ALBERTO ZAPATER Centrocampista del Lokomotiv

“El fútbol es una jungla”

El futbolista zaragozano vuelve a San Mamés, donde el Lokomotiv se mide al Athletic en la vuelta de los dieciseisavos de la Liga Europa

Alberto Zapater, durante el entrenamiento del Lokomotiv LUIS TEJIDO (EFE)

Con el libro de la biografía de Rafa Nadal en la mano, regalo de su novia porque sabía que si hay alguien en el mundo al que admira por sus valores es él, se acercó al tenista en el aeropuerto de Abu Dabi. “¿Me lo firmas, por favor?”, le pidió con rubor. “Sí, Alberto”, le respondió Nadal, ante la sorpresa de Alberto Zapater (Ejea de los Caballeros, Zaragoza; 1985), eje del Lokomotiv de Moscú y rival hoy del Athletic en la vuelta de la Liga Europa (2-1 en la ida).

Pregunta. Ha vivido en Zaragoza, Génova, Lisboa y Moscú, pero allá donde va siempre defiende sus raíces, ¿ve...

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Con el libro de la biografía de Rafa Nadal en la mano, regalo de su novia porque sabía que si hay alguien en el mundo al que admira por sus valores es él, se acercó al tenista en el aeropuerto de Abu Dabi. “¿Me lo firmas, por favor?”, le pidió con rubor. “Sí, Alberto”, le respondió Nadal, ante la sorpresa de Alberto Zapater (Ejea de los Caballeros, Zaragoza; 1985), eje del Lokomotiv de Moscú y rival hoy del Athletic en la vuelta de la Liga Europa (2-1 en la ida).

Pregunta. Ha vivido en Zaragoza, Génova, Lisboa y Moscú, pero allá donde va siempre defiende sus raíces, ¿verdad?

Respuesta. Soy de donde soy. Por suerte, recorro mundo y hago amigos, disfruto de otras culturas y he aprendido a ser tolerante. Mi gente está en Ejea, pero mi mente es otra. Las personas de allí son felices con lo que tienen y lo que hacen, pero eso no quiere decir que sea lo normal. A mí antes Zaragoza me parecía enorme y ahora, pequeña.

P. Se marchó del Zaragoza obligado y entre lágrimas. ¿Volvería ahora que está tan mal?

"Ahora me entra la risa cuando pienso que quería estar cinco años en la Serie A"

R. No me gusta hablar desde fuera porque yo me sigo sintiendo parte del club. Sé que han pasado años desde mi salida [2009], pero tengo parte de culpa por cómo está, como todos. Y si fuera la solución, mañana estaba ahí. Pero no soy la solución; no soy Messi, sino un jugador de equipo. De volver, además, lo haría cobrando lo mínimo y jamás para retirarme, con una silla de ruedas.

P. Siempre dijo que al fútbol se jugaba con sentimiento.

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R. Lo mantengo. Se juega mejor. Pero pasan los años y cada vez le das menos trascendencia. Al final, todo se reduce a los resultados. Pero yo también le doy importancia a encajar en los sitios. No soy un virtuoso, por eso nunca prometo nada que no sea profesionalidad. Y hay cosas que te recompensan. Es una locura, por ejemplo, ver una bandera española en el estadio del Génova. Te llena de orgullo. Y en Portugal te intentan hablar en castellano. Eso los españoles no lo hacemos.

P. Encajó en ambos sitios, pero se marchó de forma abrupta.

"Soy muy efusivo para ciertos rusos. En cierto modo, tengo que ser más educado"

R. Es que el fútbol es una jungla. Es algo que te acaba por comer. Algo pasa en este deporte.

P. Explíquese.

R. Yo no conocía la Serie A y su cambio continuo de jugadores. Ahora me entra la risa cuando pienso que quería estar allí cinco años. En Navidades parecía que querían ficharme 12 equipos. El Valencia me quiso y el Génova no me vendió. En verano, de repente, me dijeron que su prioridad era Veloso y que el Sporting aceptaba si yo me iba allí. Una vez en Portugal, dimitieron el presidente y el director deportivo y echaron al técnico. Ya estábamos adaptados, hasta mi novia trabajaba en un hospital de voluntaria. Pero, de nuevo, en verano, me dijeron que no volviera.

P. ¿Qué hizo entonces?

R. Entrenarme en Ejea un mes, mañana y tarde. Hasta que me llamó Couceiro, el técnico del Lokomotiv, que me tuvo cuatro meses en el Sporting de Portugal. Me convenció porque le conocía.

P. ¿Ya se ha adaptado?

R. Más o menos. En casa me siento como en España, con la televisión e internet. En La Base [ciudad deportiva] no te sientes solo porque desayunas y comes con todos. Eso sí, no hay vestuario. Cada uno se cambia en su cuarto.

P. ¿Hay algo que le chocara?

R. Sí, sí. Yo soy muy efusivo a la hora de jugar y hablar, y ellos son más tranquilos… En cierto modo, tengo que aprender a ser educado. Cada día hay que dar la mano a todos los jugadores, pero jamás debajo de una puerta porque dicen que da mala suerte. Y tampoco se puede silbar si escuchas música con los cascos porque también da mala suerte, que vas a perder tu dinero.

P. ¿Ese saludo debajo de la puerta pondría en juego la eliminatoria con el Athletic?

R. No sé si tanto... Dimos un paso al frente en Moscú, pero sabemos que tenemos que ir a ganar allí porque un gol nos deja fuera. Son muy buenos. Muniain asume la responsabilidad de uno de 30 años, De Marcos es el jugador que más me ha sorprendido este año, con Llorente y Ander no soy objetivo porque son amigos, Javi Martínez, Iraola, Susaeta… Hacen un fútbol atrevido, agresivo, con la presión en la pérdida y muchos marcajes al hombre. Pase lo que pase, voy a disfrutarlo porque quizá sea la última vez que juegue en San Mamés.

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