Pies con alas

Nadal vence a Gasquet exhibiendo su movilidad para rodear la pelota

Rafael Nadal traduce el argot de su deporte mientras vence 6-2 y 6-4 en 1h33m al francés Richard Gasquet, lo que le deja en cuartos del torneo de Montecarlo, donde jugará mañana contra el croata Ljubicic. No brilla el sol. El cielo está gris plomizo. Abundan las sudaderas en la grada. La arena luce empapada, pesada, como si se compitiera sobre una playa. Cuesta, que dicen los tenistas, "mover la pelota". Durante el partido, el número uno del mundo, que perdió una vez su saque, explica cómo se hace eso.

Los pies de Nadal tienen alas. Eso no quiere decir que corra más que los demás, ni qu...

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Rafael Nadal traduce el argot de su deporte mientras vence 6-2 y 6-4 en 1h33m al francés Richard Gasquet, lo que le deja en cuartos del torneo de Montecarlo, donde jugará mañana contra el croata Ljubicic. No brilla el sol. El cielo está gris plomizo. Abundan las sudaderas en la grada. La arena luce empapada, pesada, como si se compitiera sobre una playa. Cuesta, que dicen los tenistas, "mover la pelota". Durante el partido, el número uno del mundo, que perdió una vez su saque, explica cómo se hace eso.

Los pies de Nadal tienen alas. Eso no quiere decir que corra más que los demás, ni que sea un esprinter disfrazado de tenista, ni que vuele de esquina a esquina. Lo que tiene el número uno es un movimiento de pies, ballet de pasitos supersónicos, que le permite rodear la pelota a toda prisa para cubrirse el revés y utilizar todas las veces posibles su poderosa derecha. Ese movimiento constante ofrece al español la posibilidad de golpear casi siempre por detrás de la pelota, lo que le permite imprimirle fuerza, en lugar de a su lado, casi sobrepasado e incapacitado para impactarla con potencia. La suma de esas dos circunstancias puede con casi todos los rivales, que acaban desarbolados por la yincana interminable de entrar y salir de la pista en busca de los pelotazos del mallorquín.

Gasquet no fue una excepción. Fustigó al español con el revés, tuvo puntos de mérito, buscó su suerte en la red, y mereció tener mayor dictado en el partido. Pese a ganar solo dos juegos en la primera manga, esta se estiró hasta los 44 minutos, señal de que los peloteos eran más que discutidos. El número 18 logró, incluso, una rotura en la segunda manga, lo que le permitió igualar ese parcial 4-4. Fue su última palabra en el torneo. El francés hubiera necesitado una mañana épica, de leyenda, para lograr la victoria: en toda su carrera, Nadal, el tenista de los pies veloces, solo ha perdido 16 partidos sobre arcilla.

David Ferrer, por su parte, acabó 6-1 y 6-3 con el canadiense Milos Raonic, la gran revelación de la temporada, y se citó en cuartos de final con Viktor Troiki, quien se benefició de la retirada de Tommy Robredo, que mandaba 6-3 y 1-2 en el marcador.

David Ferrer, en un momento del partido.CHRISTOPHE KARABA (EFE)
Nadal, en un momento del partido ante Gasquet.VALERY HACHE (AFP)

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