La épica abraza al Athletic

Bajo la tormenta, los de Caparrós rescatan un punto ante el Getafe en un choque impetuoso

En un duelo impetuoso en el que los dos equipos lucharon con denuedo frente al rival y los elementos, el Athletic rescató un punto en la última bocanada abrazándose a la fortuna y al balón parado.

El Getafe afrontaba el choque a seis puntos de los puestos europeos y con siete de colchón sobre la zona de descenso. Una insulsa equidistancia que habla de los méritos y las carencias de un equipo que, por momentos, ha convertido la ambición en dispersión. "No vivimos bien en la tranquilidad", apuntó Míchel en la previa buscando la reacción de sus jugadores, espoleándolos ante el peligro y av...

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En un duelo impetuoso en el que los dos equipos lucharon con denuedo frente al rival y los elementos, el Athletic rescató un punto en la última bocanada abrazándose a la fortuna y al balón parado.

El Getafe afrontaba el choque a seis puntos de los puestos europeos y con siete de colchón sobre la zona de descenso. Una insulsa equidistancia que habla de los méritos y las carencias de un equipo que, por momentos, ha convertido la ambición en dispersión. "No vivimos bien en la tranquilidad", apuntó Míchel en la previa buscando la reacción de sus jugadores, espoleándolos ante el peligro y avivando sus aspiraciones.

Los de Joaquín Caparrós han encontrado la regularidad que añoran en Getafe cimentándola en una idea abarcable y nada pretenciosa. Repitieron el plan en su visita al Coliséum: brío, abnegación y Llorente.

En Getafe, donde no ha conseguido ganar nunca el conjunto vasco ?tres victorias y cuatro empates con el de anoche?, todas las flechas de la pizarra de Caparrós apuntaron al espigado delantero internacional. Sus compañeros le buscan por obligación, por convicción y por devoción. Por arriba y por abajo. Como hombre boya, para generar rechaces y segundas jugadas o para rematarlas de primeras. No tiene el Athletic mucho más argumentario, pero la enjundia y el fuste del punta dan vuelo y consistencia a la idea.

Además, la meteorología planteó un escenario propicio para el Athletic. La lluvia y el viento propusieron un choque de camisetas pegadas, botas pesadas y tapete escurridizo con más cabida para el trazo grueso que para la academia. Bajo la tormenta creció el voluntarismo y desapareció la precisión. El miedo llegaba a ambas áreas más por desatino ajeno que por mérito propio.

Creció la épica de forma proporcional a la tempestad. Susaeta tuvo un mano a mano ante Codina y Muniain le puso un caramelo a Llorente en la boca del gol, pero ambos remates pecaron de blandos. Acto seguido, Albín encontró la clase y el nervio que tenía aparcados. Se coló enérgico por la banda izquierda y sirvió un balón enjabonado que fue resbalando entre varias botas hasta que Manu lo remachó.

Con el gol en contra, el Athletic enfatizó su apuesta. El balón comenzó a sobrevolar peligrosamente el área local. Las baterías antiaéreas del Getafe no dieron abasto. Cada pelota colgada era un elogio al desconcierto junto al marco de Codina. Y en la enésima intentona Manu remató contra su portero firmando el empate en propia puerta.

Pero el capitán azulón decidió que el partido no podía acabar con semejante borrón. Y sacó el compás para poner la pelota en la escuadra de Iraizoz. El 2-1 parecía un justo premio para los locales, pero la lluvia nunca abandona al Athletic. Urko Vera remató el último balón llovido desde el cielo para sellar el empate.

Muniain es derribado por Boateng.EFE
Bajo la tormenta, los de Caparrós rescatan un punto ante el Getafe en un choque impetuoso. <strong><a href="http://www.elpais.com/buscar/liga-bbva/videos">Vídeos de la Liga BBVA</a></strong>