La hora del ayudante

Tras dos décadas como asistente, el técnico Thibodeau y sus métodos de trabajo meten a Chicago Bulls en la pelea por el anillo

LeBron James decidió irse a Miami el verano pasado y a los Bulls de Chicago, uno de los equipos favoritos para hacerse con él, se le quedó cara de franquicia abandonada en el altar. La llegada de Carlos Boozer como principal novedad y la presencia en el banquillo del debutante Tom Thibodeau (Connecticut, EEUU; 1958) palidecían ante la posibilidad de haber unido en el mismo equipo al fenómeno de Ohio y a Derrick Rose. Sin embargo, Thibodeau, el eterno asistente -ha pasado más de dos décadas en la trastienda de los banquillos- ha logrado meter a los Bulls por primera vez en una final de conferen...

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LeBron James decidió irse a Miami el verano pasado y a los Bulls de Chicago, uno de los equipos favoritos para hacerse con él, se le quedó cara de franquicia abandonada en el altar. La llegada de Carlos Boozer como principal novedad y la presencia en el banquillo del debutante Tom Thibodeau (Connecticut, EEUU; 1958) palidecían ante la posibilidad de haber unido en el mismo equipo al fenómeno de Ohio y a Derrick Rose. Sin embargo, Thibodeau, el eterno asistente -ha pasado más de dos décadas en la trastienda de los banquillos- ha logrado meter a los Bulls por primera vez en una final de conferencia desde 1998, en la que de momento vencen (1-0) a los Miami del propio James.

Los números del equipo hablan del trabajo del novato. Tras las 41 victorias y 41 derrotas de la pasada temporada, el equipo se ha disparado hasta un balance de 62 partidos ganados y 20 perdidos; una cifra con la que Thibodeau ha igualado el récord histórico de triunfos para un debutante y que le ha valido para ser designado mejor entrenador del año. Comparte la marca con los Suns de Paul Westphal en la temporada 1992/93, a los que solo pudieron pararles en la final los Bulls de Jordan, que ganó entonces su tercer anillo consecutivo. No es la única relación de los logros de Thibodeau con el emblemático 23. El 62-20 cosechado esta campaña es el mismo récord que alcanzaron los Bulls en 1998, en el que vieron a su añorado escolta ganar la NBA por sexta y última vez.

Mientras los seguidores asumían el plantón de LeBron, Thibodeau hacía del Berto Center -el lugar de entrenamiento del equipo- su primer hogar. Una dedicación tan exhaustiva que le ha granjeado tanto el respeto como las bromas de sus jugadores. "Llegué y pensé que no había nadie, así que me puse a tirar. Entonces él bajó de la oficina y me hizo uno de los entrenamientos más duros por los que he pasado", aseguró el alero Luol Deng sobre su primer encuentro con el entrenador.

"Trabajó con cada jugador individualmente todos los días del verano. Es algo que significó mucho para mí porque no es algo que hagan todos los entrenadores", explicó durante la temporada el ala-pívot Joakim Noah sobre Thibodeau. En 2008, el entonces asistente, ganó la NBA con los rocosos Celtics de Boston, un logro que afianzó su fama como especialista defensivo, una virtud que ha sabido inculcar en su actual plantilla. Los Bulls son el equipo que peores porcentaje de tiro ha forzado en sus oponentes durante la temporada regular, el segundo conjunto que menos puntos ha encajado y el segundo -tras su rival en la final del Este, los Heat de Miami- que más diferencia de puntos han tenido con su adversario por partido. En el primer choque de la serie ante los de LeBron James, el alero de Miami apenas anotó cinco tiros de campo en 15 intentos, mientras que su equipo se quedó en solo 34 puntos en los dos últimos cuartos.

Su ética de trabajo, que algunos han tildado de adicción, le acompañó incluso a su nombramiento como entrenador del año. Los periodistas le preguntaron cómo le gustaría celebrar el premio, a lo que Thibodeau respondió: "Espero que tengamos un gran entrenamiento mañana. Esa sería una gran celebración para mí".

El entonces entrenador asistente de los Boston Celtics, Tom Thibodeau, durante el 6º partido de la final de la Conferencia Este.AP