“He sufrido, pero he disfrutado”

El número dos del mundo destaca el valor “mental” de superar al serbio tras muchas derrotas

Pau Gasol abraza a Nadal tras la final.BERNAT ARMANQUE (AP)

El domingo por la noche, Rafael Nadal se adormece con unos vídeos de la serie Bola de Dragón. Antes, tras ver en el vestuario cómo España empata con Italia en la Eurocopa, deja Roland Garros con gesto contrariado. La lluvia ha suspendido la final. “Parar ha sido bueno para mí”, reflexiona al despertarse el lunes, cuando piensa en el parcial de 1-8 encajado justa...

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El domingo por la noche, Rafael Nadal se adormece con unos vídeos de la serie Bola de Dragón. Antes, tras ver en el vestuario cómo España empata con Italia en la Eurocopa, deja Roland Garros con gesto contrariado. La lluvia ha suspendido la final. “Parar ha sido bueno para mí”, reflexiona al despertarse el lunes, cuando piensa en el parcial de 1-8 encajado justamente antes del receso; “las condiciones de juego eran inusuales. Favorecían mucho más a Djokovic que a mí. La pelota estaba más pesada que nunca”.

Ese pensamiento transforma la manera como afronta la reanudación de ayer. “Solo me sentí listo para competir tres minutos antes del partido”, dice luego hablando de su noche de nervios y decepción, de lo que le cuesta prepararse para más lágrimas, más dolor y más sufrimiento cuando la victoria había estado tan cerca (6-4, 6-3 y 2-0), “pero, igual que disfruté mucho la final de Australia [derrota en 5h 53m ante el serbio Novak Djokovic], también disfruté la de París. Sufrí, pero disfruté”.

Después de la final, a las puertas del vestuario vuelve a haber botellas de Moet & Chandon, vuelven a circular los puros y la cerveza, vuelven a dejarse notar los Djokovic y sus invitados. El clan serbio se muestra unido en la derrota. Como manda la tradición de los guerreros, tras la capitulación, exhiben su fuerza ante los demás y envían al portavoz más cualificado a transmitir el mensaje que debe sentar las bases del futuro. “Nadal es el mejor de la historia en esta superficie y yo no fui lo suficientemente consistente”, admite Nole, relajado pese a que la victoria de Nadal le impidió conquistar el único título grande que le falta. “De todo se aprende en esta vida. Este tipo de partidos te hacen ver que el esfuerzo que pones en esta profesión merece la pena. Perdí esta vez, pero espero volver más fuerte la próxima”, avisa.

“Si no para el domingo, habríamos perdido. Otra derrota hubiera pesado mucho. Nos jugábamos más que Djokovic. Esta victoria nos dará tranquilidad”. Toni Nadal

Djokovic defenderá ahora con uñas y dientes su título de Wimbledon, conquistado ante Nadal en 2011. En París, como durante toda la gira de tierra, el español dejó su tarjeta de visita al serbio: sumó cuatro títulos (Montecarlo, Barcelona, Roma y Roland Garros), solo cedió un set en el camino y tumbó a Nole en tres finales rompiendo una racha de siete derrotas seguidas. El número dos mundial espera encontrar en esos tres triunfos el trampolín preciso para invertir la tendencia y asaltar de nuevo el número uno en el futuro.

“Ha sido una final complicada, sobre todo los dos últimos sets. Antes, quizás no”, explicó Nadal, que jugó con la presión de las derrotas previas; “mentalmente, era complicado: había perdido tres finales del Grand Slam contra él. Ganar era importante para mí y lo sabía. Por eso era un partido emocionante, con un valor muy grande para mí. Las oportunidades pasan. Perder la cuarta seguida habría sido duro para mí porque sentía que me la merecía por toda la trayectoria en la gira de tierra del año. Ha sido mi mejor temporada de tierra”.

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“Perder otra vez habría sido completar el Grand Slam de las derrotas y eso, habiendo sido Rafael el mejor en la gira de tierra, habría sido algo injusto”, coincidió Toni Nadal, su tío y entrenador. “Si no se para el domingo, habríamos perdido. Otra derrota hubiera pesado mucho. Nos jugábamos más que Djokovic. Esta victoria nos dará tranquilidad para el futuro”, añadió.

El futuro es hoy. Nadal se marcha ahora a Halle, en Alemania, donde comenzará a preparar la temporada de hierba. Wimbledon y los Juegos Olímpicos de Londres son los dos próximos objetivos. La gran meta del curso, sin embargo, ya está conseguida: París es de Nadal y Djokovic, aquel monstruo de 2011, vuelve a ser solo un hombre.

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