Otra traición del tahúr

Van Marwijk sienta a Huntelaar, máximo goleador holandés en la fase de clasificación, y a Kuyt, su comodín, para hacer sitio a las vacas sagradas Sneijder y Robben

Bert van Marwijk, durante el duelo ante Dinamarca.PATRICK HERTZOG (AFP)

Durante el pasado Mundial de Sudáfrica, en los días previos a la final ante España, a Bert van Marwijk le incomodaba y mucho que en cada comparecencia ante los medios se le recordara a la fabulosa Holanda del 74. No lo entendía. No procesaba las acusaciones de que su equipo traicionaba todo aquello que represento estéticamente la naranja mecánica. “Somos idealistas realistas. Hemos conseguido un equilibrio cada vez mejor entre evitar los goles contrarios y jugar para ganar. Por eso estamos donde estamos ahora. No importa el cómo, nadie se acordará de ello si ganamos el Mundial”, decía...

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Durante el pasado Mundial de Sudáfrica, en los días previos a la final ante España, a Bert van Marwijk le incomodaba y mucho que en cada comparecencia ante los medios se le recordara a la fabulosa Holanda del 74. No lo entendía. No procesaba las acusaciones de que su equipo traicionaba todo aquello que represento estéticamente la naranja mecánica. “Somos idealistas realistas. Hemos conseguido un equilibrio cada vez mejor entre evitar los goles contrarios y jugar para ganar. Por eso estamos donde estamos ahora. No importa el cómo, nadie se acordará de ello si ganamos el Mundial”, decía. La defensiva y violenta final que planteó ante España terminó por desenmascararle.

Las duras críticas que Van Marwijk recibió en su propio país parecía que le habían hecho cambiar ese ideario que camuflaba a un pragmático desdeñoso con la tradicional escuela holandesa, pese a que confesaba su admiración por la obra de Rinus Michels y el Barcelona de Guardiola. Como buen tahúr mentía, es campeón del mundo junto a su padre de Klaberjassen, una especie de póker.

También sorprendió la titularidad de Afellay con solo 128 minutos disputados con el Barça

La fase de clasificación para esta Eurocopa enseñó a una Holanda más alegre. Llegada la hora de diseñar la primera alineación para medirse a Dinamarca, Van Marwijk retornó a la traición. Aunque esta vez fuera contra sí mismo. Sacó un equipo sin dos de sus puntales durante la fase de clasificación, Huntelaar y Kuyt, para no dejar fuera de la alineación a dos futbolistas de peso como Sneijder y Robben. Al primero, las lesiones no le dejaron participar en ninguno de los partidos de la liguilla clasificatoria. Sneijder, disputó ocho partidos, aunque en los dos últimos la titularidad fue para Van der Vaart. Su temporada en el Inter no le daba para aspirar a la titularidad. Dio la sensación de que a Van Marwijk le pudo la presión de dejar en el banquillo a dos vacas sagradas que le pueden incendiar el vestuario. Extrañó como ninguna la suplencia de Huntelaar. El delantero del Schalke le había respondido con 12 goles en 8 encuentros en la fase de clasificación. Kuyt, siempre disciplinado y sacrificado por el colectivo, también le dio un gran rendimiento como jugador de banda derecha e incluso en la izquierda, donde se alineó ante San Marino, Finlandia y Suecia. Sus seis tantos en sus nueve encuentros como titular reforzaban esa figura de futbolista de equipo, de secundario imprescindible.

Huntelaar, ante Andersen.KIM LUDBROOK (EFE)

Tampoco jugó en el mediocentro Strootman, más armador que cualquiera de los dos componentes del tosco doble pivote Van Bommel-De Jong. Aquí también parecieron contar más los galones que el juego a la hora de escoger acompañantes que se sentaran junto a él en el banquillo. Strootman, del que Van Marwijk siempre había hablado maravillas, sólo tiene 22 años.

Sorprendió también la alineación de Afellay desde el inicio, dado que estuvo lesionado la mayor parte de la temporada y sólo ha disputado cinco partidos (128 minutos con el Barcelona). Tanto como la tardía reacción de Van Marwijk para mover el banquillo. No dio entrada a Huntelaar y Van der Vaart hasta el minuto 71 y a Kuyt hasta el 85 pese a ir perdiendo desde el 24. Nada le dio resultado a la selección holandesa en su primer envite en Kharkiv.

Willems, el estreno más precoz

Holanda
EL PAÍS

La trayectoria de Jetro Willems es meteórica. Tanto que ayer, cuando saltó al césped del Metalist Stadium de Kharkiv, se convirtió en el futbolista más joven de la historia en debutar en una Eurocopa. No fue un estreno feliz, ya que Holanda cayó ante Dinamarca (1-0) contra todo pronóstico, pero la cita le otorgó el honor de ser el nuevo propietario del récord de precocidad en el torneo continental.

Hasta ahora estaba en manos del belga Enzo Scifo, que tenía 18 años y 115 días cuando disputó su primer partido en una Eurocopa, la de Francia en 1984. Willems, nacido el 30 de marzo de 1994, debutó con 18 años y 71 días.

De ascendencia antillana, el lateral izquierdo holandés milita en el PSV Eindhoven (tercero en la última Liga tras el Ajax y el Feyenoord). El de ayer fue su tercer partido con la selección absoluta de Holanda. Hizo su puesta en escena con la oranje hace dos semanas, el 26 de mayo, ante Bulgaria. También participó en la goleada sobre Irlanda del Norte del 2 de junio.

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