El misterio Guardiola

La situación es cuanto menos incómoda porque no se sabe muy bien si Guardiola mantiene aún sus dudas o ya se ha decidido y se hace de rogar

Guardiola, durante una comparecencia ante los medios.Toni Albir (EFE)

Ayer parecía un día diseñado para que Pep Guardiola anunciara su renovación por el Barça, y no precisamente para contraprogramar el partido de la Champions del Madrid, sino porque los futbolistas azulgrana regresaban a los entrenamientos después de dos días de fiesta y estaba programada la fotografía oficial de la plantilla para la temporada 2011-2012. La presencia en el Camp Nou -escenario del encuentro- de Josep Maria Orobitg, agente del técnico, se interpretó precisamente como la señal definitiva de que la jornada acabaría con el esperado anuncio de la continuidad de Guardiola.
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Ayer parecía un día diseñado para que Pep Guardiola anunciara su renovación por el Barça, y no precisamente para contraprogramar el partido de la Champions del Madrid, sino porque los futbolistas azulgrana regresaban a los entrenamientos después de dos días de fiesta y estaba programada la fotografía oficial de la plantilla para la temporada 2011-2012. La presencia en el Camp Nou -escenario del encuentro- de Josep Maria Orobitg, agente del técnico, se interpretó precisamente como la señal definitiva de que la jornada acabaría con el esperado anuncio de la continuidad de Guardiola.

Acabada la jornada matinal, sin embargo, una vez que los jugadores hubieron quedado bien retratados, el entrenador no le comentó nada al presidente, Sandro Rosell, sobre su contrato después de departir un buen rato. Una situación muy parecida ya se dio hace un par de semanas, cuando ambos se reunieron en una cena calificada como una “reunión técnica”.

El técnico habló ayer con Rosell, pero no sobre su continuidad en el Barça

Guardiola habla a menudo de la planificación para el próximo ejercicio. No comenta nada, sin embargo, de su situación particular, y si en un último intento se le pregunta directamente, responde con evasivas, como si le disgustara hablar de sí mismo o no hubiera necesidad, reiterativo en su cantinela: “Necesito tiempo”. Nadie le sonsaca, ni Rosell, ni Orobitg, ni sus colaboradores más próximos, que le sabían relajado, leyendo y jugando al golf durante el descanso de una semana sin partido de por medio, tiempo que los jugadores han aprovechado para pedir la renovación de su entrenador. Incluso Messi antepuso la continuidad del técnico a la suya por el bien del Barça. Ni siquiera Andoni Zubizarreta sabía nada hasta ayer del futuro de Guardiola, que tiene en ascuas al barcelonismo, incapaz de descifrar qué necesita sentir su técnico para decir que sí después de que estuviera un tiempo pensando en cómo decir que no.

El temor es que la incertidumbre se alargue tanto que resulta incontrolable

A finales de noviembre, Guardiola hizo saber a responsables de club que no iba a seguir como entrenador del Barça. No se lo tuvieron en cuenta porque entendieron que su decisión era coyuntural, producto de su desgaste, debilitado aún más por la enfermedad de Tito Vilanova. Zubizarreta le concedió margen para recapacitar. Ocurre que el entrenador se tomó al pie de la letra la concesión y hoy todavía le da vueltas al asunto. La directiva no parece especialmente inquieta porque ha encontrado en Zubizarreta a su interlocutor perfecto, no solo por sus aptitudes profesionales, sino porque fue propuesto por el propio técnico como director deportivo del Barça. El problema es que ninguna de las personas más próximas a Guardiola tiene constancia de cuál será la respuesta del entrenador, circunstancia que favorece la especulación. Se teme que la incertidumbre se pueda alargar tanto que resulte incontrolable para todos.

La situación es cuando menos incómoda porque no se sabe muy bien si Guardiola mantiene aún sus dudas o ya se ha decidido y se hace de rogar, como si quisiera que los directivos sintieran la misma presión que los jugadores y el entrenador cuando afrontan un partido.

“La cosa es más sencilla”, argumenta una de las personas que más influyen en el técnico: “Guardiola lucha contra el propio Guardiola igual que el Barça, contra el Barça”. Quiere y se exige ser el mismo entrenador que debutó en 2008 y, más que respuestas, encuentra preguntas. Mantiene la misma vocación e interés y, a cambio, puede que haya perdido fuerza, ingenuidad y naturalidad, condicionado por el desgaste y la necesidad de motivarse en un escenario y unas condiciones conocidas. Hoy sería víctima de su propia dedicación y perfeccionismo, y también de su tormento, cambio de ánimo y dificultad para dejarse ayudar.

Aunque no es fácil objetivar y procesar las cosas con Guardiola, la directiva entiende que ha procurado “no darle un solo motivo para que diga que no” y le ofrece “los distintos escenarios posibles para que pueda ejercer su cargo desde la complicidad”. La plantilla tampoco precisa una renovación que pueda incomodar al entrenador. Incluso se plantea la posibilidad de que todas las incorporaciones sean del filial, de manera que Guardiola no debería actuar contra ninguno de los jugadores a los que ha dado protagonismo desde su llegada y cuyos contratos vencen a partir de 2013. “El equipo tiene aún mucho recorrido y no necesita grandes retoques”, asegura Carles Rexach. “Sería desperdiciar una buena ocasión”. Y el vicepresidente Carles Vilarrubí remacha: “Pep no actuará irresponsablemente alargando su situación”. “No estamos preparados para el ‘no”, resumió Xavi. “Sin él no sería lo mismo”, abundó Messi.

“Tengo a los mejores jugadores. Jamás dudaré de ellos, sino de mi capacidad para sacarles lo mejor”. La mayor preocupación de Guardiola, que nunca cuestionó a su equipo, es saber cómo han envejecido los técnicos que han triunfado siendo tan jóvenes. Desoye a quienes le acusan de un intento de desertar en un momento de apuro y, aunque le irrita el impacto y la influencia que ha tenido el modelo Mourinho, niega que se sienta desamparado. A quien le pregunta, responde siempre lo mismo: “Para renovar, tengo que sentirlo”. Y ese sentimiento tiene paralizado al barcelonismo e inquieto al mercado futbolístico mundial. Ayer parecía un día que ni pintado para resolver finalmente el crucigrama. El enigma de Guardiola, sin embargo, se mantiene, “como el de Mourinho, o el de Bielsa o el de Del Bosque”, remacha un íntimo amigo del entrenador del Barcelona. “No pasa nada”.

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