Reportaje:

La caída sin fin del Mónaco

El equipo del Principado, finalista de la 'Champions' en 2004 y descendido en verano a la Segunda División francesa, es colista tras 10 jornadas de Liga

El 26 de mayo de 2004, el Mónaco vivió una noche histórica. El equipo rojiblanco, que había ganado su última Liga cuatro años antes, disputaba la final de la Champions frente al Oporto que dirigía José Mourinho. La victoria del equipo portugués (3-0) fue incontestable, pero en el Principado soñaban con que aquel partido fuera el inicio de sus éxitos continentales. Todo se quedó en un sueño. El pasado 29 de mayo, justo siete años y tres días después de rozar la gloria europea, el Mónaco, tercero en la clasificación histórica de la Liga francesa, con un palmarés en el que figuran siete Li...

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El 26 de mayo de 2004, el Mónaco vivió una noche histórica. El equipo rojiblanco, que había ganado su última Liga cuatro años antes, disputaba la final de la Champions frente al Oporto que dirigía José Mourinho. La victoria del equipo portugués (3-0) fue incontestable, pero en el Principado soñaban con que aquel partido fuera el inicio de sus éxitos continentales. Todo se quedó en un sueño. El pasado 29 de mayo, justo siete años y tres días después de rozar la gloria europea, el Mónaco, tercero en la clasificación histórica de la Liga francesa, con un palmarés en el que figuran siete Ligas y cinco Copas, certificó su descenso a Segunda tras perder (0-2) frente al Lyon. El estadio Luis II contemplaba la caída de su equipo al segundo escalón del fútbol nacional 35 años después. Entonces, regresar a la elite le llevó solo un año. Esta vez, sin embargo, la travesía ha empezado movida: el Mónaco es colista de Segunda con seis puntos, solo ha ganado un partido de los 10 que ha disputado y ya ha sufrido un cambio de entrenador. Marco Simone, que jugó en el equipo en su última etapa dorada, y Jean Petit, una leyenda en el club, han tomado las riendas del equipo tras sustituir a Laurent Banide a mediados de septiembre. Por ahora, no ha cambiado nada.

"Estuve hace poco por allí y hablé con la gente. A todo el mundo le sorprendió que bajaran de categoría y sorprende mucho dónde están ahora. A ellos mismos les cuesta creérselo, pero piensan que la cosa mejorará, que no van a seguir así", explica al otro lado del teléfono Gerard, futbolista del Mónaco entre 2005 y 2007, la época en la que el equipo comenzó a desinflarse tras 25 años dorados en los que ganó cinco Ligas, tres Copas, tres Supercopas de Francia y una Copa de la Liga. A los pocos meses de que Gerard llegara al conjunto monegasco procedente del Barcelona, Didier Deschamps, el entrenador que había guiado al club a la final de la Champions, dimitió tras un mal inicio de temporada. Se fue quejándose de falta de medios y asegurando que el Mónaco estaba dejando de ser "un gran club".

Gerard reconoce que el técnico francés tenía su parte de razón: "El inicio de la caída del Mónaco coincidió con la salida de jugadores muy importantes. En diciembre de 2005 traspasaron a Adebayor al Arsenal y ahí comenzó la desbandada. Evra, Chevantón, Squillaci, Maicon... Tenían nombre a nivel internacional y se fueron. Quizá no se hizo todo lo posible por retenerlos y el dinero de sus traspasos no se reinvirtió. Se optó por apostar por la cantera y el equipo acabó debilitándose". Ese año, de hecho, terminó décimo en la Liga y ya no regresó nunca a los puestos nobles. "En lugar de hacer un equipo potente, parecía que en cuanto venía una oferta se aprovechaba para vender", completa el centrocampista, que disputó dos temporadas en el club monegasco.

Los problemas económicos estaban, teóricamente, detrás de la venta de muchos de esos jugadores, ya que en 2003, antes de llegar a la final de la Champions, el Mónaco se salvó a última hora del descenso forzoso por una deuda de 50 millones de euros. Gerard, sin embargo, no recuerda que en el club existiera preocupación en ese aspecto. "El presidente en esa época, Michel Pastor, era una de las grandes fortunas de Europa y, además, la familia real siempre aportaba dinero o patrocinadores con su poder de convicción". Pastor había sucedido en el cargo a Jean-Louis Campora, al frente del club durante 25 años. Una muestra de la inestabilidad de la institución es que desde la salida de Campora, en 2003, ha habido cuatro presidentes y seis entrenadores distintos.

"Los más preocupante es que parece que no hay un proyecto claro. Da la sensación de que no tienen una idea a largo plazo, de que las cosas se van haciendo según vienen", prosigue Gerard. La apuesta esta campaña, tras tener que reducir drásticamente el presupuesto, ha sido la cantera. "La juventud será nuestra base", avisó el presidente, Etienne Franzi, al inicio de la temporada. "Conozco a algunos de los chicos que están en el equipo y creo que no están suficientemente rodados para jugar en la elite", señala Gerard.

El Mónaco vendió en verano, además, a algunos de sus mejores futbolistas de la temporada pasada: Nkoulou se fue al Marsella, Stéphane Ruffier al Saint Étienne y Chu Young Park, máximo goleador del equipo con 12 tantos, al Arsenal. A cambio, se fichó a Giuly, que estuvo en el club desde 1998 a 2004, cuando se marchó al Barcelona. Tiene 35 años. "Hace poco hablé con él y me decía que parece que le han fichado para asumir responsabilidades dentro del vestuario, para mentalizar a los jóvenes de lo que significa el Mónaco", afirma Gerard, quien recuerda que al equipo monegasco le puede pasar lo que al Tenerife la temporada pasada: "Bajó de Primera, empezó mal la temporada, todo el mundo decía que acabaría saliendo y acabó en el pozo". Los rojiblancos aún están a tiempo de arreglarlo.

Lukman Haruna salta con un rival de PSG en una partido de la campaña pasada.FRANCOIS XAVIER MARIT (AFP)