Maratoniano y 'matador'

Los jugadores humildes suelen gozar del fervor popular tanto como sufren la exigencia de los entornos ilustrados. Hay miles de ejemplos de futbolistas sin pedigrí, fuentes de sudor, laborantes incansables que se han llevado el aplauso de la grada y a los que les ha costado Dios y ayuda convertir los aplausos en halagos. Toquero es el caso mil y pico. Surgido del futbol base vizcaíno, arengado por la grada más fervorosa, ayudado por su aspecto de ecce homo al término de los partidos, Toquero ha ido sacando poco a poco su cocción de futbolista más sabroso que abundante, erigiéndose en el mejor c...

Los jugadores humildes suelen gozar del fervor popular tanto como sufren la exigencia de los entornos ilustrados. Hay miles de ejemplos de futbolistas sin pedigrí, fuentes de sudor, laborantes incansables que se han llevado el aplauso de la grada y a los que les ha costado Dios y ayuda convertir los aplausos en halagos. Toquero es el caso mil y pico. Surgido del futbol base vizcaíno, arengado por la grada más fervorosa, ayudado por su aspecto de ecce homo al término de los partidos, Toquero ha ido sacando poco a poco su cocción de futbolista más sabroso que abundante, erigiéndose en el mejor centrador en carrera del equipo y salpicando con la sal de los goles (seis) su indesmayable esfuerzo.

Ayer se comió al Valladolid en una acción de cabeza, tras un córner, y una actitud de listo, tras una peinada de Llorente. Pecó de ingenuo el Valladolid, un equipo con la encomiable actitud de jugar sobre todo al fútbol, pero demasiado endeble para resistir acometidas descomunales. Y Llorente y Toquero dibujan siempre una acometida descomunal. Se enceló la defensa pucelana con Llorente y le dejaron la puerta abierta al asesino silencioso, que la cerró con dos golazos y le llenó de dudas al Valladolid, donde casi todos quieren jugar y pocos correr, frente a un rival en el que todos quieren correr y algunos jugar. O, como ayer, alguno, Toquero, añade a su condición de maratoniano la de killer elegante.