LIGA DE CAMPEONES | Ida de los octavos de final

El examen obligatorio

A este Madrid, equiparado con los más grandes de su historia, le falta una ‘Champions’ para confirmarse

Jose Mourinho (i) y Fábio Coentrao (d) comparecen en rueda de prensa en el estadio en el estadio olímpico Luzhnikí de MoscúSERGEI CHIRIKOV (EFE)

No hace mucho preguntaron a José Mourinho si este Madrid es el mejor equipo que ha dirigido en su vida. Ante la cuestión, el técnico gesticuló como quien traga un cacahuete rancio. No ofreció una respuesta rotunda porque era imposible, pero vino a explicar que, si bien el Madrid reúne la plantilla más fabulosa que jamás tuvo entre sus manos, todavía no ha podido calibrar con precisión su respuesta competitiva. “No quiero pronunciarme porque con los futbolistas del Oporto, el Chelsea y el Inter gané Ligas y Champions”, recordó.

El Madrid que hoy se enfrenta al CSKA en Moscú lleva una med...

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No hace mucho preguntaron a José Mourinho si este Madrid es el mejor equipo que ha dirigido en su vida. Ante la cuestión, el técnico gesticuló como quien traga un cacahuete rancio. No ofreció una respuesta rotunda porque era imposible, pero vino a explicar que, si bien el Madrid reúne la plantilla más fabulosa que jamás tuvo entre sus manos, todavía no ha podido calibrar con precisión su respuesta competitiva. “No quiero pronunciarme porque con los futbolistas del Oporto, el Chelsea y el Inter gané Ligas y Champions”, recordó.

El Madrid que hoy se enfrenta al CSKA en Moscú lleva una media de 3,4 goles por partido en la Liga. En su apogeo, el Madrid más legendario, el que lideró Di Stéfano, firmó un promedio de tres por encuentro en el curso 1959-1960. El Madrid que obtuvo el récord de 107 en la temporada 1989-1990, encabezado por Hugo Sánchez y Butragueño, metía una media de 2,8 por duelo.

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Pero la eficacia goleadora y la solidez defensiva de este Madrid superan ampliamente todas las variables preexistentes. Los rasgos estadísticos del equipo que dirige Mourinho son colosales. Por números, se asimila a los mejores que ha presentado el club a lo largo de su historia. Por datos aislados de producción, sus jugadores se podrían comparar con Di Stéfano, Puskas, Hierro, Zidane, Ronaldo y el mejor Raúl.

Sucede, sin embargo, que lo esencial de este juego es imposible de cuantificar. Para despejar la gran incógnita, a este fastuoso grupo de jugadores le falta conquistar títulos relevantes para entrar en la historia y el recuerdo. Mourinho lo sabe bien. A este Madrid le falta principalmente someterse con éxito al examen obligatorio de una Liga de Campeones como la que hoy comienza a disputar en el gélido estadio de Luzhniki.

El madridismo clama por La Décima. Más que por urgencia histórica, por motivos presupuestarios

El madridismo clama por La Décima. Más que por razones de urgencia histórica, la hinchada exige la copa por motivos presupuestarios. El club ha pagado 400 millones de euros en fichajes en las últimas tres temporadas y la inversión, inaudita en la historia del fútbol, coincide con una reunión de estrellas difícil de repetir. Sanchis, el capitán que sí conquistó La Séptima bajo la presión de los reclamos históricos, observa la situación como la mayoría: “El Madrid necesita justificar su existencia con un gran título y esto es una losa importante para cualquier presidente, se llame Florentino [Pérez] o se llame como se llame. Según lo que inviertes, es el retorno. Ha habido una gran inversión, la plantilla es excepcional y hay una necesidad de justificar el esfuerzo con un título de los grandes”.

Superada la liguilla con seis victorias en seis partidos, el último tramo del camino, el más difícil, comienza esta tarde en Moscú. Pocas veces el Madrid ha alcanzado más pletórico los últimos meses de una temporada y Mourinho dice vivirlos con entusiasmo. “Me gusta la Champions en esta fase como me gustan todas las competiciones de riesgo”, destacó ayer; “aquellas que te exigen eliminar o ser eliminado”. El CSKA, equipo en vías de consolidación, plagado de bajas y de recién llegados, no anuncia ser la barrera infranqueable que impida el paso a este Madrid de trayectoria intimidante.

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