La Real pierde la inspiración

El conjunto de Montanier, de nuevo con un hombre más, choca con el orden del Levante en un partido sin pausa

Illarramendi lucha por el balón con DiopEFE

No era el Levante europeo porque se había dejado parte de sus fuerzas en el partido ante el Olympiacos del jueves, y tampoco fue la Real europea, esa que aspira a sacar la tarjeta de embarque para la siguiente expedición por el viejo continente. Aun así, empataron ambos sucedáneos en un partido rápido, de poco pestañeo, gracias a dos goles desde el punto de penalti. Unas tablas que dejan la maleta en su sitio para ambos, pero sin tener muy claro quien parte más adelantado en la fila de salida.

Sí se produjo, sin embargo, el mismo escenario en el que se mueve últimamente el conj...

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No era el Levante europeo porque se había dejado parte de sus fuerzas en el partido ante el Olympiacos del jueves, y tampoco fue la Real europea, esa que aspira a sacar la tarjeta de embarque para la siguiente expedición por el viejo continente. Aun así, empataron ambos sucedáneos en un partido rápido, de poco pestañeo, gracias a dos goles desde el punto de penalti. Unas tablas que dejan la maleta en su sitio para ambos, pero sin tener muy claro quien parte más adelantado en la fila de salida.

Sí se produjo, sin embargo, el mismo escenario en el que se mueve últimamente el conjunto de Montanier. Ese, y ya van ocho jornadas de forma consecutiva, en el que siempre termina con un hombre más sobre el césped. Una circunstancia para la que el Levante tiene bien aprendida la lección. Si ya de por sí el orden a la hora de defender es primordial –es el elemento que difumina la capacidad física de varios de sus jugadores-, con un hombre menos las líneas entre defensa y centro del campo, de por sí juntas a partir del patrón establecido por Juan Ignacio Martínez, se vuelven una cuando el rival asoma por la orilla.

REAL SOCIEDAD, 1 – LEVANTE, 1

Real Sociedad: Bravo; Carlos Martínez, Mikel, Iñigo Martínez, De la Bella; Markel Bergara (Pardo, m. 63), Illarramendi, Xabi Prieto (Aguirretxe, 70); Griezmann, Vela y Chory Castro (Ifrán, m. 76). No utilizados: Zubikarai, Ansotegi, Cadamuro y José Ángel.

Levante: Keylor; Lell (Pedro López, m. 45), Ballesteros, Vyntra, Karabelas; Iborra, Diop; Valdo, Míchel (Rubén García, m. 78), Pedro Ríos (Juanfran, m. 59; Martins. No utilizados: Garabato, Héctor Rodas, Barkero y Aquafresca.

Goles: 1-0. M. 17. Vela, de penalti. 1-1. M. 29. Míchel, de penalti.

Árbitro: Hernández Hernández. Amonestó al Chory Castro, Pardo, Míchel, Iborra, Valdo, Diop. Y expulsó Nikos (m. 57) por doble tarjeta amarilla.

Unos 28.500 espectadores en Anoeta.

Antes de estirar la madeja y dejar de contar con un bolillo menos, la Real se adelantó gracias a un gol de Vela desde el punto de penalti. El derribo de Nikos, que le costó la primera cartulina amarilla, sobre el mexicano se produjo en ese espacio en el que la cal del área grande se mezcla con el último tallo verde del césped. Su lanzamiento superó a Keylor Navas, que junto al lateral alemán y a Vyntra componían la renovada línea defensiva del Levante, y a la que solo la vuelta de Ballesteros dotó de la solidez necesaria para contener a una Real que con Chory Castro y Griezmann buscaba una y otra vez partir desde marcas diferentes.

Con Míchel como cerebro en la creación en lugar de Barkero, otro destacado en la Liga Europa, el Levante pensaba por impulsos, siempre con la mirada puesta en la centella de Martins, gestualmente desconectado del juego pero capaz de espabilar las piernas a la primera orden. No pudo deshacer su envío el Chory Castro cuando se lanzó al suelo a por Lell dentro del área de Bravo y derribó al alemán dentro del área. Míchel superó al portero chileno y así devolvió el equilibrio a un partido que prometía más fascículos interesantes.

Algo que se produjo tras la segunda tarjeta a Nikos por una entrada sobre Castro y que envió de nuevo a la Real a esa cuesta en la que ha aprendido a correr hacia abajo. Pero el conjunto granota se agrupó bien y en alguna contra de Valdo, Rubén García o del propio Míchel pudo voltear la inclinación del partido. No estuvo tan inspirado como en las colecciones anteriores el conjunto de Montanier y se estrelló ante un Levante resabiado que demostró tener fuelle de sobra.

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