FERNANDO MORENA | Segundo máximo goleador del torneo | COPA LIBERTADORES

"El fútbol uruguayo siempre está en crisis"

Entres las notables ausencias de la Copa Libertadores, la de Peñarol le duele a Fernando Morena (Montevideo, 2 de febrero de 1952), el segundo máximo goleador del torneo (37 goles, 668 en el total de su carrera).

Pregunta. ¿Qué posibilidades les da a los tres uruguayos?

Respuesta. El que más opciones tiene es el Nacional, donde destaca el centrocampista Lodeiro (21 años), aunque tiene visitas difíciles a Morelia (México), que es como viajar a Europa; Cuenca (Ecuador), con el cambio de altitud; y Banfield, que ha perdido a su goleador Silva. El Cerro y el Racing son ...

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Entres las notables ausencias de la Copa Libertadores, la de Peñarol le duele a Fernando Morena (Montevideo, 2 de febrero de 1952), el segundo máximo goleador del torneo (37 goles, 668 en el total de su carrera).

Pregunta. ¿Qué posibilidades les da a los tres uruguayos?

Respuesta. El que más opciones tiene es el Nacional, donde destaca el centrocampista Lodeiro (21 años), aunque tiene visitas difíciles a Morelia (México), que es como viajar a Europa; Cuenca (Ecuador), con el cambio de altitud; y Banfield, que ha perdido a su goleador Silva. El Cerro y el Racing son equipos jóvenes con poca experiencia internacional.

P. ¿Su gol preferido?

R. El que nos dio la Libertadores de 1982, frente al Cabreola. En el primer partido empatamos en Montevideo y, en el segundo, en Santiago de Chile, en un contragolpe sobre la hora, llegó el centro del extremo Venancio Ramos, controlé con dificultad y rematé incómodo, en una pirueta. La pelota pasó por encima del arquero, que se tiró a los pies. Después ganamos la Intercontinental al Aston Villa.

"Kempes era un antidivo. Si había un tiro libre o un penalti me decía: 'Tiralo vos"
"El Peñarol está de capa caída, pero resurgirá porque tiene un gran apoyo popular"
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P. ¿La cima de su carrera?

R. Por los logros, sí. El Peñarol hizo un gran esfuerzo económico para que volviera en febrero del 81. Un millón y poquito de dólares, cantidad muy importante en la época. El Valencia vendió a Mario Kempes al River y, en abril, me traspasó a mí a Uruguay. Tengo un recuerdo maravilloso del Valencia. Pasieguito [secretario técnico entonces del club de Mestalla], tras vender a Kempes, me dijo que a mí no me iba a dejar ir. Pero el Valencia había entrado en una grave crisis y nos vendió a todos: Solsona, Mario, a mí... Como River no terminó de pagar, Mario volvió al Valencia en 1983 y yo me enfrenté a él en un trofeo Naranja con el Peñarol. Después Mario se fue al Hércules.

P. ¿Cómo fue la Supercopa de Europa que le ganó el Valencia al Nottingham de Brian Clough?

R. En la ida, ganábamos 0-1 con gol de Solsona, pero nos hicieron dos goles a la inglesa. En la vuelta, en un partido muy duro, marqué tras una gran jugada del capitán, Enrique Saura: se la tiró por arriba al arquero, pegó en el larguero y yo me adelanté al defensa. Pasiguieto, que era un muy inteligente, fue a buscarme a Madrid cuando yo jugaba en el Rayo. Peleamos el título de Liga hasta los últimos cuatro partidos, pero acabó ganando la Real Sociedad.

P. ¿Cómo pudo recomprarle el Peñarol?

R. Fue un momento de bonanza económica en todo el país. Una burbuja que culminó con la final del 82 y que después explotó.

P. ¿Conoció a Alberto Spencer [máximo goleador de la Libertadores con 54]?

R. Claro que sí. Murió hace un par de años. En 2004, la Libertadores nos homenajeó a él, a Daniel Onega, de River (el que más goles hizo en una Copa) y a mí, por ser el máximo goleador en tres ediciones. Alberto fue cónsul de Ecuador en Uruguay. Lo vi jugar y jugué contra él, en sus últimas temporadas en el Peñarol, en aquellas finales contra el Real Madrid, como la del 66, con un 2-0 a favor del Peñarol. Fue un eximio cabeceador y tenía una gran velocidad para definir. El del 66 fue el mejor Peñarol de la historia.

P. ¿Qué jugador fue usted?

R. Yo jugué de 9, pero me gustaba jugar más suelto. Miljanic me quiso llevar al Madrid en el 75, pero ... me fui quedando como definidor: zurdo, fuerte en el juego aéreo, bueno técnicamente... Cada equipo era distinto. El Rayo no tenía nada que ver con el Valencia, donde jugábamos con un solo volante defensivo, Carlos Castellanos, y el resto eran atacantes: Saura, Solsona, Mario, yo y Pablo o Felman. Un placer.

P. Jugar con Kempes...

R. Un tipo absolutamente antidivo. Si había un tiro libre o un penalti me decía: 'Tiralo vos'. Y me enamoré de Valencia. Tenía avanzada la gestión de un restaurante, de una casa, tres años de contrato...

P. ¿Cómo era ese River Plate de Montevideo en el que debutó a los 17 años?

R. En aquella época, los equipos uruguayos estaban muy alejados del Peñarol y del Nacional. Yo pesaba 12 kilos menos de que pesaría años después en el Valencia. Fueron cuatro años maravillosos.

P. ¿Qué significa el Peñarol?

R. Yo no llegué en su mejor momento, pero recuperó su imagen en América. Ahora, sin embargo, está de capa caída en esta primera década del siglo XXI. Sólo ha ganado una Liga y lo está pasando mal. Pero resurgirá porque tiene un gran apoyo popular, mucho más que el Nacional, que ha estado mejor en los últimos años. Hay que tragar saliva.

P. ¿Cómo está la Libertadores?

R. El Santander le ha dado un impulso. Es una competición muy cambiante: de repente juegas en Santiago de Chile a nivel del mar y, poco después, estás en Bolivia o Cuzco a 4.000 metros. O en Ecuador a 35 grados de calor. Brasil está a tres horas de aquí en avión, pero Colombia a ocho. Los uruguayos no han tenido éxito en los últimos 20 años. El fútbol uruguayo siempre está en crisis.

P. ¿Qué le pasó en el Boca Juniors?

R. Llegué para suplir a Gareca. Estuve siete meses, no cobré y fue una crisis bárbara. Terminaron jugando los juveniles. Ni siquiera jugábamos en La Bombonera. Del 84 hasta el 92, el Boca no fue campeón de la Libertadores.

P. En el 83, ganó la Copa América con la selección, pero...

R. Un defensa venezolano, René Torres, me fracturó la tibia y el peroné con una entrada muy fea en la mitad del campo.

P. ¿Y el Mundial del 74?

R. Lo jugué, pero fuimos tal desastre que Bernabéu me fue a ver y cuando le preguntaron dijo que no me había visto.

P. ¿Qué hizo cuando se retiró?

R. Desde el 86 soy entrenador. Dirigí en el Murcia en 1991, pero renuncié. No me ha ido muy bien como entrenador, pero no me quejo. Tengo muchas ganas de entrenar, pero, cuando uno no tiene representante, cuesta mucho.