Un desierto con 19 montañas

En las dos semanas que quedan la Vuelta promete espectáculo con la contrarreloj y seis finales en alto

Valverde, Froome y Purito Rodriguez en la ascensión al Coll de la GallinaAlberto Morante (EFE)

Parece que ha pasado un mundo, un huracán por la Vuelta y en realidad, la tormenta está por venir. Vale que el calor se antoja que desaparece, que quizás llueva, pero sobre todo queda la parte más dura de una Vuelta que ha propuesto un sinfín de llegas en subida donde poco importa la catalogación de los puertos porque en cualquier cuesta se anima la batalla. Cubierta la primera semana, con etapas memorables, queda el desierto montañoso del Cantábrico y de la meseta, con seis llegas en...

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Parece que ha pasado un mundo, un huracán por la Vuelta y en realidad, la tormenta está por venir. Vale que el calor se antoja que desaparece, que quizás llueva, pero sobre todo queda la parte más dura de una Vuelta que ha propuesto un sinfín de llegas en subida donde poco importa la catalogación de los puertos porque en cualquier cuesta se anima la batalla. Cubierta la primera semana, con etapas memorables, queda el desierto montañoso del Cantábrico y de la meseta, con seis llegas en alto de todo tipo y condición, donde puede arder Troya en cualquier momento.

Una vez que pase la contrarreloj del miércoles en Pontevedra, donde previsiblemente se alterará la clasificación general pero no se romperá la cuadrilla, el Alto de Ézaro les devolverá a los ciclistas a la cruda realidad. Un puerto de 3ª donde Purito Rodríguez ya ha anunciado el comienzo de la reconquista del tiempo que perderá en Pontevedra. A partir de ahí toca sufrir, con tres puntos singulares en el primer camino: Ancares,(porcentajes del 12%), Lagos de Covagonda (15%) y el Cuitu Negru, en Pajares con rampas al final al 22%. Incluso Fuente De, con llegada a un puerto de 2ª puede resultar decisivo en una carrera medida al milímetro.

Por si nada estuviera decidido o por si algo habría que recuperar, la penúltima etapa reserva la Bola del Mundo, con cinco puertos, antes de llegar a Madrid, el último de categoría especial, con rampas que alcanzan el 23%. Una pared, antes de que al día siguiente el que pueda haga el paseíllo a Madrid.

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