El encanto de un abrigo

Desde la llegada en el mercado invernal de Balotelli al Milan, Allegri ha asumido con decisión el 4-3-3 como dibujo táctico de cabecera

Massimiliano Allegri, entrenador del Milan.efe

Al Barça le aguarda un clásico en su regreso mañana a la Champions. Aparece de nuevo como rival el Milan, un viejo conocido y, sin embargo, un adversario con novedades interesantes a tener en cuenta.

El Milan se siente cómodo bien abrigado cerca de su área, así se lo recomienda su naturaleza. A pesar de que Allegri da libertad a sus delanteros para estirar la presión de la primera línea de manera selectiva, el resto del equipo no la acompaña con la convicción necesaria para darle valor porque se siente inseguro cuando se trata de dar un paso adelante. Aunque no retrocederá desc...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Al Barça le aguarda un clásico en su regreso mañana a la Champions. Aparece de nuevo como rival el Milan, un viejo conocido y, sin embargo, un adversario con novedades interesantes a tener en cuenta.

El Milan se siente cómodo bien abrigado cerca de su área, así se lo recomienda su naturaleza. A pesar de que Allegri da libertad a sus delanteros para estirar la presión de la primera línea de manera selectiva, el resto del equipo no la acompaña con la convicción necesaria para darle valor porque se siente inseguro cuando se trata de dar un paso adelante. Aunque no retrocederá descaradamente, no se sentirá mal si el Barça le aplasta contra su área, el diseño de partido más probable. Al Milan le gusta organizarse en su campo para esperar y defender su portería desde la proximidad. En la eliminatoria de la temporada pasada, cerró con éxito los pasillos interiores, lo que invita a pensar que repetirá la propuesta, desnudando a conciencia las zonas exteriores donde el Barça puede transmitir peligro, pero también poca contundencia. Para hacerlo posible, los centrales deben sentirse blindados; los laterales necesitan olvidarse del principio de amplitud; a los interiores les conviene proteger al mediocentro y la prioridad de todos será la disuasión de las líneas de pase verticales por dentro. Abbiati agradece sentirse arropado, más que nada porque reserva sus esfuerzos para la línea de gol, no para adelantarse a la jugada. A pesar de todo, toda esta voluntad responde más al orgullo competitivo, al talento defensivo individual dentro del área y a una inmensa capacidad de sacrificio, que a un método defensivo bien desarrollado, ya que ésta no puede ser su expresión habitual durante la mayoría de partidos de la Liga italiana por una cuestión de jerarquía.

Al Milan le gusta organizarse en su campo para esperar y defender su portería desde la proximidad

»La doble cresta. Desde la llegada en invierno de Balotelli al Milan, Allegri ha asumido con decisión el 4-3-3 como dibujo táctico de cabecera. De esta manera, ha juntado en la delantera a tres futbolistas jóvenes, con talento individual y muchos kilos de atrevimiento. No solo son irreverentes en el campo, también en su imagen, como demuestra la cresta que lucen en la cabeza. El técnico ha escoltado a Balotelli con Niang por la derecha, para explotar su potencia física, y El Sharaawy por la izquierda, para favorecer su trayectoria diagonal. El problema es que en Europa no puede repetir la propuesta por la ausencia del actor principal, lo que convierte la triple cresta en doble. El Sharaawy, con 20 años, ha mantenido la competitividad del equipo en el primer tercio de temporada con su profundidad, cambio de ritmo, recursos técnicos ilimitados en la conducción y goles. Su descaro natural había reclamado continuidad los últimos ejercicios con minutos de mucha calidad entre Pato, Robinho e Ibrahimovic, pero este año ha explotado con toda su personalidad. Descansó el viernes contra el Parma porque la acumulación de minutos le había quitado frescura las últimas semanas. Niang acaba de cumplir 18 años y se ha hecho con un hueco en el equipo titular por su desinhibición, verticalidad y exuberancia física. Como su compañero de delantera, acostumbra a ir de fuera hacia adentro para abrir el pasillo exterior al lateral, pero su zancada también le permite ser muy profundo por fuera. Le falta madurez en la toma de decisiones y precisión en el desenlace, pero asegura predisposición defensiva, un atrevimiento infinito y un futuro muy especial siempre que sepa gestionarlo con equilibrio. Su juventud les impide mucha continuidad, aunque el Milan depende de sus apariciones ofensivas para amenazar a Valdés.

Allegri deberá elegir al central que acompañe a Mexés entre Zapata, Bonera y Yepes

»La duda trascendente. Allegri deberá elegir al central que acompañe a Mexés entre Zapata, Bonera y Yepes; ratificar la jerarquía de Abate sobre De Sciglio en el lateral derecho y decidir los dos interiores que mezclen con Montolivo entre Nocerino, Flamini y Muntari. Son decisiones que afectarán a matices tácticos y a características individuales, pero sobre todo tendrá que reflexionar sobre el nombre que acompañe a la doble cresta. Si quiere repetir el 4-3-3, deberá utilizar a Pazzini —sale de una lesión—, como delantero centro. Si Balotelli ha asumido la responsabilidad de ser el inicio y la final de la jugada ofensiva, como antes Ibrahimovic, el posible recambio no tiene tanta habilidad asociativa ni una oferta de descarga tan delicada. Eso sí, sus movimientos al espacio son más afilados y el remate es su gran patrimonio. El Milan gana contundencia en el desenlace, pero pierde desequilibrio y una fuente permanente de soluciones ofensivas en un plan colectivo limitado en ataque. En cambio, el técnico tiene una posibilidad que le transforma el 4-3-3 en un 4-4-2 conocido con el nombre propio de Boateng. El ghanés no se parece en nada al de la temporada pasada, aquel que rompió la cintura a Abidal con un control orientado con el tacón antes de superar a Valdés por el primer palo o el que destrozó al Arsenal en San Siro en los octavos, el socio más fiel de Ibra. Ha caído su rendimiento; no ha asumido la responsabilidad tras la marcha de Thiago Silva y el sueco; se le ve más oxidado en los movimientos y atrapado por una crisis de juego, aunque su talento es indiscutible. Su presencia cerraría el rombo del centro del campo —como el año pasado—; reforzaría la zona para impedir la superioridad numérica azulgrana; podría ser un buen lanzador de la doble cresta en profundidad para ayudar a Montolivo en esa función; liberaría a El Sharaawy del peaje de la banda izquierda; y su experiencia competitiva le convertiría en un referente para el equipo. Es una solución natural, familiar para el equipo, puntual para la Champions y que sólo debe superar el examen de confianza de Allegri hacia el actual Boateng.

Archivado En