Vela juega con el Zaragoza

El extremo mexicano impulsa a la Real Sociedad y destroza a unos rivales demasiado juveniles

Bienvenu disputa el cuero con Mikel González.Javier Cebollada (EFE)

Pecados de juventud. Errores propios de la pubertad. Héctor, lateral zurdo del Zaragoza, expresó en un santiamén la ilusión por el estreno y la decepción por una vehemencia incontrolada, por dos entradas a destiempo sobre el efervescente Vela que le costaron la expulsión 22 minutos después de bautizarse como jugador de Primera. Toda una condena que redondeó otro primerizo —aunque no tanto—, Fernández, que no supo atar en corto a Agirretxe. Penalizaciones, en cualquier caso, que crearon el oxímoron del silencio aterrador en La Romareda, que atiende con pavor a la zona peligrosa, al tiempo que i...

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Pecados de juventud. Errores propios de la pubertad. Héctor, lateral zurdo del Zaragoza, expresó en un santiamén la ilusión por el estreno y la decepción por una vehemencia incontrolada, por dos entradas a destiempo sobre el efervescente Vela que le costaron la expulsión 22 minutos después de bautizarse como jugador de Primera. Toda una condena que redondeó otro primerizo —aunque no tanto—, Fernández, que no supo atar en corto a Agirretxe. Penalizaciones, en cualquier caso, que crearon el oxímoron del silencio aterrador en La Romareda, que atiende con pavor a la zona peligrosa, al tiempo que impulsan a la trepadora Real Sociedad, en puestos burgueses de la tabla.

ZARAGOZA, 1-R. SOCIEDAD, 2

Zaragoza: Roberto; Sapunaru, Álvaro, Paredes, Héctor; Movilla (Fernández, m. 27), Apoño; Víctor Rodríguez (Bienvenu, m. 46), Romaric, Montañés (Rochina, m. 72); y Postiga. No utilizados: Leo Franco; Rodri, Edu Oriol y Pintér.

Real Sociedad: Bravo; Carlos Martínez (estrada, m. 89), Mikel González, Iñigo Martínez, De la Bella; Markel, Illarramedi (Pardo, m. 78); Prieto, Vela (Chory Castro, m. 73), Griezmann; y Agirretxe. No utilizados: Zubikarai; Ansotegi, Cadamuro y Ros.

Goles: 0-1. M. 11. Griezmann resuelve un pase de Vela. 0-2. M. 32. Agirretxe, desde dentro del área. 1-2. M. 92. Apoño, de penalti.

Árbitro: Gil Manzano. Mostró la cartulina amarilla a Héctor, Álvaro, Sapunaru y Postiga. Doble amarilla a Héctor (m. 22).

La Romareda. Unos 23.000 espectadores.

El Zaragoza se ha sumido en una depresión repentina sin motivo aparente, desnortado cuando se intuía erróneamente que no sufría costurón alguno en esta Liga. Empuja y presiona en los primeros compases de los encuentros del mismo modo que se desinfla y descompone ante el primer revés. Justo lo que le sucedió frente a la Real, que tiene en Vela a un futbolista mayúsculo, más maduro a cada encuentro que disputa, resolutivo en los metros finales, un tesoro para su equipo. Listo, el mexicano apretó al más novel y se le adelantó en dos ocasiones; acciones de pillo que se zampó Héctor, expulsado sin remisión. Pero antes de eso, Vela ya había noqueado al Zaragoza al reconvertir un rebote en un pase al hueco, a Griezmann, que puso el interior de la bota para superar a Roberto, atrapado en tierra de nadie. Ciclón para el frágil Zaragoza, que ha perdido esa garra que le contagió Jiménez, que no gana en La Romareda desde noviembre.

No acusó, sin embargo, la Real la semana ácida y turbia, acusada por el expresidente Iñaki Badiola sobre unos pagos pasados y en negro del club a Eufemiano Fuentes, dedicados a la compra de productos médicos dudosos. Se desplegó con velocidad, con profundidad y desparpajo el equipo de Montanier, técnico vilipendiado en sus inicios y ahora de lo más elogiado. Le alcanza a la Real con la solidaridad defensiva, el impulso de Xabi Prieto, la agitación de los dos extremos y el remate oportuno de Agirretxe, como en ese balón huérfano de dueño que meció —previa connivencia de un Fernández que no acertó a anudarle— en el área y envió a la red.

Replicó con timidez el Zaragoza, un disparo desajustado de Postiga, otro envenenado de Bienvenu y gol de penalti de Apoño sobre la bocina. También asustaron Griezmann y Agirretxe en el área rival. Pero de nada sirvió. El partido duró media hora, lo que tardaron Vela y la Real en castigar a unos rivales con acné juvenil.

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