Spanoulis salda todas las cuentas

Un triple, dos, tres… hasta 22 puntos. Myke Krzyzewski, el seleccionador de Estados Unidos, no sabía ni siquiera su nombre, ni se explicaba aún cómo LeBron James, Carmelo Anthony, Chris Paul o Dwyane Wade no habían podido frenarle. “El 7 de Grecia nos ha matado”, acertó a decir tras la derrota de Estados Unidos ante Grecia en las semifinales del Mundial de 2006. Alguien, por entonces, le apodó Kill Bill, tal vez por la manera en que saldaba las cuentas aquel magnífico escolta gri...

Un triple, dos, tres… hasta 22 puntos. Myke Krzyzewski, el seleccionador de Estados Unidos, no sabía ni siquiera su nombre, ni se explicaba aún cómo LeBron James, Carmelo Anthony, Chris Paul o Dwyane Wade no habían podido frenarle. “El 7 de Grecia nos ha matado”, acertó a decir tras la derrota de Estados Unidos ante Grecia en las semifinales del Mundial de 2006. Alguien, por entonces, le apodó Kill Bill, tal vez por la manera en que saldaba las cuentas aquel magnífico escolta griego, capaz de anotar desde larga distancia, penetrar o decidir en los últimos segundos de partido. Su nombre es Vassilis Spanoulis y, tras un corto y fracasado paso por la NBA en las filas de Houston Rockets, se ha erigido en uno de los jugadores más decisivos en el baloncesto europeo.

Es un líder que no necesita ser muy espectacular” Pablo Laso

“Yo destacaría su evolución. Ha crecido como anotador y a la vez se ha ido adaptando a mantener un papel importante cuando no mete tantos puntos. Es un líder que no necesita ser muy espectacular”, analiza Pablo Laso. A sus 30 años, la estrella del Olympiacos acaba de ser elegido el MVP del curso en la Euroliga. En Londres disputará su cuarta final en los últimos cinco años y aspirará a su tercer título tras el que consiguió con el Panathinaikos en 2009 y, ya con el Olympiacos, la pasada campaña. “Tiene mucho talento y te puede romper de muchas formas. Se parece a Navarro”, cuenta Sergio Rodríguez. Spanoulis es el metrónomo del juego de sus equipos, incluida la selección griega, con la que consiguió la plata mundialista en 2006, el oro europeo en 2005 y el bronce en 2009.

El reto de Spanoulis, tras haber ganado la Euroliga con el Panathinaikos y el Olympiacos siendo elegido el MVP de ambas finales, es repetir el título. El último equipo que consiguió coronarse dos años seguidos fue el Maccabi en 2004 y 2005. Su expresión de felicidad en Londres no engaña. Es feliz por llevar de nuevo a su equipo a lo más alto después de un inicio de temporada muy difícil con tres derrotas en los cuatro primeros partidos del Top16. “Lo que más me preocupaba es que habíamos ganado el título y eso nos metía mucha presión. Teníamos que saber cómo manejarla y disfrutar de nuevo con el juego”, explicaba en una entrevista a la página oficial de la Euroliga. “Hablé con todos, entrenadores, jugadores, para encontrar la solución”.

Poco después, las aguas habían vuelto a su cauce para el campeón griego: “Podemos jugar a un ritmo alto y a un ritmo bajo”, aseguraba. “Podemos hacer todo lo necesario para ganar un partido. Podemos ganar en partidos de 60 puntos y en partidos de 90 puntos”.

Spanoulis es el eje de un equipo que ha asombrado por su fantástico rendimiento de las dos últimas temporadas, precisamente en las que ha reducido a la mitad los 20 millones de euros de presupuesto que tenía en 2011. Entonces se desprendió de Papaloukas y Borousis, pero invirtió algo más de dos millones de euros anuales en atar a su verdadera figura: Kill Bill, Spanoulis.