Paralelismo y curiosidades

Hoy empieza la guerra y entre batalla y batalla, los pensamientos de Evans, Wiggins y compañía irán más condicionados por el resultado de lo acontecido durante el día

Un mecánico del equipo Movistar limpia una bicicleta antes de su salida hacia el Tour de Francia, en Lieja (Bélgica).YORICK JANSENS (EFE)

Hoy arranca el Tour 2012. Arranca mi Tour —rumiará Wiggins en la víspera a la almohada en un hotel cercano a Lieja mientras quita de la cabeza los datos que le han preocupado hasta ahora: los kilómetros de entrenamiento, las horas de descanso, las cifras del potenciómetro o el análisis del VAM del que tanto le gusta hablar (Velocidad de Ascensión Media, es decir, metros ascendidos por unidad de tiempo)—, ahora o nunca.

Todos dan como favorito al inglés —pensará Evans— pero aquí el último ganador soy yo, por eso llevo el dorsal 1, y a ver cómo lo hago para repetir esta sensación tan agra...

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Hoy arranca el Tour 2012. Arranca mi Tour —rumiará Wiggins en la víspera a la almohada en un hotel cercano a Lieja mientras quita de la cabeza los datos que le han preocupado hasta ahora: los kilómetros de entrenamiento, las horas de descanso, las cifras del potenciómetro o el análisis del VAM del que tanto le gusta hablar (Velocidad de Ascensión Media, es decir, metros ascendidos por unidad de tiempo)—, ahora o nunca.

Todos dan como favorito al inglés —pensará Evans— pero aquí el último ganador soy yo, por eso llevo el dorsal 1, y a ver cómo lo hago para repetir esta sensación tan agradable el año que viene. Y a Menchov, a Nibali, a Valverde, a Leipheimer, a Gesink, y a otros tantos que sueñan con ganar, les acompañarán pensamientos parecidos en la antesala de ese reparador sueño que será el último en tiempo de paz; hoy empieza la guerra y entre batalla y batalla, los pensamientos ya irán más condicionados por el resultado de lo acontecido durante el día.

Entre los favoritos para el primer maillot amarillo hay que nombrar a Cancellara y Martin, los dos grandes contrarrelojistas de la carrera

Y empieza en Lieja, donde se celebra la clásica más adaptada a todos estos hombres y nombres de las grandes Vueltas; la Lieja-Bastogne-Lieja, la Doyenne, la gran Clásica con la que sueñan los grandes vueltómanos. Lieja, una ciudad que tiene además el honor de haber visto arrancar en sus calles a las tres Grandes Vueltas. Y comienza en Lieja, con un prólogo llano y urbano de algo más de 6 kilómetros, no especialmente técnicos, en cuya parte central rodarán en paralelo al canal, para contextualizar el esfuerzo. Entre los favoritos para el primer maillot amarillo hay que nombrar a Cancellara y Martin, los dos grandes contrarrelojistas de la carrera, a un Sagan en un estado pletórico, y cómo no, al hombre que lleva la aureola de gran favorito para la victoria final por su omnipresencia en gran parte de las quinielas, Wiggins. Como en los tiempos de Amstrong o de Indurain, cuando el gran favorito para la victoria final también lo era para la prólogo inicial. Y no huyendo de los paralelismos de Wiggins con estos dos fenómenos del pasado, también su equipo, el Sky, busca convertirse en la encarnación de aquel US Postal del americano; dueños y señores de la carrera desde el primer día con independencia de que uno de los suyos vistiese la preciada prenda. Veremos, pero eso es lo visto en la pasada Dauphiné.

Del recorrido lo que hay que decir es que el Tour vuelve a ser el Tour en el sentido tradicional del término, volviendo a las fórmulas del pasado. Una primera semana llana, con alguna que otra trampa escondida. Le sigue un fin de semana con dos etapas de media montaña, con una sorprendente llegada en rampa imposible en La Planche del Belles Filles. Se llega así a la primera crono larga y llana, en vísperas del primer día de descanso. Tras esto llegan las tres etapas alpinas, y después unos días de transición entre Alpes y Pirineos con etapas peligrosas como la de Foix. Dos etapas pirenaicas como despedida de la montaña, un día para los sprinters, y crono final llana de 54.5 kms ya en las cercanías de París. Veremos que es lo que da de sí todo esto.

El Sky busca convertirse en la encarnación de aquel US Postal del americano; dueños y señores de la carrera desde el primer día

Por último, una curiosidad personal. Al ojear las tradicionales cifras que ofrece la organización en la jornada previa (198 corredores, 31 nacionalidades, 40 años nueve meses y tres días del más viejo Voigt frente a los 22 años un mes y un día del más joven, Thibaut Pinot) descubro para mi sorpresa que este último es el dorsal 146, el último dorsal que tuve yo en mi espalda como ciclista profesional. Siempre lo hago, manías que tiene uno, siempre compruebo en quién estoy reencarnado. Así que me voy a acostar yo sintiéndome algo más joven, no un día más viejo tal y como correspondía. Todo esto gracias al Tour y a sus curiosidades. Suerte a todos y espero que nos brindéis un bonito espectáculo.

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