Merritt desactiva a Kirani James

Un año después de regresar de una sanción por dopaje, el norteamericano recupera el título mundial de 400m con unos magníficos 43,74s

LaShawn Merritt celebra la victoria en la final de 400m.A. Estevez (EFE)

Son norteamericanos los dos y se apellidan igual Aries y LaShawn, son dos Merritt, pero no son hermanos, ni siquiera parientes lejanos, lo que rompe un poco el encanto familiar de estos Mundiales, pero no la espléndida demostración que LaShawn hizo en los 400m.

Un rato después de que a Ashton Eaton, el decatleta de oro, se le cayera la baba viendo a su señora, la canadiense Brianne Theisen, recibir la plata en el heptatlón, el Merritt de la vuelta a la pista se enfrentó al hermano Borlée superviviente, Jonathan, y sobre todo, al prodigio casi juvenil de Granada Kirani James (aún no ha c...

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Son norteamericanos los dos y se apellidan igual Aries y LaShawn, son dos Merritt, pero no son hermanos, ni siquiera parientes lejanos, lo que rompe un poco el encanto familiar de estos Mundiales, pero no la espléndida demostración que LaShawn hizo en los 400m.

Un rato después de que a Ashton Eaton, el decatleta de oro, se le cayera la baba viendo a su señora, la canadiense Brianne Theisen, recibir la plata en el heptatlón, el Merritt de la vuelta a la pista se enfrentó al hermano Borlée superviviente, Jonathan, y sobre todo, al prodigio casi juvenil de Granada Kirani James (aún no ha cumplido los 21) en una final que afrontó no hambriento, eso es poco, sino prácticamente muerto de hambre. Antes de ser suspendido por dopaje (un producto anabolizante que compró, explicó, para alargar el pene), Merritt, una montaña de músculos armónica y terrible, había alcanzado la gloria olímpica en Pekín 2008, donde arruinó para siempre la carrera de Jeremy Wariner con una recta final que le llevó a una magnifica marca de 43,73s, aún la quinta mejor de la historia.

Merritt se enfrentó al prodigio Kirani James  en una final que afrontó no hambriento, eso es poco, sino prácticamente muerto de hambre

Como después logró ganar el Mundial de Berlín 09, el mundo se preparó para un periodo de dominación que cortó de tajo su positivo. Su regreso en Londres 12 fue un fracaso: una lesión le eliminó a la primera y James, ya ganador del Mundial del 11, logró la gloria olímpica y anunció una nueva era. Por eso el hambre, la necesidad, que llevó a Merritt a Moscú y que solo sació en una final demoledora, con un inicio tan fuerte que obligó a James, más hombre de ritmo que de fuerza, a buscar en sus reservas. En la recta final, aún tuvo Merritt capacidad de aceleración y James solo de frenado. Merritt ganó bajando de 44s, un gesto raro estos últimos años, 43,74s, solo una centésima más lento que en Pekín hace cinco años. Y James solo fue séptimo. Segundo fue el norteamericano Tony McQuay (44,40s) y tercero el ligero dominicano Luguelín Santos, otro adolescente (19 años) poseedor de una última recta letal. Cuarto, finalmente, el hermano bueno de los Borlée, todo un éxito para Bélgica (y las familias del mundo).

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