-1. M. 80. Sergio García.

Árbitro: Prieto Iglesias. Amonestó a Sidnei, Víctor Sánchez, Bruno y Stuani.

Unos 19.000 espectadores en El Madrigal.

Apenas transcurridos 30 segundos del inicio del encuentro, los de Marcelino ya mandaban en el marcador. La primera aproximación amarilla y ¡bingo! Un centro desde el costado derecho de Hernán Pérez le valió a Cani para asistir de cabeza a Perbet. El francés, ante la parálisis de la defensa del Espanyol, quedó habilitado para marcar. En su segunda titularidad conseguía su segundo gol en la Liga. Efectividad pura del delantero rescatado del campeonato belga y que con 11 tantos en la segunda vuelta de la temporada pasada contribuyó al ascenso del Villarreal.

En El Madrigal, Javier Aguirre llevó al extremo las aconsejables rotaciones cuando en una semana se tienen que disputar tres partidos. Hasta ocho cambios realizó el técnico mexicano en la alineación titular con respecto a la utilizada tres días atrás ante el Atlhetic de Bilbao. Solo repetían Héctor Moreno, Sergio García y Casilla. El portero tarraconense sostuvo a los pericos en el primer periodo con tres intervenciones de mérito, dos de ellas a Giovani. Sorprendió, sin embargo, la suplencia inicial de Capdevila, aplaudido con fuerza en su regreso a Vila-real, habida cuenta de la ausencia por lesión del lateral izquierdo Fuentes. Su lugar lo ocupó Clerc. Más comedido se mostró Marcelino en las novedades, con cuatro caras nuevas en el once, todas ellas fiables.

Los dos equipos demostraron que su buen inicio de temporada no es casual. Dinámicos y ambiciosos, el partido tuvo ritmo y pasión, sin ataduras ni rigores tácticos, disputado con honestidad, favorecido por el temprano gol del Villarreal que obligó a estirarse al Espanyol, siempre competitivo, nada extraño en los equipos que dirige el Vasco.

Tras el receso, recurrió Aguirre a Víctor Sánchez, su mejor valor hasta la fecha, y a Stuani poco después para revertir la negativa situación creada en el primer suspiro, en el único despiste de un partido gozoso de ver, imposible de pronosticar el resultado final, inconformista como fue el Espanyol dominador en un segundo acto que puso de manifiesto su carácter y orgullo. Y apareció la otra cara del Villarreal, sólido y aplicado en defensa, comprometido, contragolpeador. En uno de ellos, Bruno lanzo a Cani. El aragonés llegó hasta la línea de fondo, oteó el horizonte y sirvió en bandeja de plata el gol a Jonathan Pereira. No estaba todo vendido. Sergio García, en una acción de crack, se inventó un gol que le puso de nuevo en el partido. No lo suficiente como para arrebatar la victoria a un Villarreal con oficio.

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