Opinión

Razones para disfrutar de una copa

Aunque la selección gane, la ansiedad española conduce a una sensación de derrota

El seleccionador Del Bosque en rueda de prensaAlejandro Ruesga (EL PAÍS)

El error de la ansiedad española (en todo, y en el fútbol) es considerar que siempre que sales al campo de batalla es para ganar. Para destruir al adversario, para humillarlo, para generar en él el desconcierto de la derrota. Por encima de todo. Esa ansiedad, que se parece al esfuerzo inútil, conduce a la melancolía, a una opaca sensación de derrota aunque vayas ganando.

En esta Copa de Europa que la vida ha hecho llamar Eurocopa (con el mal fario que tiene ahora la palabra Euro) está pasando eso: vamos ganando, y además con unas estadísticas excepcionales, pero le estamos soplando la o...

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El error de la ansiedad española (en todo, y en el fútbol) es considerar que siempre que sales al campo de batalla es para ganar. Para destruir al adversario, para humillarlo, para generar en él el desconcierto de la derrota. Por encima de todo. Esa ansiedad, que se parece al esfuerzo inútil, conduce a la melancolía, a una opaca sensación de derrota aunque vayas ganando.

En esta Copa de Europa que la vida ha hecho llamar Eurocopa (con el mal fario que tiene ahora la palabra Euro) está pasando eso: vamos ganando, y además con unas estadísticas excepcionales, pero le estamos soplando la oreja a los futbolistas, le estamos mojando las decisiones al seleccionador y estamos buscando defectos tácticos donde solo hay unos futbolistas tratando de sacar petróleo frente a defensas que ya saben de qué va la táctica española, y se repliegan como tanques.

Y así no hay manera de disfrutar de la copa, si se gana, ni se puede disfrutar del juego mientras dura. Hemos llegado a los cuartos y nos parece que debemos arrepentirnos de haber ganado por la mínima ante Croacia, de haber goleado a Irlanda, de haber empatado con Italia, que resulta que ahora es mejor selección que cuando solo era una entelequia sobre el papel. Parece que hubiera sido mejor que perdiéramos en unas y otras circunstancias, pues todo estaba preparado para llorar.

Qué barbaridad, qué país tan solemne tenemos, qué aburrimiento de país que se pone tiritas aunque todavía no haya sido lesionado. Menos mal que al campo de batalla no han ido los que lo dan todo por perdido si no ganamos inmediatamente. Menos mal que los futbolistas son profesionales del arte de la paciencia, al que lo han conducido entrenadores que están diplomados en esa estrategia: Luis Aragonés, Vicente del Bosque. Si uno y otro se hubieran dejado llevar por aquellos que consideran que la mejor táctica es la táctica de la pistola en el pecho, del juego aguerrido y sin contemplaciones, ni hubiéramos triunfado en Europa ni seríamos ahora (¿se han olvidado?) los reyes del mundo (del fútbol).

Ahora tenemos enfrente a Francia, a la que se le considera un enemigo muy difícil (pero no solo para España). Pues ya están por ahí especulando sobre las estadísticas, que afirman que jamás les hemos ganado en competiciones serias. Del Bosque ha levantado el dedo: ‘Hombre, les ganamos hace poco, en un amistoso…’ Ah, un amistoso, ¿qué es un amistoso en la lírica del fútbol? Saldremos adelante, no me cabe duda; y lo deseo con mucha vehemencia por varias razones: porque me gusta el fútbol, y no hay mejor selección haciéndolo ahora que la española, y porque estoy harto de toda esa gente que está siempre amargándote la copa. Hay tan pocas cosas hoy con las que se puede disfrutar... Aprovechemos la ocasión. España ganará la Copa (¡ojalá!), pero mientras eso ocurre que no nos la amarguen, que nos la dejen apurar felices.

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